Dedicado a su esposa María Eugenia Sánchez de Contramaestre, albacea de su legado.
"No es frecuente maridaje el de la lira y el pincel, si bien tan entrañadas caminaron siempre la poesía y la pintura"
Alfonso Ortega Carmona.
Director de la Cátedra de Poética "Fray Luis de León"
El día de todos los santos de 1962, un camión pleno de cadáveres de animales recorrió Caracas hasta llegar a la calle Villaflor N° 16 de Sabana Grande, allí se detuvo y una vez tirada tan singular y sanguinolenta carga, el conductor desapareció contrariado dejando a quien la trasportaba sumido entre cuadros elaborados con "…materiales de desecho, ropas viejas y vísceras de animales…"(1) Al amanecer la ciudad se disponía a celebrar el día de los difuntos, mientras tanto todas esas obras tratadas con "…sal, kerosén, trementina y otras sustancias para retrasar su putrefacción, que debía suceder mientras durara la exposición"(2) que fue poco. Estaban ya dispuestas en las paredes de un garaje(3) para una exposición que se inauguraba por la noche. Era un acto desafiante convertido en el "ápice de la propuesta estética ballenera", en el afán de darle vida a la muerte, explorando nuevas posibilidades de creación. "Además de ser una gran provocación dirigida contra los códigos sociales y morales de la burguesía venezolana, Homenaje a la necrofilia funcionó como un barómetro sin precedentes del clima político tumultuoso de ese momento histórico"(4)
Ahora bien, ¿Quién era el blasfemo que se atrevía a tal osadía?, ¿Qué significaba esa parodia convertida en propuesta museística?, ¿De dónde había salido? y ¿Que pretendía el artista con esos 13 cuadros(5) convertidos en alegorías de la realidad?... todas esas preguntas debieron cruzar por la mente de los censuradores del momento. ¿Quién se enfrentaba a la política desarrollista del momento lo hacía abierta y creativamente? Ante la violencia imperante les decía que en el fondo existía algo "podrido en Venezuela". ¡A 60 años muy poco o casi nada queda de la exposición Homenaje a la Necrofilia como lenguaje plástico destinado a la destrucción, excepto la convicción del mugriento impacto que causaron sus órganos corrompidos expuestos sin tapujos! ¡Del médico - artista, promotor y ejecutor Carlos Contramaestre queda el recuerdo de algunos y el desconocimiento de la mayoría! ¿vivimos en el país de la desmemoria: mientras más ignorantes mejor? Nos entretenemos con la noticia del momento o de hace poco ¿A quién pertenece la estatua ecuestre de María Lionza? o ¿Cuál es el sitio donde debería estar: la UCV o Sorte? No importa el desconocimiento del maestro Alejando Colina como su escultor o el simbolismo de la obra. Esa es Venezuela y seguirá siendo la misma, de nada vale cambiar de presidente o chofer, si seguimos empecinados con el mismo y destartalado bus. La desmemoria es nuestra mayor condena. El régimen actual al apropiarse descaradamente del Techo de la Ballena olvida que fue un movimiento de vanguardia y que la exposición Homenaje a la necrofilia es una alusión a los muertos de Bethencourt como lo sería a los muertos de ahora. Contramaestre fue un contestatario que nunca le haría carantoñas a los falsos revolucionarios que han acabado con su Patria.
Carlos Alberto Salas nació en el viejo Hospital San José de Tovar el 24 de julio de 1933, hijo natural de Maximina Salas. Aunque fue legitimado por sus padres ante la Corte Suprema del Estado Trujillo el 11 de abril de 1948(6) y en octubre de 1958 solicitó al cura – párroco de Tovar que: "Después de la nota marginal deberá aparecer mi nombre y apellidos definitivos o sea: Carlos Alberto Contramaestre"(7), le urgía la expedición de la fe de bautismo porque tenía previsto casarse el 3 de noviembre. Por sus venas corría sangre andina: trujillana por su madre, tachirense por su padre, merideña por su nacimiento e irreverente porque la partera que lo asistió fue tovareña.
