En el Calendario General Romano y Latinoamericano es posible encontrar, en el mes de marzo, de entrada, nueve celebraciones específicas y propias, a saber: la de san Casimiro, (4), las de sendas santas, Perpetua y Felícitas, ambas mártires, (7). El 8 de marzo se celebra la memoria de San Juan de Dios, religioso, y el día 9 a Santa Francisca Romana, también religiosa. Tres obispos son conmemorados en la liturgia, todos santos, Patricio, (17), Cirilo de Jerusalén, (18), y Toribio de Mogrovejo, (23). Las celebraciones de solemnidad corresponden a San José, esposo de Santa María Virgen, y la Anunciación del Señor, ambas el 19 y el 25 de marzo, respectivamente. La fiesta de más arraigo popular viene a ser, sin duda alguna, la celebración de San José. Este padre adoptivo de Jesús, era carpintero y, quizás, por tal condición, heredada también por su descendencia directa, ha hecho que, también se celebre el Primero de Mayo como el día de San José Obrero, la cual internacional y cívicamente es el Día del Trabajador. De alguna manera pareciera afirmarse la máxima del Manifiesto Comunista: Proletarios de todos los países uníos. Si el Socialismo del Siglo XXI tiene un definitorio componente cristiano; entonces resulta indubitable e inexorable un acercamiento histórico entre el Cristianismo y el Marxismo. La Teología de la Liberación parece ser el producto histórico de creación de Latino América.
Entre el análisis socio-político-cultural de un modo de producción históricamente determinado y las orientaciones para realizar una praxis revolucionaria de preciso compromiso espiritual y de opción preferencial por los pobres, por lo menos, dos citas se presentan como importantes, entre otras muchas, para evocar, a propósito de la culminación de la Cuaresma. Se trata de los textos de Eclesiastés, capítulo 3, versículos del 1 al 9 y de la Carta a los Hebreos, capítulo 13, versículos del 1 al 25. En el caso primero, dice: Hay bajo el sol un momento para todo y un tiempo para hacer cada cosa: tiempo para nacer, tiempo para morir; tiempo para plantar, y tiempo para arrancar lo plantado; tiempo para matar y tiempo para curar; tiempo para demoler y tiempo para edificar; tiempo para llorar y tiempo para reír; tiempo para gemir y tiempo para bailar; tiempo para lanzar piedras y tiempo para recogerlas; un tiempo para los abrazos y un tiempo para abstenerse de ellos; tiempo para buscar y tiempo para perder; tiempo para buscar y tiempo para tirar fuera; tiempo para rasgar y tiempo para coser; tiempo para callarse y tiempo para hablar; tiempo para amar y tiempo para odiar; tiempo para guerra y tiempo para la paz.
En el segundo texto invita a una vida cotidiana en franca imitación de Cristo. Precisa la misiva a los hebreos. Hermanos: Manténganse el amor fraterno. No dejen de practicar la hospitalidad. No la olviden. Gracias a ello algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. Acuérdense de los presos como si estuvieran con ellos en la cárcel, y de los maltratados y de los que sufren porque ustedes también tienen cuerpos. Tengan todos en gran honor el matrimonio y que el lecho conyugal sea sin mancilla. Que no se manche la unión conyugal… que no haya avaricia en sus costumbres. Es decir, no corran tras el dinero. Hay que estar contentos con lo que tenemos. El Señor ha dicho: Nunca te dejaré ni te abandonaré. Así que con toda confianza podemos afirmar: el Señor está conmigo, con nosotros, no tenemos temor… Nosotros tenemos una mesa sagrada en la cual no pueden sentarse los que todavía sirven en el Templo. Ambas citas se han extraído de la Biblia Latinoamericana y de la Liturgia de la Horas, no sin emprender una particular expresión. Vivamos, pues, un profusa Cuaresma para arriba a una Pascua de Resurrección esplendorosa llena de fe y compromiso social militante. Que los bendiga el Dios de la paz. Así sea.
