El precio de la corrupción

Nunca he tenido simpatía por la Banca y sus banqueros; y las pocas veces que en el pasado me detuve a analizarlos, fue porque se me venía a la cabeza la posibilidad de que algún día, la organización donde militaba le propinaría una expropiación revolucionaria de tal magnitud y coraje, que del primer tiro los dejara a todos en banca rota. De tal manera que en estos momentos cuando Chávez habla de joder al primer banquero que se resbale, no seré yo el que haga de abogado del diablo; pero camarita usted no es soldado de tiro flojo y bien debe apuntar su cañón contra los que desde el Estado provocaron esta “pequeña” crisis Bancaria y gran estafa a la conciencia de millones de chavistas, que ya venían creyendo que en esta revolución ser rico es malo.

“Ya nosotros nos encargaremos de cobrarle a los bandidos estos que tienen empresas por aquí y por allá, nosotros nos encargaremos”. Vamos a tomarle de nuevo la palabra, camarada Comandante. Bien bueno que se las confisque sin devolverle ni un cobrito; porque allí están parte de los pollos y las pastas que un buen día, ciento de miles de madres de familias por todo el país, después de tirarse unas kilométricas colas, maden in MERCAL, salieron a buscarlos y les dijeron que no había. Vamos Presidente, póngale el ojo a los banqueros y a sus más altos funcionarios tambien, a ver si nos deja claro todo este laberinto de bolibanqueros rojos rojitos, que no se robaron la plata solos solitos.

Meta el radar a su alrededor y verá a donde fueron a parar las casitas que con bombos y platillos aquí en el Zulia, en los tiempos de campaña y del desgracio desgraciaito, usted anunció como el plan de vivienda Ciudad Lozada. Busque aquella lupa, que de seguro alguien del gabinete escondió y pélele el ojo a todas esas colocaciones que la mayoría de sus funcionarios cuentadantes tienen en los Bancos; y de seguro encontrará allí todas las razones del porque después de diez años, en el último evento electoral del partido que usted preside, los resultados electorales son un secreto también guardado, como el que a estas alturas no sepamos quien o quienes enmantequillaron al Ricardo Ricachon de nuestra revolución.

Estos no son los del Latino ni usted tampoco es Caldera; pero auxilie nuestros viejos sueños, las nuevas esperanzas, los cientos de millones que como dirían un día allá en la Habana, por este continente han echado andar. Auxílienos camarada Presidente; porque los Bancos Canarias, Banpro, Bolívar, Confederado y los Barcos atuneros cuestan millones y millones de dólares y esos se consiguen hasta en la faja del Orinoco; pero la gran estafa que se nos ha estado produciendo a nombre del socialismo… esa, esa no tiene precio.


zabala.douglas@gmail.com


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Douglas Zabala


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