Desde hace algunos años venimos planteando una situación que ahora se hace evidente y es la penetración de operadores políticos de la ultraderecha endógena, en las famosas empresas derivadas de las últimas medidas impulsadas por la cuarta república con el fin de privatizar nuestros bienes y servicios públicos, para darle fiel cumplimiento al mandato de sus auténticos dueños; el FMI y el BM. Este proceso desnacionalizador que cosméticamente fue llamado de administración publica descentralizada, cumplió su finalidad con la electricidad de Caracas, la CVG, CANTV y estaban en agenda PDVSA, VTV y todas las empresas eléctricas e hidrológicas del País.
De su naturaleza y estructura creada a imagen y semejanza de los operadores que tenían la misión de privatizarlas es que justificamos nuestra iniciativa de liquidar las empresas hidrológicas y eléctricas ya que su estructura actual atenta contra las iniciativas encaminadas hacia la construcción del socialismo del siglo XXI.
Frente a los apagones han ocurrido una serie de situaciones que me permito mencionar por su alcance mediático y sus consecuencias sociales: por un lado esta el hecho de la calamidad vivida por miles de familias que ven perder sus alimentos y aparatos electrodomésticos sin mas consuelo que llevar el recibo al día para recibir un porcentaje del costo de los daños sufridos, con el agravante del problema de inseguridad que se hace critico ante el caldo de cultivo que constituyen los apagones en horas nocturnas. Por otro lado tenemos que un grupo de operadores políticos de ultra derecha, que no tienen vergüenza en el cuerpo y el alma, están tratando de abanderar una serie de temas que son muy sensibles en una importante parte de nuestra sociedad como lo es la inseguridad, la especulación de alimentos y la ineficiencia de los servicios públicos entre otros. Digo por esta razón, que no tienen moral precisamente porque ellos tuvieron el control del estado en todas sus expresiones durante 50 años y actualmente lo tienen penetrado por algunos tecnócratas que juegan en silencio a la caída “del tirano”. Entre ese selecto grupo de tecnócratas que se parecen mucho a la tecnocracia de la vieja PDVSA y todos sabemos que para estos sujetos, el fin justifica los medios y han dado muchas muestras que dejan clara evidencia que para tumbar a Chávez son capaces de venderle el alma al diablo. Precisamente es una paradoja ver criticando al gobierno y acusando al compañero presidente Hugo Chávez por una “crisis energética” que ellos inventaron desde el punto de vista mediático y que sus operadores tecnocráticos vienen ejecutando.
La idea de ver al compañero presidente Hugo Chávez ordenando a sus soldados realizar los apagones es una locura, porque ¿Quién tiene algún saldo favorable con estos apagones? Definitivamente, seria un acto masoquista pensar que Hugo Chávez este mandando a sabotear el sistema eléctrico para que los usuarios y usuarias donde hay chavistas, opositores y librepensadores se acuerden de su madre. Ah pero si genera capital político para quienes se oponen al compañero presidente y da mucha tristeza ver a los líderes del partido del compañero presidente decir poco o nada con relación al tema.
De tal manera que asumo la responsabilidad de invocar el parágrafo 2do del preámbulo de nuestra Constitución Bolivariana y el articulo 70 de la misma, además de tomarle la palabra al compañero presidente Hugo Chávez quien recientemente le ordenó a los gobernadores y alcaldes crear empresas de propiedad social. Nosotros, los habitantes de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo podemos crear dos empresas de propiedad social y de producción social en una asociación que garantiza el control obrero a través de de la copropiedad de la empresa Hidrolago y Enelco en manos de los trabajadores y usuarios asociados con el gobierno nacional, seria una experiencia interesante que daría un salto cualitativo en comparación con las empresa que están en manos única y exclusivamente del estado, seria un paso al frente del verdadero socialismo del siglo XXI.
(*)Secretario general PPT Cabimas
Brigada antiimperialista Alfredo Maneiro
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