"El agricultor Gabriel García encontró una espada de la época de la colonia que data de 1786, […], mientras el referido trabajador realizaba labores de siembra en sus tierras" [1].
Para conocer su procedencia y catalogarla. Sin duda alguna que la espada colonial hallada por el agricultor Gabriel García debe ser recuperada por el IPC. Allí estan conspicuos representantes de la Academia: están representadas con amplitud las profesiones de jerarquía universitaria, desde la Antropología, pasando naturalmente por la Arquitectura y la Sociología, y claro, no faltaría más, numerosos periodistas.
Legítimo propósito el de nuestros académicos del IPC y magnífica oportunidad para que lo más encumbrado del conocimiento venezolano, hicieran un agudo y nítido análisis de la situación de nuestro agricultor Gabriel García respaldado por cosas que constituyen las tres columnas de la razón: el dominio del lenguaje; el rico mundo perceptual y la habilidad lógica que poseen.
Pero, ¡qué lástima! No hicieron eso. No se tomaron la molestia de sentarse a escribir un documento –protocolo, asi lo llaman ellos-, que podía haberse convertido en una referencia notable. Desperdiciaron una magnífica oportunidad de entregar al agricultor Gabriel García, un vehículo –eso fue lo único que pidió- para el transporte público y sacar sus cosechas del pueblo de El Hoyo.
Algunos pudieran pensar que ese campesino -el menos dotado y de nublada mente apasionada-, planteó un mapa diáfano colectivo de la crisis en la que estan sumergidos, con las rutas marcadas para salir de ella.
Por el contrario, lo acusaron de "chantaje", sin mucha atención a su lectura, quizás, detenida de improviso en algún corredor de los silenciosos claustros o en los asépticos laboratorios del IPC, por una mensajera que le apuntaba la firma.
Tal vez mientras lo hacían se decía a si misma: ¡El Hoyo o ¿El Hoyo? … No puede esperar por remilgos antropológicos! Se metió de bruces en la "politica mezquina" y ¡paf!
Esto lo debió entender su presidenta, acostumbrados a definir un dominio del trabajo y un aislamiento de esa potestad para poder estudiarlo sin afectaciones emotivas.
Entro en un ámbito en el cual son los eventos y no los argumentos lo que priva, pero, arrogancia de por medio, lo hizo no asumiendo su nuevo rol de manifestante movilizado por el listado de tropelías cometida por el IPC, sino pretendiendo darle, con sus títulos académicos, valor argumental a ese listado.
Y como el "protocolo" de los catedráticos del IPC era a favor de la legalidad, quien elaboró la respuesta asumió la larga lista de tropelías relatadas y el amplio número de académicos reunidos para darle veracidad a las denuncias.
Pregunto:
¿El IPC y sus académicos no sentirán algún rubor por un papel donde se les dice como colegas de las ciencias y las artes, que sus "calificativos" responden seguramente a l distancia del lugar de los a acontecimientos, al manejo torpe de algunos estereotipos, a la desinformación del gobierno?
Respondo:
Si el protocolo espera por su firma, ¡Caramba! ¿Qué bochorno!
Se dice que la historia se repite con frecuencia. Bolívar, con su espada, convirtió en republicana, llamándola El Hoyo de San José de Paria, Parroquia de Güiria, Municipio Valdez, Estado Sucre, dirigieron al monarca español este afectado escrito:
"[…] seguirá el desaliento de las personas blancas y decentes: animará a los mestizos su mayor número: se abandonarán estos (los blancos) a su pesar y desprecio: se acabaran las familias que conquistaron y poblaron con su sangre e inmensas fatigas la Provincia: se olvidaran los nombres de aquellos vasallos que han conservado con su lealtad el dominio de los Reyes de España: hasta la memoria se borrarán sus apellidos: y vendrán los tristes días en que España por medio de la fuerza se vea servida por Mulatos, Zambos y Negros, cuya sospechosa fidelidad causará conmociones violentas, sin que3 haya quien por su propio interés y su honra, por su limpieza y fama exponga su vida llamando a sus Hijos, Amigos, Parientes y Paisanos para contener a la gente vil, y defender la causa común y propia" [2].
REFERENCIAS:
[1]. https://www.aporrea.org/regionales/n377473.html
[2]. Citado por Luis Pellicer en: La vivencia del honor en la Provincia de Venezuela, (1996:28) Caracas, Fundación Polar.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