¡Qué mala leche! En autobús universitario contrabandean leche

Aquí en Barcelona, cerca de mi casa, hay una plaza a la orilla del río Neverí, con un pequeño avión de caza en el centro y al lado del mismo, se halla una hélice de la cual se dice perteneció a la "Vaca Sagrada", aeronave en la cual se fugó del país Marcos Pérez Jiménez, cuando el 23 de enero de 1958 fue derrocado del cargo presidencial por un significativo y fuerte movimiento cívico militar. No sé porque hicieron eso iniciándose esta V República. Pudo haber sido un mal disimulado reconocimiento al dictador. Lo que recuerdo es que la iniciativa provino de quienes entonces comandaban la base aérea que está instalada en un área cercana a la ciudad.

Por aquello y leyendo la información según la cual en una alcabala del occidente de Venezuela fue hallado un contrabando de nada más y nada menos dos mil kilos, dos toneladas, de leche en polvo, en un país donde ni "por un polvazo", como se decía en mi pueblo o de vaina, se consigue aunque sea un poquito, uno que no es bachaquero, no tiene tiempo ni vocación para andar en eso, se sintió tentado a recordar aquellos hechos y rogar porque el transporte estudiantil, en el cual viajaba la leche, no resulte una "vaca sagrada" que vuele y pase desapercibida.

Por la escasez, contrabando y crueldad que todo eso envuelve, podrían venderle a uno un poquito de vez en cuando, no tiene por qué ser una lata o envase de a kilo. En mi niñez y todavía adolescencia, en la bodega se podía comprar medio o un real de leche que el bodeguero envolvía en papel de estraza, papel áspero y ordinario, que se usaba en las bodegas para esos fines. Eran aquellas, "medio" y "real", monedas equivalentes a un cuarto y medio de bolívar respectivamente, lo que es lo mismo 0.25 y 0.50 céntimos. Advierto, en verdad, por si acaso, que no estoy planteando esta alternativa, sino recordando lo que antes sucedía en Venezuela. La advertencia es pertinente porque uno que no es "lechero", o de buena suerte, por decir eso puede recibir un insulto de altos decibeles. Al lector extranjero advierto que, en Venezuela, también se le dice "lechero" a quien es en exceso ahorrativo o nada fácil para desprenderse del dinero.

Pero volvamos al contrabando significante de leche "comisado" – no sé por qué pero no me gusta esa palabra, me suena burda – como dije antes en una alcabala de occidente, dentro de un autobús de LUZ, la mismísima Universidad del Zulia.

Pero la información se parece en mucho a aquellas que nos dan de los intentos de contrabando frustrados en la frontera con Colombia. Los personajes que transportaban esas dos toneladas de leche, en un autobús que no es de ellos y supone uno tampoco la leche por el alto valor de la mercancía, no tienen nombre y para decirlo a lo Simón Díaz, "ni fecha en el calendario". En este caso, la frase del Tío Simón, está relacionada con un caballo y para más señas viejo; es decir no hay vaca de por medio ni leche que mamarse. Pero en el contrabando sí; antes del intento y después.

La información se limita a decir que hubo dos detenidos implicados directamente en el hecho, pero la autoridad no suministró los nombres. La misma historia relativa a los contrabandistas de la zona fronteriza. La única diferencia es que en este caso se supo quién es el dueño del autobús, quizás no porque lo suministró esa misma autoridad sino porque es inocultable. Si usted ve la foto que acompaña la información sabe de seguidas ese detalle. Quizás, si no fuese por eso, hasta tampoco supiésemos ese dato, como nunca se ha sabido de quiénes son los camiones costosísimos detenidos en la frontera; los cuales, por este último y significativo detalle, uno sabe que no eran de los detenidos.

Las autoridades por descuido - ¿será por eso? – imposibilitan que la ciudadanía haga contraloría social y hasta seguimiento al proceso que esos delitos desencadenan. Esto significa asegurarse que carga y vehículos lleguen a donde debe y no tomen un rumbo diferente, lo que sería como un contrabando terminando en otro.

Pero se sabe quién es el dueño del autobús en ciernes. Es LUZ de Maracaibo. Uno está seguro, eso cree, que las autoridades de la universidad zuliana nada tienen que ver con ese delito; si llegásemos a pensar lo contrario o lo que es peor constatar que sí, tendríamos que ponernos a llorar porque "esto se lo llevó Lucifer" o en verdad estamos de "muy mala leche". Pero no hay dificultades, para saber quién es el dueño de este contrabando, a menos que se hayan robado el transporte o se trate de otra trampa, un autobús pintado de amarillo e identificado como se hace en esos casos, para facilitar las cosas en las alcabalas. Pongamos a los contrabandistas capturados si no a cantar "Caballo viejo", si "La vaca mariposa". Sabiendo quien es el dueño del transporte y teniendo los pelos en las manos, se puede llegar a los capos, es decir, a los dueños de la leche; y quién cedió el vehículo para esos fines. ¡Claro! Queda abierta la posibilidad que fuese dada una autorización para una cosa y los viajantes hicieron esa y otra más. En este caso, la "mala leche" de los capturados se podría derramar sobre quien les cedió el autobús y el o los capos. Eso lo dirá la investigación. Pero esta hay que hacerla y las autoridades de LUZ, los estudiantes, la ciudadanía toda, el gobierno nacional y el local del Zulia, deben estar pendientes que se cierre y no que el autobús, su carga, como la "Vaca Sagrada", la vaca que da leche y los delincuentes agarrados con la ubre en la mano, se salgan volando como el avión del general tachirense. En este caso seríamos nosotros quienes tendríamos que exclamar con calentera ¡qué mala leche!



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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