"Me temo que debemos hacer honesto el mundo
antes de poder decir honestamente
a nuestros hijos que la honestidad
es la mejor política"
Bernard Shaw
PRIMERA PRUEBA. Hasta hace poco un grupo de "inocentes" fichas de la oposición y otros abortados de la izquierda, pero más acelerados, que los mismos opositores salidos de los otrora grandes partidos –AD y COPEI– abrían la bocaza, como en una exhibición para un comercial de un dentífrico para solamente exclamar a todo pulmón ¡Mi presidente Guaidó! Ahora en este preciso momento, cuando los corruptos les están dando sus paseítos vestidos de naranja, la mayoría por instante se han callado para luego aparecer de asomados formando parte de los que han descubierto la corrupción y solamente les falta pedir a gritos integrar el tribunal, donde comparecen los señalados. Antonio Ledezma, Rodrigo Cabeza son ejemplos de estos angelitos en plena Semana Mayor, y el mismo Rafael Simón Jiménez, salió haciendo el papel de Cristóbal Colón, sobre la corrupción, a pesar, que asomó a unos de los pilares de esta podredumbre, como candidato de las primarias.
SEGUNDA PRUEBA. Cómo se puede creer en los que repiten, hasta la saciedad, que la corrupción empezó en los últimos 10 años. Dan la ligera impresión de estar ensayando para asistir a un casting para hacer el papel de payaso de circo, o se despertaron en el último decenio algo turulatos, con la idea fija de achacarle la descomposición al que enfrenta el problema, cuando prácticamente se hace resistente a cuanto mecanismo se implementa para combatirlo. Toda la podredumbre sigilosamente incrustada en la sociedad venezolana, se ha convertido prácticamente en una pandemia, el cual se resiste a cuanto antídoto le aplican, aún, cuando al comienzo remueve por encima parte del problema, pero es tanta la contaminación, que se llevan cantidades increíbles de dólares, sin hacer ni siquiera el mínimo esfuerzo laborioso de un campesino, cuando recoge sacos de maíz para guardar y abastecerse en época de sequía.
TERCERA PRUEBA. El ex ministro del petróleo, Tareck El Aissami, renunció a su cargo, cuando vio la hoguera muy cerca de un color degradante, anunciando cárcel para los implicados señalados. Pero, hasta los momentos se encuentra más perdido, que el famoso hijo de Lindbergh y me dice un amigo, que con la pura cara se delata, ya que, no se le ve una sonrisa, ni haciéndole cosquillas. El entramado de la corrupción en PDVSA, ha hecho millonarios a unos cuantos y todo el mundo se pregunta ¿Le tienen el traje naranja listo a este ex ministro? Hay o no hay pruebas para enjuiciarlo o lo van a dejar, como al "mister" Guaidó, burlándose de todo el mundo, o emprendió vuelo ¿Quién aclara esto? El silencio en estos casos también es corrupción.
