Después de revisar en aporrea la presencia constante de artículo que cuestionan la conducta política del gobierno de Maduro, que exponen una situación desesperada en la vida económica de la población, los remiendos que va poniendo el gobierno en cada caso de la crisis, la desesperación gubernamental por el diálogo que lo apoya hasta el Papa y Zapatero, la creciente exigencias por el revocatorio, las movilizaciones de la derecha, el llamado desesperado del vicepresidente Isturiz de continuar la lucha contra la guerra económica, los aumentos salariales anunciados por el gobierno (¿cuantos van?) y, no se resuelve el problema de abastecimiento, el desesperado shoping de los venezolanos a Colombia de donde retornan sin mucho, el estancamiento político de la Asamblea Nacional, la inmovilidad del PSUV, etc., se puede concluir sin equívocos que el gobierno de Maduro está al borde del despeñadero.
Y esta situación es más grave, porque la izquierda crítica no ha definido una posición unitaria y socialista, no social demócrata, ni demócrata cristiana porque entonces no se sale de nada, que la lleve a convertirse en la fuerza que podría asumir como alternativa revolucionaria los descalabros del gobierno y del Psuv.
Entonces:
¿Con que se queda el pueblo?
¿Con quién está el pueblo?
Esto es peligroso para el pueblo desposeído y marginado, para los campesinos e indígenas, para los habitantes de las misiones vivienda, empleados gubernamentales oficialistas, etc., pues, sin fuerza política de izquierda que concretice sus aspiraciones y necesidades, está a la vuelta de la esquina el retorno de las dictaduras y de las privatizaciones de todo lo logrado anteriormente y un terrorífico desempleo (miren lo de Turquía).
Ojo, mucho ojo…
