El pasado viernes, una serie de fuertes rumores a través de redes de mensajería instantánea y otros medios, aseguraban que las toallas sanitarias y otros productos, entre ellos la pasta de dientes o crema dental, serían eliminados de la lista de productos regulados y que "la semana que viene" vendrían a precios estrambóticos. Por ejemplo, que las toallitas sanitarias tradicionales, que costaban menos de Bs. 60, pasarían a costar Bs. 1.300, los champús a Bs. 900 y la pasta de dientes a Bs. 490. La lentitud en desmentir estos rumores causó un fuerte caos en numerosos establecimientos, y miles de personas a lo largo del país se apilaban para adquirir productos tan fundamentales e importantes.
Es difícil comprender y aceptar que estamos en una guerra. No hay bombas ni cañones, afortunadamente. Pero esto es una guerra no declarada, impulsada por los sectores económicos y empresariales, con los mismos efectos y consecuencias que existen cuando una nación hace un bloqueo naval a otra con la esperanza de que el caos económico la obligue a doblegarse. Los oligopolios están confiados en que, si ponen todo su empeño, acabarán "de una vez por todas" con esta revolución, ahora que su principal líder ha fallecido y que su sucesor ―aseguran ellos― no podrá soportar sus arremetidas por mucho tiempo.
Uno de los frentes de esta guerra son los productos regulados y de primera necesidad. En este frente, lo que buscan las oligarquías es que una cantidad mayor de productos sean cada vez más difíciles de conseguir, o que no quede otra sino pagarlos muy por encima de la regulación, mermando nuestro poder adquisitivo y nuestra calidad de vida. Y mientras provocan el caos, al mismo tiempo usan sus aparatos mediáticos para culpabilizar al gobierno y su modelo económico, tratando de hacer que nos demos por vencidos y le quitemos nuestro apoyo.
El gobierno hace de todo para responder, pero lamentablemente esta guerra hace uso de las nuevas tecnologías y de nuestra psiquis, y no es suficiente con tener buenas intenciones. Este fin de semana, bastó con que un grupo pequeño de personas iniciaran una serie de rumores a través de Whatsapp, Twitter y BBpin, e incluso difundieran audios en el que actrices aseguraban que "en el nuevo listado de precios, tales productos iban a salir de la regulación".
De esa forma, un producto que estos dos años había sido TAN ABUNDANTE que hasta se usaba como relleno en las vitrinas, de pronto desapareció por completo. Me refiero, por supuesto, a la pasta de dientes.
La derecha busca aumentar cada día la lista de productos regulados que son difíciles de conseguir. Es como si dijeran: "esta semana nos toca desaparecer el desodorante". Se ponen a emitir rumores, y nosotros a veces parecemos idiotas: no puede llegar la vecina a decirnos "se va a desaparecer TalCosa" porque inmediatamente salimos histéricos a comprar 50 cajas de TalCosa, y le avisamos a toda nuestra familia y amigos para que hagan lo mismo.
Total que nosotros mismos desaparecemos el producto. La semana siguiente la derecha repite la misma estrategia: "esta semana desaparecemos el jabón". Emiten rumores, nos dejamos manipular y nosotros mismos desaparecemos el jabón. Luego siguen con el champú, los pañales, el pollo y así sucesivamente.
Bueno. Esta semana le tocó a la pasta dental. Nos la quitaron. Hicieron que nosotros mismos la desaparecieramos. Ahora, cada vez que llegue la pasta dental a un abasto, inmediatamente se formarán colas gigantes de gente desesperada innecesariamente, que en media hora se llevarán todo el producto que antiguamente duraba un mes. Pero que, en menos de 15 minutos, estará en las mesitas de todos los buhoneros costando 10 veces mas.
¿Por qué pasó esto? Yo sí estoy convencido de que esto forma parte de una estrategia de guerra por parte de ciertos empresarios y sus cómplices. Pero también pasa por nuestra propia torpeza en el área comunicacional.
Cada vez que comienza un rumor, quienes trabajan en medios de comunicación recibimos mensajes de la gente preguntándonos si tal rumor es cierto o no. Y aún cuando uno no tiene acceso directo a ministros, uno trata de responder basándose en su propia experiencia. Por ejemplo: en estos dos años el gobierno no ha sacado productos de la lista de regulaciones, así que, basándome en eso, puedo decir con un 99% de seguridad que ese rumor es falso.
