Con motivo del Taller de Formación Económica, dictado por asesores chinos, en el encuentro entre éstos con el gabinete económico se hizo público una parte relacionada con preguntas y respuestas que le formularan los miembros del gabinete a los expertos chinos. A tal efecto, resaltó la pregunta formulada por el ministro de agricultura y tierras, Wilmar Castro Soteldo, dirigida a conocer sobre los mecanismos de control que el gobierno chino implementó para garantizar la eficiencia y la productividad de los distintos sectores que focalizaron para el desarrollo de esa gran nación. La respuesta del asesor chino, se orientó a manifestarle que el 90 por ciento de las empresas en China son privadas, lo que imposibilita al gobierno hacer un buen control, lo que le obliga a implementar un sistema de incentivos para motivar a las empresas a ser más productiva y eficientes para ganar más beneficios por sus productos. Hasta allí, llega la transmisión de VTV. El hecho es, que de esa conversación, la derecha hizo fiesta en son de burla a Castro Soteldo, orientando –políticamente- dicha crítica hacia una característica esencial al modelo económico Chino: la libre competencia; la cual, no es para nada característica de la burguesía improductiva nacional, y no es para burlarnos sino todo lo contrario, para preocuparnos. Cuánta mayor es la competencia entre las empresas, su eficiencia se incrementa, sus precios menores y mayor es la variedad de productos; por ende, en última instancia, es el pueblo quien se beneficia de la competencia entre las empresas, al poder obtener productos a precios accesibles y de calidad. Contrarios a la competencia, son los monopolios y oligopolios que manipulan las ofertas de productos y sus precios, procurando siempre máximas ganancias a mínima inversión, mermando su eficiencia y la calidad de sus productos. No por casualidad, haya dos cosas que agraden más a los chinos, que golpear a los corruptos o a "los tigres" como se les llama popularmente, y oponerse a los monopolios.
En 2008, aprobó China su Ley Antimonopolios, con la finalidad de evitar el comportamiento abusivo de las empresas, entre ellos, la fijación de precios. Su objetivo, no es otro sino propiciar la competencia justa entre las empresas que operan en el mercado y minimizar sus abusos. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR), ente gubernamental encargado de garantizar el estricto cumplimiento de la ley, ha desarrollado un conjunto de investigaciones a empresas en función de garantizar la libre competencia en beneficio del pueblo chino. Así, a manera de ejemplo, en enero de 2013, ante la cartelización de los precios de las pantallas de cristal líquido (LCD), seis empresas fueron objeto de investigación por parte de ese ente gubernamental: Samsung, LG, CMO, AU Optronics, Chunghwa Picture Tubes y HannStar, que les trajo como resultado una multa por 57,3 millones de dólares, de parte de la CNDR por el delito de monopolio sobre los precios. A mediados de ese mismo año, agosto 2013, seis marcas de leche en polvo para bebés: Biostime, Dumex, Mead Johnson, Abbott, Frisia y Fronterra, fueron investigadas y sancionadas por la CNDR, con una multa por 108,8 millones de dólares por el delito de monopolio de precios. En la investigación, se descubrió que sus productos tenían un precio mayor en China que en otros países. En 2014, la CNDR multó a las empresas de lentes de contactos y gafas, Johnson & Johnson Inc. y Bausch & Lomb Inc., por monopolio de precios de sus productos con una multa de 3,18 millones de dólares. Son ejemplos de cuán dura es la Ley Antimonopolios de la República Popular China.
Destruyendo monopolios y liberalizando la economía, es que China se ha permitido fijar como meta el año 2017 para levantar todo control sobre la mayoría de los precios de los productos del mercado interno, permitiéndose la regulación de precios en tan solo algunos servicios, considerados estratégicos por el Gobierno Chino como la electricidad y el agua. La hoja de ruta, trazada por el Consejo de Estado establece un calendario que deberá conducir hasta el año 2020, año en el cual, el país debe "contar con un completo mecanismo de precios en que el mercado juegue un papel decisivo, haya unas regulaciones de los importes racionales y transparentes y se aplique a conciencia la Ley Antimonopolio".
