Vestigios de confianza socialista en el capitalismo

Todo socialismo debe comenzar por limpiar el terreno donde se instalará el modelo socialista, llámese este como se llame. Cualquier "ayuda" recibida de empresarios burgueses exige vigilancia exhaustiva y, por supuesto, un empleo transitorio mientras ayude a salir de una dificultad coyuntural en la oferta convencional. De lo contrario, sólo contribuye a ensuciar más el piso burgués de nuestra economía.

Esperamos, por ejemplo, que los nuevos precios justos fijados por los CLAP que actualmente lucen muy elevados y cuyo mantenimiento sería afirmar nuevos niveles altos del costo de la vida que, y eso es bueno, acaben con los actuales y exagerados precios del mercado anárquico y belicoso, esperamos, decimos, que a partir de esos precios justos las empresas de la pequeña burguesía y algunas de la mediana-hoy llamadas por la emergencia de la presente guerra estructural-entren en la competencia que tenderá a bajar mucho más dichos niveles. De otra manera sería imposible evitar la histéresis de los costes.

Un poco de historia: Desde hace más de 100 años empezó el engaño con la solución capitalista a los males o deficiencias de nuestra economía, de nuestra sociedad clasista. Todo comenzó con las primeras concesiones petroleras y mineras que reforzaron unilateralmente el desarrollo de los países extranjeros capitalistas que luego con más poder económico más influencia contralora y dependiente ejercieron sobre nosotros.

Toda la defensa-supuesta-de los nacionalistas de los años 60 del siglo pasado atribuyeron al petróleo la causa de nuestros males que sólo continuaron agudizándose en lugar de irse resolviendo con la llegad del auxilio del empresario capitalista.

Esas empresas que fueron instalándose en nuestro país eran representantes del capitalismo industrial ya desarrollado en EE.UU y parte de Europa, empresas que servirían de refuerzo del modo capitalista y demandantes cautivos de mercancías producidas en el exterior. la mejor manera de sustituir importaciones es frenar la industrialización burguesa porque las empresa capitalistas nacionales propenden a una dependencia creciente aun sin importar nada porque suelen no nacionalizar sus ganancias. Recordemos que la mayoría de las empresa actuales pertenecen a extranjeros quienes nacionalizados y con familias hechas en Venezuela, sieguen drenando sus ganancias hacia sus países de origen.

También y fundamentalmente, hemos servido para vitalizar sus excedentes financieros, al punto de que todavía en la presente Constitución se notan los vestigios de nuestro entreguismo a potencias extranjeras por la vía del Crédito Público, una categoría económica conceptuada por los legisladores de la burguesía como una suerte de mecanismo ordinario para elevar nuestro Presupuesto Nacional Anual mediante esos créditos leoninos que terminaron tragándose hasta más de la mitrad del PIB, y categoría o fuente de ingresos ajenos que insume todavía buena parte del articulado constitucional, en lugar de presupuestar o arroparnos hasta donde nos alcance la cobija. [1]

Así como el capitalismo es amplio y universal, el socialismo debe serlo también. Esto significa que aún en las empresas capitalistas debe llegar el control socialista como condición relevante de las posibles subvenciones que pueda seguir otorgándole el Estado socialista.

Es un hecho que no se comprendió, y sigue sin ser comprendido, que, de partida, ninguna empresa burguesa puede defender y servir a una sociedad como un todo ya que se halla dividida en clases[2]. Creer que sí puede ayudar es negar la división clasista de la cual la burguesía es la clase que nos aplasta como trabajadores y como proveedores de bienes vírgenes de primer orden al capital exterior, particularmente a la burguesía transnacional que usa al resto de los países y a sus capitalistas como reforzadores de la alta burguesía y para el equilibrio entre la oferta de medios de producción y su demanda de parte de los productores de bienes de consumo final, además de conservar los mercados para sus productos terminados y seminternados.

La teoría más vulgar sobre el concepto de capitalismo en la visión marxista dice muy claramente que se trata de empresas individualistas y desunionistas.

Tampoco se entiende bien que para instalar el socialismo hay que limpiar primero el sitio donde vayamos a erigir la empresa socialista. El alivio del parto final consistiría en alimentar mercados oficiales competitivos de manera que el enfrentamiento con la alta burguesía resulte menos traumático, y exigirle a la empresario privado la máxima suma de bienestar laboral, comenzando con las mejoras salariales integrales en previsión de estallidos sociales indeseables para ambas clases sociales.

16/7/2016 5:49:37 a. m.


[1] Los propios intelectuales de nuestra izquierda (falsos izquierdistas) durante la IV República abogaban para que el Estado sacrificada la mejor parte del Presupuesto Anual e Ingresos y Gastos a las inversiones-industrialización capitalista-, y consideraban antisocial y antiprogresista los gastos sociales por considerarlos meramente burocráticos o populistas. La izquierda de marras, pues, "luchó" por un desarrollo burgués de la economía nacional a punta de empresas capitalistas que luego derivaron en empresas rentistas y parasitarias. Ninguna de esas empresas capitalizó hacia adentro y las hubo que hicieron de su autoquiebra un mecanismo expedito para que el Estado les condonara su deudas con este y las que habían particularmente contraído también la absorbiera el Estado con cargo, precisamente, a una permanente merma de presupuesto en el gasto social, en los servicios de salud y educación fundamentalmente, además de los sempiternos-aun rigen-salarios de hambre para los docentes. Con sueldos de este tipo no puede haber progreso ni se pueden formar docentes y estudiante revolucionarios. Ahí están los intelectuales reaccionarios hoy enquistados en las universidades públicas de la IV República.

[2] Venimos abogando porque se abandone la costumbre de hablar de sociedad que no es más que una abstracción, como lo es también hablar del hombre sin su detalle clasista porque hay hombres burgueses y h. propietarios. Las sociedades clasistas deben ser entendidas como mercados al servicio de la clase burguesa.

 

 



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Manuel C. Martínez


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