La necesidad de crear y generar obras colectivas e individuales nos condujo al encuentro. El requerimiento de edificar un espacio para los encuentros, para reconocer las obras y experiencias de los más disimiles panas citadinos nos ha permitido construir un colectivo dialogal. Un desafío histórico nos motivo para incorporarnos con la comunidad de la parroquia Altagracia como total opción en esta batalla cotidiana por la justicia social y la paz. Desde esa dinámica cotidiana de aprender de todos para diseñar un sentido de pertenencia y cimentar un colectivo orgánico con la memoria histórica, la creatividad cotidiana y el compromiso revolucionario ha sido la labor diaria del Proyecto Colectivo Al Final del Bulevar.
Abundantes recitas poéticos, demasiados cantos e interpretaciones musicales, coloquios culturales, insistentes batallas por fortalecer el sentido de pertenencia de la parroquia Altagracia. Amantes de la Caracas física y espiritual, hacedores de versos, rimas y narraciones andariegas. Declarados militantes de los sueños perfectamente realizables. Testigos de una herencia revolucionaria contemporánea, dejamos constancia de nuestro compromiso con la historia, la creación y el colectivo comunitario. La parroquia es nuestra primera patria.
En la Plan Baja del Edificio del Gabinete Cultural se realizaría un mural, cuya pretensión, seguramente inocente, quiso pintar la imagen de la Libertadora del Libertador, Manuela Sáenz, y a propósito de tal pretensión estamos obligados a expresar públicamente nuestra posición total, definitiva y fiel a la historia. No es posible falsear la imagen histórica, particularmente de tan insigne revolucionaria. Hacer un mural bajo los cánones de los comis japoneses resulta, sencillamente, un irrespeto. Ser fieles a la imagen de nuestra heroína histórica tiene que convertirse en un acto revolucionario. Falsear, así sea por inocencia y quizás con alguna buena fe, resulta un disparate. La cultura de hacer mamarrachadas es propia de la televisión comercial y golpista. Nosotros, los revolucionarios estamos obligados inevitablemente a aprehender y aprender nuestro legado histórico con fidelidad, creativa, audacia y sincera militancia. No se puede aceptar un falso histórico. Un falso, así tenga la mejor intención. Existe algo que nos enseñó el Comandante Eterno, Hugo Rafael Chávez Frías: militar en la verdad y la verdad por encima de todo.
De tal manera, que consideramos un horroroso desacierto el mural que intenta expresar el maravilloso rostro de Manuela Sáenz. Una abuso contra la memoria revolucionaria, un insulto a la sapiencia y irrespeto al compromiso político revolucionario. Resulta necesario corregir, enmendar los entuertos. La crítica no es destructiva pero la autocrítica es necesario ejercerla con veracidad, elegancia y compromiso. Tenemos tres propuestas: primera, se reelaboraba el mural con toda la fidelidad necesaria e histórica; segundo, se borra el mural y se deja para la utilidad para la cual se empleaba: proyectar el cine-foro y tercero, le propones un taller sobre la vida de Manuela Sáenz. Estimas pintores y pintoras de brocha gorda, tienen ustedes la palabra.