Nadie, mejor que el liderazgo Chino, ha comprendido los peligros que representan tener una economía altamente concentrada en una o pocas empresas. "Podemos aprender, de la forma más dolorosa y demasiado tarde, que una sociedad libre y una concentración masiva de poder económico no pueden coexistir largo tiempo. Este poder puede ser disgregado. Su desarrollo puede ser impedido…" (Jerry . Cohen, America Inc. ¿Quiénes dominan los Estados Unidos?, Editorial Grijalbo, España-México, 1973). En ese tipo de economías, la tasa de ganancia pasa a ser función del poder que adquieren grandes empresas y no su capacidad de competencia, permitiéndoles un aumento fenomenal de las ganancias, sin rebaja de precios. Por el contrario, las ganancias crecen exactamente como consecuencia del aumento de los precios superior al de los costos. Es tal, el perjuicio que causan los monopolios y oligopolios a la sociedad, que en el 301 D.C., en Roma, el "Edicto sobre Precios Máximos", imponía la pena de muerte a quien provocara la escasez de productos de uso diario, mediante el ocultamiento u otra clase de artificios, practica muy común en la Venezuela de nuestros tiempos.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, expresa claramente en su artículo 113 que "No se permitirán monopolios…", declarándolos contrarios a los principios fundamentales de nuestra Carta Magna. Obligándose al Estado Bolivariano a adoptar todas "medidas que fueren necesarias para evitar los efectos nocivos y restrictivos del monopolio, del abuso de la posición de dominio y de las demandas concentradas, teniendo como finalidad la protección del público consumidor, los productores y productoras y el aseguramiento de condiciones efectivas de competencia en la economía". No obstante, es palabra muerta la Constitución en lo que a esta materia se refiere, y a quien le ha tocado padecer los males de la prevalencia de los monopolios y oligopolios en la economía venezolano, no ha sido otro sino el pueblo venezolano, expresado en carestía de productos y elevados precios, a conveniencia de la corrupción económica en que han devenido las empresas monopolizadoras del mercado nacional.
La Ley Antimonopolio, Gaceta Oficial Nº 40.549 de fecha 26 de noviembre de 2014, suscrita por el Hno. Presidente Nicolás Maduro, ha resultado ser también letra muerta, así como la Superintendencia Antimonopolio, un ente público que ante las prácticas abusivas de las empresas privadas, en contra del bienestar del pueblo venezolano durante los año 2015, 2016, 2017 y 2018, ha resultado ser un ente sin vida, ajeno al acontecer nacional. Bien valdría la pena, hacer el enjuiciamiento del cumplimiento de dicha superintendencia de las atribuciones contempladas en el artículo 28 de dicha ley, ¿Cuántas investigaciones ha abierto para verificar la existencia de prácticas restrictivas de la competencia y a cuáles empresas? ¿Investigaciones, cuántas abiertas, para determinar la existencia de prácticas o conductas prohibidas de comercios o empresas, qué medidas ha tomado y cuáles son las sanciones? Seguramente, no hay que ser un erudito para conocer la respuesta, ninguna. Ello, nos conduce a afirmar que mucha de la especulación que azota al pueblo venezolano y que le causa tanta molestia con el Gobierno Revolucionario del Hno. Presidente Nicolás Maduro, tiene que ver con la inacción de la Superintendencia Antimonopolio, y también con la falta de conciencia general sobre los males que propician sobre el conjunto de la economía venezolana la pervivencia de monopolios y oligopolios. Si de algo ha de servir la asesoría china, debe ser para tomar conciencia que la permanencia de monopolios y oligopolios en la economía nacional es contrario a la Constitucionalidad, a la legalidad, y como tal, todo el poder del Estado debe colocarse a la tarea suprema de extinguirlos y someterlos, en bienestar del pueblo venezolano. Sigamos el buen ejemplo Chino en esa materia, en cuanto sea aplicable a la realidad venezolana…