En principio, creemos que no hay legislación al respecto o se halla muy confusa. Este es el caso: supongamos que un fabricante, nacional o extranjero, domiciliado aquí, opta por traer materias primas o maquinarias que él haya pagado con sus propios dólares, o sea, que estaríamos en presencia de una inversión extranjera en especie que obviamente sería en dólares en la cuantía del precio de esas importaciones que luego el importador cargaría a sus costes de operaciones fabriles o comerciales, sg. los objetivos empresariales del caso.
Estamos preguntando, pues, por la paridad del precio de esas importaciones de cara a cargarlo en libros de costes.
La respuesta a esa pregunta resultaría determinante a los efectos de que el BCV deje de estar financiando-por ahora-todas las nefastas o contraproducentes importaciones lucrativas a empresarios ya cargados de dólares o que dispongan de esa divisa como parte de sus patrimonios.
La experiencia cumplida hasta ahora y desde hace centenarias décadas, con o sin Control de Cambio por parte del BCV, es que más que al desarrollo de la economía del país, la venta de dólares pertenecientes al Patrimonio Nacional, en particular los procedentes de recursos naturales que por definición son de propiedad colectiva, la venta de dólares, decimos, a entes privados con miras a importaciones varias que supuestamente servirían para cubrir demandas nacionales, básicas o no, ha servido, más bien, para el unipersonal enriquecimiento de los compradores de dólares, desde el más pendejo o “raspacupos” hasta el más poderoso empresario importador.
Pero, actualmente y como si fuera poco, ante la imposibilidad de volver a Miraflores en condición de amos y señores de todo el país, como lo habían venido siendo desde tiempos coloniales, han optado por usar esos mismos dólares para golpear la economía, golpear este proceso de cambios que ya data de más de tres (3) lustros), ante lo cual el gobierno necesaria e irrefragablemente se ve obligado a energetizar sus estrategias de mando, sus tácticas en la presente batalla económica.
Por eso es importante saber qué vamos a hacer con la paridad monetaria de las maquinarias y materias primas que importemos, como Estado o lo hagan los empresarios que sigan interesados en el mercado venezolano con fines lucrativos diferentes al tradicional lucro fácil y expedito del robo y sustracción de la Renta Petrolera.
Por ejemplo, dependiendo del tipo de materias primas y maquinarias correspondientes, el BCV reconocería los dólares del precio de compra al precio de los dólares preferenciales, si esa importación viene destinada, digamos, a mercancías de la cesta básica. Y así quedaría reflejado en el precio de venta*.
De esa manera se corta de un sólo tajo la estafa practicada por quienes fijan precios arbitrarios siempre referidos a la paridad ilegal del llamado dólar paralelo que no por ello deja de ser un dólar inimportable por ilegal.