11-04-16.-“¡Yo, yo, yo!, soy yo” grita Rafael Montiel, un relacionista público de 38 años, entre el grupo de casi 300 personas a las afueras de la venta de baterías Titán, ubicada en el sector 18 de Octubre, al norte de Maracaibo.
El emocionado hombre no se ganó la lotería, pero sí salió sorteado para una de las baterías que ‘rifan’ a diario como un mecanismo ideado para luchar contra la reventa. Una batería de 700 amperios tiene un precio de 17 mil bolívares, en el mercado negro los montos van desde 60 a 90 mil bolívares, lo que pone a muchos contra la pared ante la imposibilidad de pagar semejantes sumas.
“Llegué a las 5:00 de la madrugada. Ya había alrededor de 60 personas. Si llegas antes de las 6:00 de la mañana metes tu cédula en una caja de cartón. Te recibe un policía regional. ‘No le van a vender a quien no tenga el título de propiedad’. El oficial lo va gritando por toda la cola. No falta quien diga ‘es que mi carro está a nombre del primo, del abuelo’, esos no pasan al sorteo. Lo máximo que aceptan es un título notariado”, narra aún incrédulo por su ‘golpe de suerte’.
A las 6:00 en punto llega el representante de la Titán. “Hoy vamos a rifar 75 baterías”, exclama de entrada. Ya todas las cédulas están en la caja.
A las 6:15 empieza el sorteo. No hay sol y eso ayuda a que el humor de los presentes sea bueno. No faltan los chistes muy a pesar de la angustia que implica quedarse sin batería.
En el lugar llueven oraciones, ruegos, dedos cruzados y manos extendidas que suplican al cielo.
La caja de cartón es la protagonista. “Al momento de meter la cédula te preguntan si hay batería para tu carro. De una vez te dicen si hay o no batería. Sacan 75 números para instalar hoy, y 75 que instalarán al día siguiente. Dentro de todo el desastre que estamos viviendo es un sistema ordenado”.
Al principio veía a la gente persignarse y no entendía cómo se pueden emocionar ante semejante situación. Pocos segundos después escuché mi nombre salté, pero no era yo. En ése momento entendí la razón, pues yo también me emocioné al escuchar mi nombre. Es el típico bingo, todo el mundo está atento.
‘Me picaron’, suelta uno en referencia a lo cerca que estuvo de salir sorteado.
‘Menealo pa’ que salga bien’, ‘revuelvan esa vaina’, ‘Metan una mano inocente’, ‘Menealo bien que están saliendo las mismas’, ‘Verga puras mujeres es lo que salen’.
Las frases dejan al descubierto el típico humor zuliano que sale a flote aún en las circunstancias más adversas.
“Después que ‘gané’, me metí en la cola de los ‘ganadores’ para que me den mi orden para colocar la batería. Me revisan los documentos, debe estar a tu nombre el carro. Mostrar el carnet de circulación es suficiente. Por el número que me tocó me mandaron a ir a las 2:00 de la tarde.En esa espera me llamó la atención la fe que le pone la gente al azar.
Transcurridos 58 números, la espera para mí terminó con final feliz . ¡Bingo! me tocó una batería.