El problema es que quien debe decir estas cosas es una fuente confiable: alguno de nuestros 35 ministros, 600 viceministros, seis vicepresidentes o el Presidente mismo. No es lo mismo que el tuitero @Lubrio o el periodista Fulano de Tal diga "eso es un rumor", a que lo diga el Presidente del Sundde, el Ministro del Poder Popular para la Agricultura o el Vicepresidente de Alimentación. Deberían ser ellos quienes, rápidamente, salgan al paso a los rumores.
Y hoy en día no hace falta mover a cientos de periodistas y camarógrafos y pasar varias horas organizando y realizando una rueda de prensa. Ni siquiera hace falta llamar a VTV o enfrentarse a la latosa burocracia del Minci. CON UN TUIT, el ministro o vicepresidente del área puede desmentir un rumor en cuestión de segundos. SÍ SEÑORES, CON UN TUIT. Eso es todo lo que necesita VTV, Telesur, Vive, el Correo del Orinoco, AVN, CiudadCCS, Vea, Cuatro-F, RNV, Aporrea, Alba Ciudad, HoyVenezuela, las emisoras comunitarias y la Tropa, así como muchos otros medios para re-difundir la información.
Usaremos todo nuestro esfuerzo y energía en dar a conocer los desmentidos y acabar con los rumores. Pero necesitamos aunque sea un tuit del ministro del área, diciendo:
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"No hay absolutamente ningún plan de sacar la pasta dental ni ningún otro producto de la lista de bienes regulados"
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"Las toallitas sanitarias SON y SEGUIRÁN SIENDO un producto regulado. Su precio es y sigue siendo XX. No crean falsos rumores!"
Hubiéramos recibido mensajes como esos desde el mismo viernes, y muy seguramente la situación con las pastas dentales y las toallas sanitarias hubiera sido distinta.
Por supuesto: si el ministro emite un comunicado, es mejor aún. Si da una rueda de prensa respondiendo todas las preguntas, ¡muchísimo mejor! Pero es que ni siquiera recibimos un tuit... ¡tuvieron que pasar tres días antes de que una ministra que no era del área económica, negara que las toallas sanitarias fueran a aumentar de precio!
Pero más allá de tumbar rumores, hay que pasar a la ofensiva. No sé nada de estrategia militar, pero sí creo que el gobierno debería iniciar un plan para RECUPERAR los productos regulados y volver a la normalidad: que podamos ir a una abasto o farmacia a cualquier hora del día y conseguir el producto regulado sin nervios, sin hacer gigantescas colas, sin empujones, sin que mi vecina me acuse de estarme coleando, sin arrecharse porque se acabó el producto luego de haber hecho dos horas de cola, sin que nuestros adultos mayores tengan que estar medio día de pie bajo el sol, sin la decepción de que acaba de llegar tal producto pero hoy no es mi número de cédula.
¿Cómo recuperamos los productos? No sé si esta sea la forma más apropiada, pero es lo que se me ocurre: Hagámoslo uno por uno. Dediquemos todas nuestras fuerzas a saturar el mercado con un producto determinado, importándolo o produciéndolo masivamente. Activemos a TODOS los entes del Estado y concentrémoslos durante varios días en "recuperar" determinado producto regulado, y que su situación vuelva a la normalidad. Y luego, seguimos con otro. Y luego con otro. Y otro. Y otro.
Por ejemplo: la semana del 1 de julio vamos a recuperar el papel tualé. Así que importaremos 100 veces más papel de lo normal, hagamos pacto con los empresarios patriotas para que produzcan las 24 horas del día, suministrándoles todo el personal y materia prima que necesiten. Hagamos megaoperativos de distribución.
¡Pongamos tanto papel tualé a la venta, que quien quiera comprarse 500 paquetes y construir un iglú con rollos de papel tualé pueda hacerlo! Que la oferta supere a la demanda en una proporción 100 a 1, tanto así que los bachaqueros no compren papel tualé porque simplemente nadie se los va a comprar.
Una vez recuperado el papel tualé, se sigue la semana siguiente con otro producto. Y luego otro. Y si alguno recae, entonces vamos de nuevo y repetimos el proceso. Y seguimos así hasta recuperar la normalidad en todos los productos regulados.
Por supuesto, todo esto debe ir acompañado de contundentes sanciones, fuertes multas, medidas de cierre, expropiación y similares a las empresas que dirigen la guerra económica.
A lo mejor estoy totalmente equivocado en la propuesta o en las formas. Y sin duda es algo que no es ecologista ni socialista. Pero sí creo que tenemos que hacer algo para pasar a la ofensiva. De no hacerlo, no superaremos esta guerra económica. ¡Tenemos que hacer algo ya!