Los primeros años de vida de Carlos Contramaestre no fueron nada fácil. Era el sexto hijo de Maximina Salas, quien había sido abandonada por su anterior esposo con sus otros cinco hermanos menores. Su padre Julio Contramaestre la conoció "…lavando ropa para el cuartel y la gente más acaudalada del pueblo", ya era una mujer de 35 años. Julio por su parte, era un aventurero escapado del ejército que emigró a Colombia donde vivió por más de quince años ejerciendo los más variados oficios, además se convirtió en un tahúr del juego de dados. Al regresar a Venezuela desanda por varios pueblos hasta que conoce al Dr. Ori de quien se convierte en su asistente y se avecinda en Tovar. Aquí sus padres fundan la pensión familiar Táchira, primera en su estilo, que Contramaestre llamaría en uno de sus libros una Pensión ardiente, "Porque todo comenzaba de noche/ y todos eran gatos con los ojos brillantes/ que iluminaban el cuarto de Maruja o el de la Doblepaso/"(8) Mientras otros se divertían jugando a las cartas o a los dados, entre ellos su padre.
Sus pininos y primaria los hizo en la Escuela MacGregor de Tovar (1939-1945). Al año siguiente su familia se muda a Valera con todo y posada ahora llamada Tovar. En Valera continua con el bachillerato en el Liceo Rafael Rangel (1946-1949) que culmina en el Liceo Fermín Toro de Caracas (1949-1950), rodeado de compañeros y paisanos trujillanos. En sus constantes viajes a Valera descubre a Salvador Valero a principio de los cincuenta.
En 1951 regresa a Mérida a estudiar medicina (1951-1954). Inicia su actividad expositiva en una colectiva con Marcos Miliani, Salvador Valero y Renzo Vestrini, en la AVP de Valera (1951) y en una colectiva realizada en la Facultad de Derecho de la ULA tras la fundación del Taller Libre de Arte en Mérida (1954). Después de terminar el cuarto año de medicina en 1954, ante la represión política de la dictadura viaja a Salamanca (España), donde revalida y concluye la carrera en 1959. Regresa a Venezuela y pasa por Caracas para radicarse hasta 1962 en la población de Jajó donde ejerce como médico rural adscrito al Ministerio de Sanidad.
Aunque ocasionalmente viajaba a Caracas, en 1960 para participar con dos obras: Chatarra y Muro, y fábula en el Salón Experimental de la Sala Mendoza y en especial en 1961 cuando se convierte en el ideólogo y uno de los miembros activo más resaltantes del grupo El Techo de la Ballena, comprometido con propuestas contestatarias tanto en el arte como en la política (1961-1967).
En 1962, ya con los materiales suministrados por un carnicero de Jajó preparados, en su mayoría huesos y restos de vísceras disecadas de nuevo viaja a Caracas donde termina de concluir y realiza el montaje de las obras que formaron parte de la célebre exposición en Homenaje a la Necrofilia, que fue cerrada a los pocos días de inaugurada por el Ministerio de Sanidad y desalojada con un camión del Aseo Urbano. Que le costó su cargo al ser destituido como médico adscrito a dicho Ministerio, pero no lo amilanó y contrario a lo que muchos querían tampoco se quedó en Caracas, sino se trasladó a ejercer su profesión de manera privada y seguir su pasión por el arte en Cabimas - Zulia de 1963 a 1968. Bien lo dijo Juan Calzadilla al referirse a la exposición: "…se trataba, en propiedad, de algo más que de una exposición contra el buen gusto y contra el arte de museos; era evidente que constituía una suma de símbolos, una sátira, en la que se pretendía ver representada la agresividad, siempre ejercida contra la inocencia, de los organismos policiales del estado"
En 1968, su amigo el pintor Oswaldo Vigas, quien era director de cultura de la ULA, lo llama para que se venga a Mérida a dirigir el Centro Experimental de Arte de la ULA (1968 - 1973) y a su vez lo designa director de publicaciones. Después sería director de cultura.
Las exposiciones individuales, colectivas, premios y colecciones donde está representado Carlos Contramaestre son múltiples y diversas. Al igual que su obra poética y de invectiva, fue un creador por excelencia que se salió de los cañones cotidianos. Pero también fue un gestor y promotor del arte popular que supo llegar a tiempo, aunque en algunos casos otros se llevaron la gloria.
Carlos Contramaestre visto por los amigos, críticos de arte y literatura.
Son innumerables los juicios expresados sobre Carlos Contramaestre referentes a su vida, legado, libros y actuación como gerente cultural.
