Entendemos que los precios los acuerdan los empresarios, pero, ¿a cambio de qué de parte del gobierno?
De entrada, mucho teme el pueblo a que con estos precios acordados, el gobierno deje de seguir incrementando los salarios mínimos porque de lo contrario: ¿qué va hacer la empresa con esos nuevos incrementos salariales?, ¿acaso no elevará los precios acordados cuando el gobierno reaumente los salarios mínimos?
Estamos en una situación que reproduce, mutatis mutandi, la de hace unos tres años. Ahora tendremos precios convalidados (acordados) por el gobierno tan elevados como los han impuesto los burgueses. Estos usaron el artilugio de los precios de los insumos y se sentaron a la mesa de acuerdos con esos precios elevados por ellos mismos.
Como de todas maneras la cesta básica sobrepujará los salarios actuales, el gobierno ajustaría de nuevos los salarios para mitigar el hambre, pero, entonces, la burguesía considerará que al subir los salarios subirían sus costes y ellos tendrán que reelevar los precios ya acordados; es la economía burguesa que el gobierno y sus honorables asesores no terminan de entender.
El caso es que los precios acordados deberían estar acompañados de una rígida indexación para que sean los propios patronos y comerciantes burgueses quienes se abstengan de elevar unos precios que se les traducirían en nuevos costes para sí, y sólo así el gobierno no tendría por qué acudir a nuevas ajustes salariales.
Entendemos que los precios los acuerdan los empresarios, pero, ¿a cambio de qué de parte del gobierno?
Necesariamente, en vez de precios acordados debe haber precios congelados a un nivel muy inferior al que en esta guerra impusieron y al aparecer el gobierno ahora los convalida.
Acordar precios que ellos imponen nos luce una tremenda debilidad que nos sugiere una complacencia del gobierno a los intereses de la burguesía, aunque estos precios acordados en la ANC aparezcan como un éxito de ella y del gobierno.
