La coyuntura para las expropiaciones empresariales siempre está a la orden
del día. Sólo gobiernos complacientes o muy ingenuamente comprometidos con
el capital privado no aprovechan esa oportunidad. Como el Socialismo supone
"nacionalizaciones" de capital privado, muchos gobernantes se abstienen de
la expropiación que finalmente darían al Estado visos de socialización. Nos
explicamos:
El capital burgués ya está empleado en cada rincón rentable de la Tierra.
Este planeta ya fue explorado, estudiado, analizado y económicamente
evaluado hasta sus entrañas más recónditas. Las iniciativas y estrategias
gubernamentales para atraer capital hacia uno u otro país prosperan con
cargo a su desempleo en otros países, de tal manera que el volúmen de
capital en funciones permanece igual.
Además, como el proceso acumulativo de capital es permanentemente creciente,
los empresarios de alto giro tienden a destruir empresarios menores a fin de
hallar colocaciones para sus excedentes de capital. Es la tendencia a la
monopolización plena aplicada por las empresas transnacionalistas
imperialistas de todos conocidas aunque lo sean sólo de nombre.
Eso significa que cuando una empresa burguesa es expropiada y se le
indemniza con capital dinerario, en cualquiera de sus formas convencionales,
tal capital queda desempleado. Como quiera que otros empresarios ya están
instalados en los demás países, aquellos terminarán comiéndose sus propios
ahorros y su capital terminaría pudriéndose.
Por tales razones, los empresarios acostumbrados a prácticas exageradamente
especulativas, habituados a imponer sus fríos cálculos rentísticos a un
mercado desasistido y sin control alguno, en países con gobiernos títeres o
linealmente cuadrados con dichos empresarios, es bueno que vayan regulando
sus desenfrenados apetitos de ganancia y/o sus intereses políticos, y opten
por ajustar sus ganancias a la ganancia media internacional, so pena de
sufrir expropiaciones, no sólo por gobiernos socialistas que virtualmente no
existen aún, pero sí por gobernantes dispuestos a regular sus insanas
actuaciones contradictoriamente en favor del propio sistema burgués.