El asesinato de Teófilo Alfredo Rodríguez Cazorla, alias "El Conejo" y reconocido "ex-pran" del Centro de Internamiento Judicial de Margarita (mejor conocido como penal de "San Antonio"), hecho ocurrido en la concurrida avenida 4 de Mayo de Porlamar, ha desatado todo un debate nacional e internacional cuando vemos los videos y fotografías (1) que nos muestran las potentes y modernas armas, muchas de ellas sólo de uso militar que los presidiarios hicieron gala como muestra de su "afecto" y "respeto" como parte de sus "exequias" hacia con su líder. Irónicamente, según reseña un conocido medio de información digital del oriente del país, hasta este momento, la Guardia Nacional no ha podido ingresar a tal recinto (2). ¿Cuáles son las razones? ¿Diálogo, omisión, o tiempo para que cuando "ingresen" las fuerzas militares al espacio penitenciario las armas hayan "desaparecido"?
Es triste decirlo, pero lo que ha revelado la muerte de "El Conejo" ha sido la podredumbre de un poder judicial, un amorfo ministerio público, un corrompido sistema penitenciario y una sociedad a la merced de los asesinos, malandros y delincuentes. No hay circunstancia alguna que pueda discernir ante tanta sumisión del Estado por parte de los mal llamados "privados de libertad" o bandas de antisociales dispersas en toda Venezuela. Si éstos se dan el lujo de generar continuos disparos con todo tipo de armas desde las diferentes cárceles como muestra de apoyo por un hecho semejante, pues ¿Cómo estarán de armados los delincuentes que están en sus guaridas ubicadas en ciudades o espacios de difícil acceso geográfico, es decir, en "libertad"
Que el día del entierro de "El Conejo" en Margarita se hayan tenido que cerrar institutos educativos, tiendas, comercios y que simplemente los ciudadanos se resguardaron de manera muy temprana en sus casas (algunos ni siquiera salieron ni enviaron a clases a sus hijos) como parte del miedo y el terror que estuvo en sus mentes y conciencias (3) es la muestra de la muerte del Estado (4). Y ante ello, ¿qué dicen nuestras autoridades? Si tomamos la única declaración no oficial de la ministra de asuntos penitenciarios, ante la pregunta de su foto con el hoy occiso (5) cuando de manera indignada respondió que ella se ha fotografiado con "100 mil presos" (6), pues ¿Cómo nos sentiremos los ciudadanos al ver semejantes imágenes en una cárcel del país? ¿Cómo piensa que se siente una familia venezolana cuando le ha sido asesinado(a) un(a) familiar en manos de delincuentes que incluso andan por las calles, bien sea porque no han sido capturados o porque hasta disfrutan de "libertad condicional?
Y mientras pasan los días, ¿Por qué la fiscal general de la República calla ante lo evidente? ¿Cuál explicación puede dar Vladimir Padrino como máxima autoridad militar del país? ¿Qué piensa la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia? ¿El defensor del "Pueblo" por qué sufre de afasia ante esta situación? Y el ciudadano presidente de la República ¿Qué opinión le merece que una cárcel ubicada en una isla "turística", la cual es vendida al mundo como nuestro principal espacio para vacacionar a nivel internacional haya llegado a tal estado de conmoción social? No voy a referirme al gobernador de Nueva Esparta, porque en tal entidad federal, hace tiempo que en la praxis no existe tal autoridad.
Las ráfagas de "El Conejo" han sido las ráfagas de un Estado que luce incapaz ante la delincuencia. Hoy tenemos un Estado paralelo que maneja a su antojo la vida de los venezolanos, policías, turistas y visitantes en general. Las ráfagas de "El Conejo" son aquellas que se escuchan en cada noche en cada barrio o urbanización del país donde es vertida sangre inocente por culpa de desalmados que han logrado vencer las leyes y el orden que debería imponer un Estado como garante de la vida. Hoy el país tiene que "vivir" o morir bajo las ráfagas de "El Conejo". A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
(1)http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160129_conejo_alias_carcel_venezuela_armas_prision_amv