Es imposible avanzar así

Esto no es para quejarme de nada, ni de nadie, y no es para burlarme tampoco.

Es una realidad.

Es simplemente para resaltar una inmensa contradicción, la cual no tiene que ver solamente con la Revolución Bolivariana, o con el chavismo, pero también con la oposición venezolana, en fin con todos los venezolanos y venezolanas, o casi todos, incluso yo.

Realmente, da risa a veces … soy también culpable … pero otras veces es extremadamente frustrante. Pareciera que nunca saldremos de este círculo vicioso.

Pero antes de escribir más, quiero aclarar que aunque nací en Canadá, soy orgullosamente venezolano, totalmente naturalizado, entonces cuando digo, “venezolano” me refiero a “nosotros los venezolanos” es decir, no estoy juzgando a “los venezolanos” desde el punto de vista de algún extranjero de algún país “civilizado” o “superior,” o que estuviera viendo a Venezuela como si fuera una especie “republica bananera.”

Hace más de 40 años que ando por este bello y mágico país.

Mi esposa es venezolana.

Y Venezuela es el país que escogí entre 34 que he conocido para vivir el resto de mi vida.

Venezuela es mi país preferido.

Eso dicho, yo no salgo mucho de mi taller, no voy a restaurantes, ni a hoteles, ni al cine, ni a fiestas, no voy a visitar a nadie, y no voy a otros lugares a menos que sea absolutamente necesario, o para cursos y ejercicios con la Milicia Bolivariana o con algunos de los movimientos sociales no relacionados directamente con el PSUV o la política. Salgo normalmente dos veces la semana a comprar las cosas que necesito para mi trabajo y para no morir de hambre, y eso es todo.

Bueno, hoy salí, y fue un perfecto ejemplo de la gran contradicción a la cual me referí en el comienzo de este artículo.

Para poner en contexto lo que ocurrió, ayer fui a la cede de una universidad muy bien conocida, y pedí si podía ver a uno de los profesores de geología para hacerle algunas preguntas, pero él no estaba allí, entonces pregunté cuando podía pasar otra vez, y la secretaria me dijo que hoy en la tarde entre las 2 PM y las 5 PM, entonces llegué a las 3:30 PM, lo que me parecía razonable.

¿Pero qué pasó?

La secretaria me dijo que el profesor no estaba allí porque había salido al campo en la mañana con la clase porque era un día completo de práctica preprogramado, pero terminaron temprano y regresaron al medio día, y el profesor, en vez de seguir dando clases, firmó para confirmar su presencia, y se fue.

¿Ah?

¿Y los estudiantes?

Bueno, parece que ellos también se fueron.

Le di las gracias a la secretaria y me fui, pensando:

¿Y ella no sabía ayer que para hoy estaba programado un día por fuera?

Sí lo sabia --- porque me mostró el horario --- pero parece que ayer no le dio la gana decírmelo, o no le importaba, no sé, pero a mí tampoco me importa mucho que a ella no le importe.

Como pueden ver, perdí mi tiempo, y el costo del taxi, y estoy seguro que a ella tampoco le importó un comino que yo haya perdido mi tiempo, dinero, y energía.

Pero al final, todo me salió bien.

Ahora sé que no puedo confiar ni en ella, ni en un profesor que no es capaz de presentarse al trabajo por el cual le están pagando, entonces a lo largo, me ahorré un montón de dinero en taxis, y tiempo, porque no pienso retornar.

¿Cómo se avanza en una sociedad cuando a nadie le importa nada?

Es imposible.

Después fui a las oficinas de una compañía de servicio de internet (vía antena) para ver el costo y los procedimientos para hacer instalar el servicio, ya que otra vez, por tercera vez en menos de 3 años, los malvados delincuentes se robaron el cable principal de fibra óptica del barrio donde vivo, y al parecer esta vez CANTV no vendrá a instalar un nuevo cable porque obviamente se lo robarán otra vez (todos sabemos quienes son, viven aquí, pero sus padres los protegen).

¿Cómo podemos avanzar así?

No teníamos internet, después teníamos internet, y ahora no tenemos internet, y no lo tendremos, vamos en retroceso.

Bueno, les pregunté a las dos muchachas de la compañía de servicio de internet por antena --- quienes estaban en la oficina pintándose las uñas y comiendo helados y tortas, y describiendo las tortas a sus amigas por teléfono --- si ofrecían ese mismo servicio en otro estado del país donde vive un familiar que tampoco tiene internet, y me miraron, así como perdidas.

