El cuatro venezolano, como todos los instrumentos que nacieron del cruce cultural que se produjo en el siglo XVI entre Europa y América, tiene sus ancestros más remotos en los laúdes del Medio Oriente, en esos antiguos cordófonos utilizados para hacer música en Egipto, Babilonia, Siria y en los pueblos del Mediterráneo colonizados por los moros. De estos derivaron la vihuela, la guitarra, la mandolina. También el instrumento que está presente en casi todas las formas musicales que se interpretan en Venezuela: el cuatro, un instrumento sencillo, modesto, que se convirtió en el corazón de nuestra musicalidad. Podemos afirmar que el ancestro más cercano del cuatro, es la guitarra renacentista.
En las crónicas del padre jesuita Miguel Alejo Schabel, quien nació en Bohemia en 1663, un conocedor de las lenguas indígenas y explorador de los llanos de Apure y Barinas, aparecen referencias a la ejecución del cuatro en los parrandones que se realizaban en esos parajes. Primero con el instrumento cuatro, conformado por cuatro pares de cuerdas, es decir; ocho cuerdas de tripa animal. Después apareció uno de seis curdas, y así fue evolucionando hasta llegar a la versión que hoy conocemos con cuatro cuerdas de nylon afinadas en: La, Re Fa sostenido, Si.
El cuatro se encuentra presente en casi la totalidad de las formas musicales de Venezuela: en el joropo, el vals, la danza, el galerón, en la música cañonera, en las jotas, el pasaje, la onda nueva, la contradanza, la gaita y la décima. Es el nervio y motor en la música de los llanos, del Oriente, de Los Andes y del Occidente del país. Primero fue un modesto instrumento de acompañamiento, luego aparecieron maestros que lo convirtieron en un instrumento solista, fueron talentosos ejecutantes, como:
Fredy Reina, el respetado musicólogo, un innovador que nació en Caracas en 1917 y en esa ciudad murió en 2001. Realizó un gran aporte.
Hernán Gamboa, prodigioso ejecutante y relator de nuestra historia musical, nacido en San Tomé, estado Anzoátegui en 1946, murió en Buenos Aires en 2016. Una vez dijo: “Mi cuatro es mi visa”, en referencia a sus múltiples conciertos internacionales.
Sir Augusto Ramírez, nativo de El Tigre, fundador de La Asociación de Cuatristas de Venezuela. Fue violinista del Sistema de Orquestas que nació en 1957 y falleció en un accidente de tránsito en 2012.
Nerio Franco, maestro zuliano, músico de Guaco en los años 70, nacido en 1946, falleció en 2014, un vanguardista de la armonía con el cuatro.
Cheo Hurtado oriundo de Ciudad Bolívar, quizá el más conocido ejecutante del instrumento, nació en 1960, un concertista que le ha dado la vuelta al mudo. Creador del festival más importante, “La siembra del cuatro”.
Douglas Isea, zuliano que llegó a actuar al lado del maestro Franz Barber y La Filarmónica de Londres, nació en 1947. Produjo álbumes de música latina ejecutando el cuatro como solista.
Fueron ellos, algunos de los pioneros que le dieron un estatus de instrumento solista al cuatro, el rol estelar en la música actual. Hasta entonces, en la primera mitad del siglo XX, el cuatro era un instrumento llano, utilizado solo para acompañamiento, era un mero respaldo armónico para los cantantes, o para los instrumentos solistas como el arpa, la bandola y la mandolina.
En el siglo XXI, el cuatro como instrumento, ha protagonizado un auténtico boom, en todos los rincones de Venezuela lo tocan adolescentes con virtuosismo. De igual forma, la diáspora venezolana por el mundo, monta sus vídeos en las redes sociales con ejecuciones magistrales. Tal ha sido el empuje del instrumento y su creciente protagonismo, que hemos visto a la cantante mexicana Natalia Lafourcade tocando cuatro, a Silvio Rodríguez mostrando orgulloso un cuatro que le regaló Alí Primera y sonando algunos acordes básicos. Isaac Tacha Niño, destacado músico y compositor colombiano, fundador de la Escuela de Cuatro Solista en Colombia, es también un reconocido exponente del cuatro solista en el ámbito internacional. En el sitio web You Tube se pueden ver decenas de músicos japoneses tocando cuatro, los estudiantes de La Universidad de Tokio realizan seminarios de música venezolana y tocan piezas emblemáticas del folclor venezolano, acompañados por el cuatro.
En las últimas décadas, ha surgido una pléyade de ejecutantes del cuatro que llenan los escenarios en varias partes del mundo. Entre ellos están:
Jorge Glem nativo de Cumaná, actualmente residenciado en Nueva York.
Jorge Polanco el zuliano que estuvo actuando y girando con Huascar Barradas y en la orquesta Oscar D´León, actualmente reside en Houston, Texas, donde fundó una academia para la enseñanza del cuatro.
