Podríamos hacer una larga lista de los matavotos que amenazan cada día con acabar con el sueño bolivariano que no ha dejado dormir tranquilo al Comandante Chávez, al menos en las últimas dos décadas de su vida.
Ya Britto García, dando rienda sueltas a su genialidad literaria, le dio vida y categorizó a estos enemigos internos de la Revolución, alertándonos acerca del peligro que entrañan para el futuro inmediato del proceso político-cultural que se adelanta en nuestro país.
Mientras nuestro incansable líder recorre el mundo entero y hace esfuerzos extraordinarios por impulsar políticas que permitan darle solidez a la propuesta de socialismo de siglo XXI, los matavotos en su infinita carrera contra el reloj luchan por ser un lastre tan pesado que además de amenazar con frenar a la Revolución y sus logros osan hacerla retroceder en su marcha.
Estos especímenes, no tan raros en estos tiempos, comenzaron a reproducirse en la fase primigenia de la Revolución, dentro de su propio seno. Sí, efectivamente, buena parte de ellos aparecieron, desde el momento en que se planteó la posibilidad de que el militar que encabezó la rebelión del 92 asumiera la candidatura presidencial. Recordemos al abuelo que diseñó la genial estrategia electoral que llevó al chavismo al poder en el año 1998.
En el año 2002, muchos de los matavotos de entonces hicieron tienda aparte y asumieron junto a los enemigos declarados la vía insurreccional para acabar con una propuesta que los estaba dejando por fuera a ellos y terminaba favoreciendo sólo a las mayorías empobrecidas y al líder que ya no consideraban tan carismático como en los primeros tiempos. Fracasado el primer intento, a los pocos meses dan un nuevo zarpazo golpeando al proceso en el área más sensible con la paralización de la principal fuente generadora de ingresos económicos. Las masas pobres y humildes sintiéndose heridas de muerte echaron el resto y evitaron lo que a los ojos del bando contrario era inevitable.
Hoy, transcurridos más de 6 años de aquellos fatídicos días, los matavotos pululan en las empresas del Estado, en los hospitales, en las escuelas, en los ministerios, en los institutos autónomos y en cuánto ente público de viejo o nuevo cuño depende del presupuesto del Gobierno Revolucionario que encabeza Hugo Chávez. No podemos dejar por fuera otros poderes públicos distintos al Ejecutivo, léase poderes: judicial, legislativo, electoral y ministerio público incluido, etc. Sin tener la pretensión de omitir a los matavotos de las regiones, gobernaciones y alcaldías, donde estos se han extendido de manera virulenta.
Ah, pero no se crean, la cosa es más seria de lo que muchos se puedan imaginar. Hay matavotos también en el PSUV, en los medios informativos del Estado y muchos podrán acusarnos hasta de herejes pero la verdad verdadera es que hasta el propio Consejo de Ministros ha sido infestado de este mal.
Y para que no queden dudas de que lo aquí planteado es un hecho realmente preocupante para la Revolución Bolivariana informo que se ha anunciado la creación de un comando de campaña de matavotos, quienes aspiran presentar sus propias morochas.
Ya
el enemigo interno más importante de la Revolución ha dejado de ser
la debilitada y disminuida oposición, incluso el propio imperio ha
perdido la fuerza y empuje de otros tiempos, son los matavotos quienes
amenazan con acabar con los sueños del bolivarianismo que impulsa el
Comandante Chávez junto a la masa de eternamente excluidos por el capitalismo
y sus secuaces.