En los supermercados, es vieja la práctica malsana de vender en bandejitas los quesos y muchas otras mercancías perecederas, inclusive ya vencidas pero sin forma alguna de que los consumidores puedan enterarse de esas ventas fraudulentas. Al respecto, la Sanidad se ha mostrado descaradamente indiferente. Es una de las muchísimas prácticas de corrupción heredada del Puntofijismo, y praxis que amenaza con desarrollarse en estos tiempos de inestabilidad económica.
Los simples llamados al patriotismo, la ética y otros mensajes electrónicos afines suelen estrellarse ante el diabólico encanto de la ganancia fácil para los malformados burócratas venezolanos y los comerciantes impunes, todavía sin sanciones severas que puedan intimidarlos y reformarlos.
Cada funcionario ve en cada cargo el lucro fácil, a sabiendas que si los pescan no le pasará nada, a lo sumo un despido hasta con prestaciones sociales, pensiones de vejez, casa, educación “gratuita” para sus hijos y otra serie de beneficios que inmerecida e indistintamente están recibiendo hoy por hoy todos esos cientos de miles de corruptos que poblaron la Admón. Pública durante los mal recordados 40 años puntofijistas.
Cada comerciante muestra una inclinación obsesiva a comprar los funcionarios encargados de la sanidad en materia de comida formal e informal. Hoy esas funciones sanitarias cobran relevancia.
Estamos viendo cómo MIN Salud no hace nada frente las ventas improvisadas de alimentos en las casas de los barrios, en parroquias varias. Las Alcaldías complementan su desidia y vemos con horror cómo ha proliferado todo tipo de ventorrillos por las ventanas en cualquier calle y sin que los consumidores puedan apreciar la custodia y controles de higiene en general que pudiera violarse en panaderías, en restoranes caseros, etc., etcétera.
Aparte de las comunas, muchas familias y comercios están dedicándose a improvisadas ventas de comida sin ninguna autorización sanitaria, pero, eso sí, bien caras y manipuladas con el mayor desaseo.
Para pocos es ignorado que uno de los ministerios más corrompidos ha sido este ministerio ya que los comerciantes de Venezuela han estado operando al margen de las leyes por aquello de los matraqueros y compra de los inspectores de sanidad, práctica tan vieja como el ministerio mismo.
Creemos que MIN Salud es un ente que debería asumir como nunca antes los más inmediatos controles con personal depurado de tanta corrupción que dicho ministerio ha acumulado durante muchas décadas. Asimismo, las propias comunas deben instaurar estos controles que ya escapan al control ministerial demasiado burocratizado en ineficacia y corrupción pareja.