Rafael Pollo Brito, caraqueño egresado del Sistema de Orquestas de Venezuela como oboísta, residenciado en Miami, aunque viaja por todo el mundo.
Gustavo Colina maestro falconiano que ha tocado en los cinco continentes, reside en Maracaibo. Ha realizado varias producciones musicales junto a su hermano Israel Colina.
Los muchachos del grupo C4 Trío, agrupación que surgió en 2004 del exitoso festival que organiza el maestro Cheo Hurtado llamado, “La siembra del cuatro”, donde concursan ejecutantes de todo el país. Ellos se conocieron concursando en dicho festival.
Al grupo C4 Trío, lo conforman tres diestros cuatristas desde su nacimiento, ellos son: Eduard Ramírez nacido en Caracas, Héctor Molina natural de Mérida, Jorge Glem oriundo de Cumaná, estado Sucre. Tres años después de su inicio, convocaron al bajista Rodner Padilla nativo de Punto Fijo, estado Falcón; un gran ejecutante y estudioso de la música, especialmente del jazz. Él los complementó armónicamente y se hizo parte de la familia. Con esa dotación tan sencilla de cuarteto de cuerdas, sin cantar, sin coreografías, se ha convertido en un acontecimiento artístico mundial. Son admirados por los grandes músicos de América Latina de la talla de Jorge Drexler, Luis Enrique Mejía, el director de la Orquesta Sinfónica de Miami, el maestro Eduardo Marturé, quien los ha invitado a compartir su escenario en La Florida.
Se constituyeron en agrupación formalmente en 2006, allí comenzó su modesto andar. Ellos, donde pisaban, dejaban huella de los auténticos artistas. En 2009 grabaron el álbum “Entre manos”. Viajaron a Colombia al Festival de Villavicencio en 2011, causando una grata impresión.
Buscando siempre evolucionar y presentar cosas nuevas, en 2012 comenzaron una gira de conciertos con el cantor oriental Gualberto Ibarreto, el carismático barítono nativo de El Pilar, estado Sucre. Fue un éxito colosal acompañar al maestro del folclor oriental, el álbum que hicieron juntos fue nominado a los premios Grammy de ese año, se ha convertido en un clásico. En 2013 realizaron una producción con un músico que había sido uno de sus profesores, Rafael Pollo Brito, la titularon “De repente”, con una selección de temas en Onda Nueva y de la trova Latinoamericana.
En 2014 Rodner Padilla decide radicarse en los EEUU para trabajar como bajista con varios solistas importantes, entre otros, con el salsero Luis Enrique y la jazzista Linda Briceño. Entra a sustituirlo un excelente bajista Gustavo Márquez, quien era licenciado en música con estudios de armonía al lado de Gerry Weil. Había pertenecido a la Big Band Simón Bolívar. Gustavo hizo excelentes grabaciones y conciertos, como “C4 Trío y Guaco” con el sonero Marcial Isturiz cantando “Sentimiento Nacional”. Pero su salud se deterioró, producto de un cáncer agresivo, un linfoma no Hodgkin que acabó con su vida. Se marchó temprano un creador de alto nivel, fue en mayo de 2018 su muerte. Un hecho muy doloroso, que enlutó al ambiente musical venezolano por completo.
Regresó el bajista Rodner Padilla a la agrupación C4 Trío, volvía a unirse la plantilla original. En 2016 habían celebrado su décimo aniversario con una serie de conciertos a sala llena en Europa, los EEUU, y parte de Latinoamérica.
En 2019 realizaron una producción con el salsero Luis Enrique, el nativo de Nicaragua (Somoto, 1962), titulada “Tiempo al tiempo” donde está el tema “Añoranza” dedicado a los paisanos inmigrantes, en tiempo de contradanza y luego pasa a gaita tambora:
“Me voy para no sé dónde
y voy a andar no sé cuánto
Cargando en mi corazón
las cosas criollas del campo”.
El tema fue realizado a ocho manos, en su poesía y su melodía. Sus cuatro autores son: Jorge Luis Chacín, Rodner Padilla, Luis Enrique Mejía y Héctor Molina. En ese tema grabó la tambora de gaita, el destacado percusionista zuliano José Poke Ferrer.
Podríamos afirmar que en la actualidad, C4 Trío lleva la bandera de la promoción del cuatro venezolano por el mundo entero. Todos seguidores de luz, están apuntando de forma cenital hacia ellos. Gozan de la admiración de los músicos académicos, de los folcloristas, de los jazzistas y del público más heterogéneo. Y toda esa escalada de popularidad, la han logrado tocando ese instrumento pequeño y liviano, como un recién nacido, con solo cuatro cuerdas sencillas, pero que contiene el alma sonora de Venezuela, el cuatro. La agrupación C4 Trío representa el poderío del instrumento nacional, el “cambur pintón” de nuestra niñez, el eterno compañero de las parrandas venezolanas.