En estos tiempos de revolución económica y política procesada según el novísimo estilo del Socialismo del Siglo XXI manifiesta analfabetismo funcional desconocer que las acciones de las personas cuando ejercen algún oficio técnico o profesional y/o el comercio, la producción, la banca o la rezagada usura y hasta la misma terratenencia[1], se hallan perfecta e involuntariamente ajustadas a las "encantadoras" e inviolables leyes de la Economía Política Burguesa,
Desconocer la fuente científica-no especulativa-de aquellos libres ejercicios económicos, y extraeconómicos-por ejemplo, la cacareada y exigida ética profesional-, repetimos, ese desconocimiento o ignorancia es la mejor prueba de que el grueso de nuestras "izquierdas" sigue sumido en la más dañina práctica del analfabetismo funcional, ideológicamente hablando.
Paradójicamente, mucho liderazgo izquierdista pregona, enseña y "aboga" por el pensamiento crítico, por la capacidad de autoevaluaciones de todas nuestras lecturas de variopintos textos esporádicos o periódicos, noticiarios y noticieros, chismes, comentarios populares, etc., etc., pero en paralelo sigue atado al pensamiento burgués que maneja la realidad al margen de la atmósfera capitalista que si mal la respiramos nos asfixia.
Resulta que el principal protagonista del sistema capitalista es el trabajador por su condición de ser doblemente libre. Esas libertades son las que le impiden vender mercancías diferentes a su fuerza de trabajo.
Como sólo posee la mercancía fuerza de trabajo-la suya propia-tiende naturalmente a convertirse en una persona incapaz e impotente para prestarle a nadie ningún servicio gratis, porque a estas alturas sigue ignorando que los patronos sólo le compran esa mercancía suya cuando a ellos les resulta rentable dentro de la fábrica, o sea, cuando el valor del trabajo creado con el uso de la fuerza de trabajo comprada al precio de un salario sea mayor que este.
Estamos, pues, ante un explotado que no le sirve gratis a ninguna comunidad ni a sus vecinos, pero que muy gustosamente-sin chistar-lo hace ante cuanto patrono le compre al precio de por lo menos el valor de sus cesta básica.
Observamos que entender la doble libertad del asalariado escapa del analfabeto funcional, a pesar de que la obra de Marx ha girado alrededor del conociminto de las características de El Capital.
No debemos dudar acerca de que la literatura importada, sus numerosos refritos comerciales y las especulaciones vulgares de la gran mayoría de los teóricos e izquierdistas nacionales sufren e ese mismo analfabetismo funcional ya que, por el contrario, sí dudamos muchos que hayan pasado del Capítulo I del Primer Libro de El Capital de Marx, título que el propio Marx sugirió que fuera leído y volver a él luego de avanzar en otros capítulos sucesivos,
Un poco de antecedentes y justificaciones de esa malsana ignorancia:
Desde los tiempos mismos de los triunfantes bolcheviques y de sus arrolladores triunfos socialistas, no ha cesado el ataque de parte de los apologistas del Capitalismo, al reconocer y darle el verdadero peso educativo de El Capital de Carlos Marx[2].
Recuerdo que durante los años 80 se abrió una gran importación de textos comerciales marxistas con notorios y solapados yerros, imprecisiones, adulteraciones y demás ediciones maquilladas por los verdaderos lectores de esa monumental obra cuyo contenido ha puesto más alerta al capitalista que al proletario.
27/06/2016 10:22:51
[1] Esas prácticas económicas son las que caracterizan las relaciones sociales estructurales, las que generan las clases sociales. Estas tienen en común ser propietarias de los medios de producción, unas como fabricantes, otras como intermediarios mercantiles, y otra clase en particular como dueña de la tierra o del piso donde operan los demás capitalistas.
[2] Estoy convencido de que los escritores al servicio de la burguesía conocen más y mejor esa obra que el más connotado de los comunistas que han sucedido a un, por ejemplo, Lenin, Mao, Fidel Castro, El Che Guevara, Ho Chi Minh. Aquí en Venezuela es difícil pesar el grado de analfabetitud que caracteriza el liderazgo criollo, e igual le ocurre en las poblaciones socialistas o de izquierda de Sur y Centro América.
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