Sirva de abreboca el texto de presentación del Homenaje a la necrofilia escrito por Adriano González León en 1962, donde señala que: "Carlos Contramaestre se transa por reivindicar las categorías de una forma de amar y de morir, donde cada cópula y cada hueso recuerdan, aún más allá de la vida, un acto soberano del hombre (…)"
Para Juan Calzadilla en Armando Reverón, el hombre mono el autor: "…Carlos Contramaestre ha compuesto un largo poema… Un poema satírico donde se maneja una serie de conjeturas, probabilidades y hechos absurdos atribuidos con un valor mítico al personaje Reverón"
De acuerdo con Arnaldo Acosta Bello: "…este médico que se preocupa por el destino y prefiere las soluciones poéticas, la lectura de los lunares y de las auras; este médico, repetimos, se ocupa del amor, porque, igual que el viejo Aerolus Bombasto de Hoenhein, sabe que el limbo está en el semen y el espíritu en la matriz"
Escribe Hugo Figueroa Brett, que: "Carlos Contramaestre, médico por Salamanca y lejanía, es uno de los pintores venezolanos que jamás ha tenido puesto preponderante, pero, ha sido en el tiempo lo que él ha querido: un llamado de atención jamás acomodado a uno u otro parecer de moda y ha dejado sentir según la época su poder de expresión contra el régimen de turno o conocimiento estético si la situación de su amor aquilata ese entonces"
Hesnor Rivera(9) al reseñar el libro Por decreto y por sueños de Maximina Salas, afirma que: "…la mano de Contramaestre pone en su sitio a las palabras, no tanto para que brillen o fascinen, como pueden hacerlo los colores frente a las pupilas de la serpiente y el gato, sino para que establezcan las reglas del desenfreno en el acarreo de los materiales entregados furiosamente por la imaginación y la memoria, esas obreras de las arquitecturas infernales que nos arrebatan los ojos llenos de paraísos perdidos"
Señala Adriano González León, en el "prólogo del encantado" de la Mudanza del Encanto (1979), que: "Contramaestre se dedicó con paciencia a reunir relatos curiosos y trozos de expedientes, en una especie de recorrido documental sobre el diabolismo y la alucinación que desde el viejo mundo, asciende con detalles especiales en este lado del océano y se hace extensivo hacía consejas y tradiciones, además de influir en la creación literaria"
Jesús Serra es concluyente: "Con Metal de soles Carlos Contramaestre reafirma una vez más su impecable versatilidad creadora. No sólo es el pintor que acierta sobre las telas, con sus imágenes plenas de lirismo, o el crítico lucido en la valoración de las obras de muchos de nuestros artistas plástico, sino el poeta que sabe organizar y expandir verbalmente los perdurables fuegos de una imaginación incesante y vitalizadora"
José Antonio Bravo(10), afirma que: "Carlos Contramaestre es uno de los intelectuales de mentalidad más original que ha dado Latinoamérica en estas últimas décadas"
Gastón Baquero(11), lo considera: "…un venezolano loco de siempre por Señora Poesía, hermano mayor de Madame Locura y sobrino de la esposa de Orfeo…"
El poeta Enrique Hernández D´Jesús, consecuente amigo, lo cataloga de: "Versátil creador que conjuga poesía y pintura en espacios convergentes, donde el amor, la muerte y la inasible realidad han sido temas recurrentes"
Salvador Garmendia, centra su crítica en su obra magna, señalando que: "Bajo el techo de esa ballena subversiva se llevan a cabo los primeros actos sacrílegos que habían conocido el arte y la literatura en Venezuela. En Homenaje a la Necrofilia, el carro del aseo municipal, especie de mancillado coche fúnebre cargó con las piezas que Carlos había confeccionado a base de vísceras, huesos y sangre de animales domésticos"
Al dejar ver algunas confidencias de la faceta quizás más conocida "En realidad para mí (…) fue como un hábito que se formalizó desde Salamanca. Contramaestre, Alfonso Montilla y yo, le pusimos al apartamento donde vivíamos El Techo de la Ballena, sacado de un libro de Borges (creo que significa cielo e hicimos lo que se acostumbraba en la época). Más que los cadáveres exquisitos hicimos teatro, escribimos canciones, hicimos literatura colectiva" Caupolicán Ovalles puntualiza que: "Lo más importante de éstos años fue haber conocido a Carlos Contramaestre a nivel creador (…)"
Sin lugar a dudas, de acuerdo a lo escrito por Ángel Rama (1926-1983) en el prólogo de su obra póstuma Antología de El Techo de la Ballena (1987): "De los numerosos movimientos artísticos venezolanos que confirieron su peculiar nota tumultuosa a la década del sesenta en Caracas, hubo uno que se distinguió por su violencia, su espíritu anárquico, su voluntaria agresividad pública, haciendo de la provocación ´un instrumento de investigación humana´. Fue el que libérrimamente se autodenominó El Techo de la Ballena" y Carlos Contramaestre tovareño por nacimiento y ciudadano del mundo por su obra uno de sus principales protagonistas. Genio y figura.
