El coronel José Salvador Bolívar Pérez, presuntamente implicado en actos de corrupción, cometidos desde el cargo público que desempeñaba, tiene además dos testaferros civiles Eduardo Rodríguez y Jairo Guerrero, que habrían huido de Venezuela. Este oficial presidía la Comercializadora de Bienes y Servicios del Táchira, está detenido luego del allanamiento a un galpón industrial, por la Fuerza de Acciones Especiales (Faes) de la Policía Nacional Bolivariana en Paramillo, territorio tachirense. Se cumple, como en muchos otros casos, la lucha prometida por el Presidente Nicolás Maduro Moros, sin importar presiones por influyentes que sean, ni condición de los detenidos responsables de actividades delictivas, militares o civiles, militantes partidistas o ciudadanos sin filiación política, van a parar a la cárcel.
A esta clase de gente que repite las mañas de las mafias blanquiverdes o verdiblancas de la nación sembradas en 40 años de democracia representativa de AD y COPEI, se les acabó la tolerancia criminal por robarnos y negociar de todo, enchufados en los cargos, con tal de alcanzar enriquecerse. Se hallaron 300 kit quirúrgicos, 30 cajas Clap, 225 pailas de lubricantes para motores, que estaban al cuidado del capitán Ángel Geovanny Chacón González igualmente detenido. Almacenaban productos subsidiados por el gobierno revolucionario, para venderlos en Colombia, transportándolos a la frontera en contenedores de la empresa “Venezuela Productiva”.
Estas noticias que alegran a la población, no son destacadas por la prensa opositora como deberían serlo, ocupado ese periodismo de opereta en solidarizarse con “el cambio”, y con “la salida” en la violencia mortal del 2017, apoyando terroristas homicidas. Seguiremos opinando y pendientes, no debe salir libre el jefe de los implicados, quien abrió una cuenta en Hong Kong donde atesora 38 millones de dólares. Ojo, porque su abogado defensor se habría reunido con la presidenta del circuito judicial penal del Táchira, para solicitar medida cautelar de libertad a favor de semejante pichón de “padrino mafioso”. La justicia es dura pero es la justicia y no la vagabundocracia heredada de la democracia representativa.