Los salarios han subido aritméticamente, mientras los precios lo hacen geométricamente. Más elementalmente matemático no podría serlo.
Hay quienes no estarán de acuerdo con ese razonamiento del epígrafe; unos porque suponen que los ajustes serán tragados por la inflación, y no les falta razón, y otros, derechistas, por supuesto, porque los pagos del ajuste monetario salarial-en ese supuesto negado, resultaría con billetes inorgánicos. Ambas posturas pretenden convalidar lo que no es verdad: No hay dinero inorgánico cuando la moneda es fiduciaria; si así fuera, con pocos billetes o con muchos de ellos todos resultarían inorgánicos. Y el mejor ejemplo es de los EE UU desde que en su propio beneficio suprimió el patrón oro que ellos mismo habían impulsado e im puesto, como fue el caso. Los traficantes de oro, por supuesto, empezaron a hacer de las suyas y centralizaron casi todo el oro suntuario de muchísimos países[1].
En la economía de cualquier sociedad burguesa el coste de vida resulta caro, muy caro, barato o muy barato, en función de los ingresos del consumidor medio.
En condiciones “normales” propias de la “paz burguesa” donde los capitalistas ríen de lo lindo aunque siempre se están quejando así se estén llenando, y los trabajadores entre sí coadmiten pacíficamente que unos ganen más que otros, que unos estén empleados y otros no, que unos coman, visten y calcen mejor que otros, y la parecer, todos contentos, salvedad hecha de los tradicionales e impotentes gentes que logran ver más allá de las apariencias y saben que se trata de una calma chicha. Esta gente es la que forma la izquierda auténtica del país.
Venimos sugiriendo que los ajustes salariales no pueden seguir bajo el tieso mecanismo de acuerdos sindicales y sindicaleros con el Estado ni tampoco reservados para días conmemorativos de masacres de obreros, cosas así. Para un brote inflacionario, un incremento inmediato de salarios compensatorios. Conste que tal respuesta estatal beneficiaría a patronos y consumidores; se estimularía la empresa privada sin darles más ni un solo dólar.
Es que sin un alto volumen de dinero en circulación no podría haber inflación ya que aquella requiere financiamiento.
La teoría monetaria, recogida en la Ecuación del cambio monetarista, funciona y es perfectamente al revés de lo que nos han vendido los colegas vulgares tarifados por la gran burguesía: si la moneda se halla devaluada por x razón-dolartoday, por ejemplo-los precios suelen subir, pero resulta que si no hay circulante suficiente también suben porque los comerciantes querrían obtener los pocos que haya con la mayor brevedad posible, y esto sólo es factible con precios elevados de los mismos valores de uso.
De tal manera que confrontamos 2 causas concomitantes que disparan la carestía de la vida: doalartoday que viene literalmente burlándose del Estado con una olimpicidad pasmosa, y los ínfimos salarios que han venido agusanándose sólo con cuentagotas.
Una cosa debe estar clara de una vez por todas: Mientras más billetes haya en la circulación, al revés de lo manejado por la ecuación citada, mientras más dinero haya en circulación, decimos, más estímulos habrá para que la competencia se enrarezca y bajes los precios.
[1] En nuestro país hubo una época durante el patrón oro que hasta las personas de bajos ingresos adornaban sus orejas con zarcillos de oro de 12 quilates (12% de oro puro) y hasta de 18 q.; se regalaba objetos de oro a los ahijados, y estos abundaban; sus dedos manuales portaban una que otra sortija, unas más pesadas que otras, cosas así. Hoy, no sólo por la delincuencia callejera que fomentó y se instaló aquí, gracias al Puntofijismo, sino porque se vieron obligados a venderlas o/y pignorarlas y poderlas en consecuencia-mi caso: sacrifiqué 112 g de 18 quilates para paliar la carestía que sobrevino bajo esa misma Republica IV, en medio de los miserables, hambreadores y politiqueros bajos salarios que siguen imperando en nuestra Educación “gratuita” , pero, bajo esas reglas en cuanto a salarios, a los cuales poco ha faltado para solicitarlos de rodillas, con toda la pérdida de dignidad que eso supone…para los docentes. Una forma de doblegar la educación sigue siendo su desprecio o subvaloración, más allá de las simples loas hacia los insignes educadores que hemos tenido.