Con motivo de los 35 años del Techo de la Ballena la revista Imagen N° 30-2 de junio de 1997, le dedicó el dossier "Carlos Contralamuerte" que bien vale la pena referir por su valioso contenido.
Stefania Mosca a manera de desdén o reclamo sin respuesta, se pregunta o nos pregunta: "…¿quién es Carlos Contramaestre? Uno que otro recordará que fundó un movimiento llamado el Techo de la Ballena. Otro dirá que cuando se presentó su Homenaje a la necrofilia no había nacido. El país, que siembra la desidia y el olvido desde sus instituciones, sin aparato crítico que valore y dimensione las obras de sus creadores, realza las capas de convencionalidad en la interpretación de lo venezolano sin atender a sus formas. Olvida, posterga. Estamos siempre ante el vacío"
El coleccionista Ignacio Enrique Otero, quien posee la pieza N° 7 Estudio para verdugo y perro del catálogo Homenaje a la necrofilia 1962, una de las dos obras que subsisten convertidas en iconos del arte contemporáneo venezolano y latinoamericano, nos comenta la reacción del artista al ver la obra: "…Carlos, quien estaba junto a su María Eugenia, se conmovió y vibró de emoción al reencontrarse con esa obra, la cual no había vuelto a ver en treinta años, según sus propias palabras"
Por su parte, la ensayista y docente Carmen Díaz Orozco, considera que: "Carlos Contramaestre no sólo fue miembro fundador del Techo de la Ballena (Caracas, 1961-1964), sino también una figura capital en la elaboración de la propuesta estética del movimiento (…) Desde el Techo de la Ballena, Contramaestre emprende una arremetida contra el anquilosado movimiento cultural de la época, representado en las propuestas del abstraccionismo geométrico, del paisajismo tradicional y del realismo social. Se trata de una postura crítica que, a partir de lo estético accede a lo social y a lo político y que se funda en un concepto que guiará toda la propuesta posterior al Techo"
Para el artista plástico Víctor von Dangel: "El Homenaje a la necrofilia en su momento fue el diagnostico justo de la enfermedad que amenazaba gravemente a nuestra sociedad, en la medida en que desbordaba el simple sentido de la denuncia fácil o interesada de algunos artistas, o aun la confesión de algún doliente más entre tantos intelectuales del momento, con sus cargas de resentimiento, de dolor, de esperanza, ¿quién lo duda?, desde el cuerpo histórico del continente y de un país especifico, sensiblemente agredido por el desconcierto de los males enunciados"
Por su parte, otro artista plástico Eugenio Espinoza, reafirma que: "Contramaestre fue el más radical. Fue más allá de todo riesgo posible"
Y para quien esto escribe, Carlos Contramaestre Salas (1933 - 1996) fue un pintor y poeta irreverente, un promotor de la cultura regional y del arte popular; un adelantado a su tiempo, un inconforme y un rebelde con causa, que sabía lo que quería y por eso insurgió en un momento histórico que requería de esfuerzos denodados como el "Homenaje a la necrofilia" sin importar las consecuencias. Su mayor y reconocido aporte a la intelectualidad venezolana fue El Techo de la Ballena que significó una ruptura violenta contra los cánones establecidos. Fue un reto a la sociedad caraqueña adormecida y sacudida en pleno día de los difuntos, que alcanzó a todo el estamento político y cultural del momento, marcando un antes y un después, donde lo conceptual se impuso sobre lo tradicional.