No sabían que ese lugar que mencioné (el estado en cuestión) era un lugar, y no sabían que ese lugar era un estado. Tampoco sabían donde se encontraba ese estado, entonces, como para no parecerse bobas, me dijeron, así como si fueran un solo cuerpo con dos cabezas, “Ah, eso es en el estado Miranda.” Les dije que no, y que en realidad no importa donde se encuentre ese estado, sino que lo busquen en la información de la empresa, y me dijeron, “Okay.”

Por suerte sabían que en el panfleto de promoción estaban marcados los estados donde ofrecían el servicio, pero … desafortunadamente … no quedaban panfletos, entonces no podían responder a mi pregunta.

Hmmm …

Yo me quedé allí, parado, esperando alguna reacción, cuando finalmente una de ellas le dice a la otra, “¿Donde podríamos averiguar eso?” y la otra respondió, “No sé,” entonces yo les dije, “¿Tal vez en el internet?”

La computadora, dentro de la cual se encontraba la información, la tenían sobre el escritorio, justo frente a sus narices. Era como una película de comedia, al estilo de Zoolander.

¡Suerte que no lanzaron la computadora al piso para quebrarla para buscar la información “dentro” de ella!

Aunque el asunto era muy cómico para mí, estoy seguro que para otras personas este tipo de situación debe ser sumamente frustrante, pero, cualquiera que sea el caso, la pregunta sigue siendo:

¿Cómo podemos avanzar en este país, así?

No se puede.

Es imposible.

Todo eso mi recordó un día el año pasado cuando llamé a INAMEH, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, o sea, los que se ocupan de estudiar el clima y de decirnos cuando y donde va a llover, las temperaturas, etc.

Finalmente, después de haberlos llamado unas 50 veces sobre un periodo de unos 5 días, alguien decidió responder el teléfono. No sé si tal vez yo estaba llamando en horas no apropiadas, o si estaban de vacaciones, o algo así, no sé, pero por fin respondieron al teléfono.

Le dije a la persona que respondió que quería hablar con alguien para obtener unos datos sobre las cantidades de lluvia que caen durante diferentes periodos del año en un sector especifico de los Andes del estado Táchira, pero la mujer, no sé quien era, en vez de pasarme a alguien que pudiera muy fácilmente buscar los datos en una computadora y dármelos, lo cual tomaría unos 5 o 10 minutos tal vez, me preguntó de donde estaba llamando, entonces le respondí:

“Desde el Táchira.”

Pero eso no le bastaba.

”¿Pero de donde llama? ¿Quién lo mandó a llamarnos?”

Y le respondí:

“Desde el Táchira, y nadie me mandó a llamarlos, soy yo quien necesito la información, personalmente, para un estudio.”

”Por qué?”

”Para un estudio que estoy haciendo, soy un inventor.”

Bueno, eso fue como si le hubiera dicho que yo era un espía chino tratando de obtener información secreta, o algo así.

Ella respondió:

”Bueno, señor, es que no se puede dar esa información por teléfono, hay que seguir los protocolos. Mande una solicitud al siguiente correo electrónico, y a partir de allí, sigua los protocolos.”

¿Ah?

Obviamente colgué, y no le di las gracias.

Pensé:

Si se demoraron 5 días en responder el teléfono, cuanto tiempo pasará antes de que decidan responder a un correo?

¿Un año?

Necesitaba la información ya, no mañana.

¡No puede ser!

Pero así fue, intenten ustedes mismos de llamarlos.

Es increíble.

Después que pasó eso, me estaba imaginando a los empleados del INAMEH todos sentados afuera, bajo un gran árbol de mango, comiendo mangos (y por eso no podían responder al teléfono), tomando café, fumando cigarrillos, y hablando por teléfono con amigos que también trabajan para otras instituciones gubernamentales (que les pagan las tarjetas de teléfono por supuesto), como si fuera una red social compuesta de un montón de personas fingiendo trabajar.

Era como otra película cómica, pero no tan cómica.

¿Cómo podemos avanzar en este país, así?

Jamás.

Es imposible.

Bueno, después de mi aventura de las dos muchachas de la empresa de internet tomé un taxi para regresar a mi taller.

En camino pasamos por una intersección donde los carros --- por lo menos unos ocho --- venían de todos los lados, y nadie se paraba, todos, como unos salvajes estaban tratando de cruzar al mismo tiempo la misma intersección, sin ningún sentido de organización o racionalidad, y le dije al taxista, riéndome:

”Encuentro muy cómico que tantos venezolanos se quejan del desorden, pero …”

Y él, riéndose también, terminó la frase …

”Seguimos haciendo lo mismo de siempre, no aprendemos. Es imposible avanzar así.”



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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