El descaro especulativo en Venezuela para llevarla a la máxima inflación latinoamericana tiene mucho que ver por los modos de vida consumistas de la población. Si revisamos el término plusvalía desde la doctrina marxista, significa una diferencia entre el valor de los bienes producidos y el salario que reciben los trabajadores, sin embargo, desde la perspectiva especulativa, es el aumento del valor de las cosas o el aumento en el precio de un trabajo motivado por el mismo.
Comenzando el año 2.010 (llamado por los gringos como veinte diez), pudiéramos descifrar el código de algunos acontecimientos por venir a causa de unas fechas especulativas en el año del tigre (01.01.2010), (20.10.2010), (20.12.2010), es así como arranca un devaluación dual en un año electoral. Al concentrarnos en el tema económico, podemos apreciar el capitalismo marcado en un socialismo soñado, como código 20-10, es decir, este año es definitivo en concreciones y definiciones. Termina de morir el viejo y nace el niño que viene de un largo parto.
La especulación en Venezuela se ha hecho una práctica común, desde el empresario mayor al buhonero de esquina. Variados ejemplos lo demuestran. Entre otras modalidades el cambio de peso de los productos (900 grs. por un kilo), (900 ml. por un litro). En otros aspectos podríamos darnos cuenta de la oferta engañosa para el incremento de precios; variados artículos de primera necesidad en diferentes presentaciones al doble de su valor regulado (ensalada de atún, leche con fórmulas cambiadas, salsas e infinidad de productos “light”, etc). Otro aspecto sorprendente tiene que ver con la especulación muchas veces “buhoneril” de productos escasos que aparecen en una esquina con precios triplicados, es así como por arte de magia se consiguen en una esquina productos como café, azúcar, caraotas, aceites, etc, en una especulación de pueblo comiendo pueblo del modo capitalista más salvaje.
Venezuela es uno de los países del mundo donde un vehículo después de ser utilizado durante años, incrementa su valor de manera absurda. El tiempo dicta la pauta del capital en este caso, mientras más años pasen más valor tendrá el vehículo, igual que los electrodomésticos y por supuesto los bienes raíces. Capitalismo sin razón. La contradicción es tal, que apenas surgió la noticia del cambio dual, los diarios informativos aumentaron su precio, mientras el pueblo salió corriendo a demandar en compras masivas.
El pueblo debe organizarse de manera más activa como contralor social y al mismo tiempo, debe aprender a bloquear aquellos productos de especulación que no son de primera necesidad. Pero, desde el gobierno deben aplicarse medidas obligatorias como el caso del P.V.P. impreso en el producto acompañado de su código binario en tinta original. Medidas como éstas mermarían parte de la ola especulativa y del recuerdo saqueador comercial de aquel caracazo de 1.989 que pasa por las mentes de una generación del siglo XXI.
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