Pero también lo fue y eso casi nadie lo recuerda su pasión salmantina como investigador del arte popular, por él conoció el país la obra de Salvador Valero, de quien se convirtió en su biógrafo; a Juan Félix Sánchez, fue el primero en visitarlo en El Tisure después que un reconocido fotógrafo le dio las coordenadas de vuelo, pero a lomo de mula; a Rafael Vegas y Antonio José Fernández, que apodo "El hombre del anillo". Esos descubrimientos cambiaron el concepto de arte ingenuo por el de imaginero popular. Todo esto lo hizo de manera silenciosa, sin aspavientos. A Contramaestre en alianza con Omar Granado se le debe la introducción del arte de la Litografía en Mérida a finales de 1969.
Honor y recuerdo perenne al "Gran Magma" (como le decían sus amigos) quien a pesar de la desmemoria colectiva hoy está cumpliendo 90 años de vida (1933 -24 de julio- 2023), su obra portentosa no tiene fecha ni caducidad, fue y es tan necesaria ayer como hoy. Imposible borrarla. Su sueño y su desvelo al igual que André Bretón: "Cambiar el mundo, transformar la vida". Su logro más importante fue vivir la vida para vencer la muerte. Aunque esta última siempre se impone. Bien lo dijo Caupolicán Ovalles: "Preparaste tu muerte para tu vida, por eso hoy él vive y la muerte retoza en él como el cordero en el ojo del águila celeste"
Ya llegará el momento en que la crítica le dé a la figura señera de Carlos Contramaestre el sitial que le corresponde como pintor y poeta o poeta y pintor de gran originalidad: único, irrepetible e irreverente.
Néstor Abad Sánchez
La Abadía, mayo 7 y julio 24, 2023
Notas:
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Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela. Ediciones de la Fundación Galería de Arte Nacional, Gráficas Lauki, C.A., Caracas, 2005. p. 333.
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Ídem. pp. 333-334
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Robles P., Eduardo. Huesos, vísceras, pieles y sangre como elementos pictóricos en Contramaestre. Diario La Espera, Caracas, 1 de noviembre de 1962. De acuerdo a lo expresado en esa entrevista por Contramaestre la idea de exponer en un garaje era para dejar claro que "esta exposición no está preparada de cara a los compradores"
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http://caiana.caia.org.ar/template/caiana.php?pag=articles/article_2.php&obj=284&vol=11
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A fin de satisfacer la curiosidad de algunos, estos son los títulos de las obras del catálogo Homenaje a la necrofilia: 1) Erección ante un entierro; 2) Posición de la víctima; 3) Beso negro; 4) Lamedores de placenta; 5) Flora cadavérica; 6) Proyecto para gaveta y catafalco; 7) Estudio para verdugo y perro; 8) Ventajas e inconveniencias del condón; 9) Gabinete de masaje servido por sobadoras diplomadas; 10) El vampiro de Dusseldorf posa junto a una de sus víctimas llamada Inge; 11) Consoladores de mecanismo perfecto; 12) Deterioro de las relacias y 13) Canto de "Fe y Alegría" (Succio Mamae).
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Registro Civil del municipio Tovar: Libro de Nacimientos de 1933, Acta Nº 254, f. 64. Nota anexa al acta, que dice textualmente: "...Tovar 15 de abril de 1948… por decreto de legitimación de fecha 11 del presente mes de la Corte Suprema del Estado Trujillo, fue legitimado Carlos Alberto, a quien se contrae la presente partida por, sus padres Julio Contramaestre y Maximina Salas…"
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La Abadía de Néstor. Solicitud de Carlos Contramaestre al Pbro. Rafael Chittaro Monsalve, fechada en octubre de 1958.
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Del libro Por decreto y por sueños de Maximina Salas (1977)
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Rivera, Hesnor. Por decreto y por sueños de Maximina Salas. Diario Panorama, Maracaibo, 15 de mayo de 1977.
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Bravo, José A. Contramaestre: de brujos y hechizos. Diario El Universal, suplemento "Blanco y Negro", Lima, 10 de febrero de 1991.
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Baquero, Gastón. Tanatorio: Carlos Contramaestre puso nerviosa a la muerte. Diario de Caracas, suplemento "Bajo palabra", Caracas, 26 de febrero de 1995.