La sobreproducción no abarata los precios.
La circulación de las mercancías no debe confundirse con la circulación del capital. El dinero de la inflación deja de ser capital y se convierte en atesoramiento
De poco nos servirá un excedente de producción si este no logra llegar al consumidor; digamos que producir no es ofrecer, y cuando hablamos de oferta nos referimos a mercancías puestas a la orden del consumidor, a sabiendas de que este puede ser solvente y las mercancías son exhibidas diariamente en los inventarios correspondientes. Esa solvencia debe ser real y no hipotética, o sea, debe haber incrementos de salarios, es decir, subas en el precio de la fuerza de trabajo, y sin mayores vacilaciones porque el hambre no es buena consejera.
El acaparamiento actual ha demostrado que la cuestión económica no se limita a una puja de entre vendedores y compradores. Estamos, así, ante grandes volúmenes de mercancías que no son puestos a la orden del consumidor, sino , todo lo contrario, la poca oferta lanzada a la circulación está constantemente inflada en sus precios, en parte sale al exterior y en parte se deteriora, de manera que todo eso contribuye a una poquísima oferta en medio de una producción aparentemente excedentaria.
De perogrullo, con cada suba de precios se reduce la demanda solvente, la oferta decrece, grandes volúmenes de mercancías dejan de venderse, se deterioran y el empresariado no siente la necesidad de reciclar su producción ni menos de incrementar una oferta que no tiene garantizada una clientela a los nuevos y crecientes precios, sencillamente porque los salarios se hallan frenados, inexplicablemente desfasados del valor de la cesta básica que todas las semanas ha venido abultándose en valor.
Con la descarda e irrefrenable suba de precios que vienen ocurriendo de la manera más arbitraria sin que el gobierno opte por aplicar medidas verdaderamente eficientes y eficace1],-medidas socialistas-tales excedentes de producción simplemente terminarán acumulados en los inventarios de invendibles porque sin salarios cónsonos con esta inflación no habrá quien los adquiera y estaremos en la lamentable situación de una suerte de inundación que ocasiona desgracias en lugar de riquezas para la población. Los egipcios, por ejemplo, lograron aprovechar las crecidas del Nilo mediante canales de drenajes asimilados a represas capaces de almacenar los excedentes fluviales para convertirlos en riegos periódicamente aplicados a las nuevas siembras.
De poco sirve el capital dinerario que semanal y quincenalmente están acumulando los fabricantes e intermediarios porque ese capital dinero no circula enteramente hacia la producción, no circula como capital, sino como billetes desarticulados de la producción, o sea, se trata de un dinero que por ahora está perdiendo su carácter económico y se convierte en simple atesoramiento.
6/8/2016 11:14 p. m.
[1] Hasta ahora, el gobierno sigue obsesionado en exigirle una conducta socialista a los capitalistas. Es una auténtica utopía económica a que sin medidas socialistas no podrá resolverse la actual crisis.