Mi palabra

¡Degradados, pero parece poco!

"La palabra no es para encubrir la verdad,

sino para decirla"

José Martí

 

Al ser llevados en perfecta fila india, parecían unas mansas ovejitas pasteando en plena primavera, ya que, apenas levantaban el rostro para ver el piso y evitar un tropiezo en algún sobresalido pegoste de cemento y la caída se iba a producir en perfecto efecto domino, hasta provocar risas y chanzas terminando con la seriedad del momento, porque la caída del árbol frondoso esparce la leña por todas partes y más en este momento, cuando los imputados nunca se imaginaban, que los iban a pasear y pasar del rojo ( primario) al naranja (secundario) como para que se muerdan la lengua y se recuerden de los discursos ejemplarizantes del comandante Chávez, antes un mal, que en el transcurrir del tiempo se ha convertido en un cáncer dolarizado.

Estos pajaritos cayeron de la bandada enquistada en el gobierno, a pesar del esfuerzo valiente, heroico, revolucionario y por demás insistente del presidente Nicolás Maduro, por enfrentar un monstruo propio del capitalismo, aún, cuando los contrarios, empezando por la enfermiza e interesada oposición y un grupo de la izquierda, que actúa, como el que vive del pescado, utiliza el anzuelo, la atarraya, el acaparamiento y cuando esto no le da el resultado esperado, recurre a cualquier explosivo sin importarle el daño a la naturaleza.

Lo curioso y esto parece parte de la estrategia, como el que grita ahí viene el ladrón y el ladrón es él. Ya que, precisamente en el momento, cuando el gobierno está poniendo el empeño y necesita la colaboración patriótica para adecentar al país, ahora se empiezan a callar los que gritaban y pedían firmeza contra la corrupción, al no poder esconderse, al formar parte de la tramoya de la corrupción y entraron en un profundo silencio, cuando el imperialismo se atravesó con un "entretenimiento" que parecía inagotable: Guaidó, con el visto bueno de los guarimberos: María Corina, Leopoldo López, Capriles Radonski y los fugitivos disfrazados: Ledezma, Rafael Ramírez, pero todo el mundo espera verlos vestidos de naranja, resignados y meditabundos directo a la jaula a darse la mano con sus compinches a pagar por el daño incalculable a la economía venezolana.



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Narciso Torrealba


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