“Asegurar la sana competencia del sistema bancario, la transparencia de sus operaciones y el trato adecuado a sus usuarios.”[1].
Sedes bancarias cuyo acceso físico pasa por incómodas y numerosas escalinatas, como para filtrar ancianos y minusválidos, en una de cuyas posibles caídas rueden y sufran lesiones inclusive mortales. Esto les abre las posibilidades de quedarse con lo mucho, mediano o poco de sus ahorros en esos centros de acopio patrimonial y dinerario, en caso de ahorrista solitario y sin familia.
Los ahorristas, quienes por lo general son empresarios, se valen de trabajadores que les cubren esas molestas diligencias bancarias, de tal manera que si estos sufren un accidente fatal, el dueño de los ahorros involucrados se halla al margen.
De nadie es un secreto, salvo de SUDEBÁN, según se infiere, que aquellos bancos que disponen de varios cajeros, cual supermercado de verduras y afines, las mantienen cerradas en su mayor parte y durante casi todo el horario diario.
El horario para la prestación de servicios es el más holgado de todos los centros comerciales y fabriles; no nos referimos al horario de sus trabajadores, muchos de los cuales trabajan durante muchas horas extras, sino del horario de servicio al ahorrista.
En valencia es notorio cómo los principales bancos disponen de grandes espacios interiores ociosos en un alto porcentaje; sin embargo, el número de agencias y sucursales lo han reducido al máximo con lo cual los ahorristas, los usuarios, se ven obligados a sufrir las colas que desde hace décadas atrás vienen sufriendo, sin que estas colas tengan nada que ver, salvo ocasionalmente, con las que los incómodos e inadecuados comercios que se hallan en plena guerra económica actual han improvisado por no disponer de locales acordes a las nuevas demandas.
Por este medio hemos sugerido ampliaciones de los locales de algunos comercios pequeños y medianos que por su ubicación o por otras razones han visto multicadas sus clientelas diarias.
Y hay más, pero con esta muestra esperamos sensibilizar la conciencia y autonomía de una SUDEBÁN hecha a la medida de la vieja república, suponemos.
[1] A esa menudencia estatutaria reduce SUDEBÁN su control sobre el trato que deben brindar los bancos a sus usuarios, en un mar de obligaciones que en común tienen el cuido del billete en juego de los propios propietarios del banco y de los principales clientes quienes por lo general no visitan semejantes e incómodas instalaciones, habida cuenta de que disponen de servidores quienes corren todos esos riesgos a los que están condenados los pequeños ahorristas, los cobradores de pensiones, jubilaciones y de salarios canalizados casi obligatoriamente por estas ventajistas instituciones financieras.