Cuando estalló el conflicto entre la ex Fiscal Luisa Ortega Díaz y el gobierno, intentando forjarme una idea clara sobre el asunto, pues de primera pensé, cuando opinó críticamente sobre la decisión del TSJ relativa a la inmunidad parlamentaria, que lo hacía de muy buena fe, opinión que expresé en Aporrea y otros medios, opté por averiguar algunos detalles. Pensé innecesaria decisión alguna relativa a la inmunidad parlamentaria porque esta no ampara los delitos de los que el gobierno acusa a muchos diputados, como llamados y hasta la participación en la violencia y atentar contra el Estado de derecho; porque creemos que lo que ha faltado es voluntad o seguridad de parte del gobierno, las que emanan de la correlación de fuerzas, nacional e internacional, para hacerse respetar.
Como se habló estaba casada con un diputado suplente electo en las planchas del Psuv, a quien identificaban si mal no recuerdo como el "Chino" Ferrer, cosas que ignoraba, no sólo lo de su relación matrimonial sino el personaje mismo, pregunté a mis viejos amigos militantes que abundan en las calles de Barcelona y sólo uno que otro pudo decirme "ese tipo tiene un partido", cuyo nombre ninguno supo darme. Eso sí, los pocos que de él sabían coincidieron en decirme, "él viene mucho por aquí". Sólo halle uno que, identificándose como militante de aquel partido, me habló del personaje, pero justamente es alguien que ha estado en muchos en este lapso que vino desde que Chávez dijo "por ahora". Hasta el mismo tuvo su partido regional de maletín, no sé si sería el mismo de Ferrer. Porque eso sucede, pueden "militar" en uno nacional y tener el propio a nivel regional Y si no forman partidos propiamente les llaman movimientos para apoyar, claro esa cotización es menor.
El nombre del partido todavía no lo recuerdo, pese las averiguaciones que hice. De donde, siendo venezolano, con varias horas de vuelo y conociendo el terreno que piso, concluí que eso no era un partido; posiblemente algo como una franquicia para sacarle provecho, lo que es habitual y para mejor decirlo, demasiado frecuente. Suelen sus "dueños" como firmar contratos, como si fuesen empresas publicitarias, para promover la marca que sea a cambio de prebendas. Y según lo que se dice, sobre todo si le damos valor a la palabra del ahora Fiscal, Tarek William Saab, aquella franquicia de Ferrer, al chavismo, como decimos los cumaneses, "le sacó el futre". Para empezar, hizo a Luisa Ortega Díaz, Fiscal, a su esposo diputado, aunque sea suplente y le dio carta abierta a los dos para hacer lo que bien les pareciesen. De allí la larga lista de adherentes de ambos, presuntamente dentro de las filas del chavismo; no de la oposición porque el respaldo dado por esta es harina de otro costal. Es posible que la fiscalía misma hubiese servido para inflar la corta lista de "militantes" de ese partido, tan "Patria o muerte" como los "rodillas en tierra" que, en grupos, se mezclan en el chavismo para arrasar hasta con las tablas de las tarimas usadas en los mítines. Al saber aquello del partido de maletín formule la hipótesis, "De allí viene todo lo que pasa ahora con la Fiscal". Es decir, el brinco no fue de repente, quizás más bien "rabioso" porque la paga había sido de contado.
Porque ahora, suele hablarse de las empresas de maletín, aunque antes existían las compañías constructoras de carpetas, de las cuales el MAS, aquel de Teodoro y Pompeyo, fue como un insigne promotor. Un tipo con un balance general forjado, en una carpeta de manila, contrataba con el Estado. Según la carpeta, la empresa era propietaria hasta de tractores, mientras su portador, de la carpeta y supuesto dueño de la empresa, no tenía ni una pala para hacer el hueco donde enterrarlo en el momento mismo que iniciaba su carrera, la que terminaba, como ahora, con cuentas en bancos en paraísos fiscales. La carpeta pobre de manila la cambiaron por un maletín ejecutivo. Pero resulta que también esos genios dieron partida de nacimiento a los partidos políticos de maletín, con millones de militantes forjados y sólo dos o tres dirigentes "vivos", los restantes están muertos y enterrados y la militancia, que no la hay estrictamente hablando, sólo uno por aquí y otro por allá, en espera que el negocio rinda dividendos como para que de aquello algo "le caiga"; pues más que militantes son solo buscones. Y en veces la vaina resulta, tanto como que Ferrer fue diputado suplente y se hizo de la Fiscalía General de la República.
Ahora mismo, hay un partido, que no es ORA, porque este respalda al gobierno y algo cae, que hasta candidatos a gobernadores tiene y acusa al CNE de un "palante y pa´ tras", no sé en qué asunto, que no voy averiguar, porque esas cosas de esos partidos, como con la tarjeta en blanco todo el tiempo a espera que algo caiga, me producen alergia.
De esos partidos, clubes o grupo de vivos abundan en todas partes, dentro y fuera del gobierno. Los nombres los toman como quien se pone una gorra o franela con letrero cualquiera, pudiera ser P-50, como ese nombre escogido para el plan de los "Precios Acordados", que al parecer está destinado al fracaso o lo que es lo mismo o no crecer y quedarse sin militantes pero sirve como consigna y simple nombre para venderse al mejor postor y "embascar" a un montón. No necesariamente optan por candidatos ganadores del gobierno u oposición, pues podría ser, sucede que sus creadores tienen paciencia y trabajan a plazo largo, por ahora, en lo inmediato, lo que interesa es meterlo entre la gente, la que puede repartir beneficios, por lo menos que esta tome nota de su presencia y se forje la idea que es algo o importante referencia. Y lo inmediato, lograr que la franquicia se legalice, o lo que es lo mismo que el CNE le inscriba como partido. Eso conlleva tener una "firma registrada", un valioso activo, un capital constante y sonante que pudiera servir para infinidad de negocios en la política, como apoyar a alguien que tenga posibilidades de triunfo y en ese momento cobrar por lo "invertido" o la simple franquicia de papel. Los negocios buenos, quizás lleguen más tarde.
Esos partidos de maletín contratan por temporadas o lo que es lo mismo con candidatos. No tienen empacho en hacerlo con alguien por la presidencia y en alguna entidad regional con uno a gobernador o alcalde, sin importar que sean ellos de tendencias distintas. Es un asunto de poner su franquicia "al servicio" de quien ofrezca mejores ventajas; es como prestar un servicio. Ella, la franquicia no puede darse el lujo de decidir por asuntos de moral, principios y menos de esa melcocha que llaman ideología, lo suyo, como cualquier negocio, es resultar rentable. ¿Acaso no cuesta, piensan ellos en lógica capitalista, real y esfuerzo personal, lo que también se traduce en dinero, estar todos los días en campaña? Ellos saben bien, lo que el pobre no, "para quien trabajan".
Revisemos la lista, hay unos cuantos. Se venden al mejor postor. Son como para todos los gustos. Lo que no niega que hay unos más recatados y se especializan. Hay para todos los gustos. Gobierno y oposición. Y hasta para opciones distintas "por ahora".