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II. Sobre los derechos civiles y políticos
En Estados Unidos, el gobierno restringe y viola gravemente los derechos políticos y civiles de los ciudadanos.
La policía de EEUU utiliza con frecuencia la violencia contra los ciudadanos. Según lo publicado en los medios de comunicación, 315 agentes de Nueva York fueron sometidos a un proceso de investigación interna por el uso incontrolado de la violencia que hicieron durante el ejercicio de la ley. La cifra era de sólo 210 en 2007. En los últimos dos años, el número de agentes de Nueva York investigados tras haber recibido demasiadas quejas aumentó un 50 por ciento (http://www.chicagodefender.com). Según un informe del Departamento de Policía de Nueva York sobre el uso de armas de fuego publicado el 17 de noviembre de 2009, la policía de esta ciudad estadounidense disparó 588 balas en 2007, provocando la muerte de diez personas, y otras 354 en 2008, con 13 bajas (http://gothamist.com, 17 de noviembre de 2009). El 3 de septiembre de 2009, cuatro agentes golpearon repetidamente con bastones a un estudiante de la Universidad Estatal de San José y utilizaron pistolas Taser para darle diez descargas eléctricas (http://www.mercurynews.com, 27 de octubre de 2009). El 22 de septiembre de 2009, un estudiante chino en Eugene, en el estado de Oregon, fue golpeado por un agente de policía sin ningún motivo (The Oregonian, 23 de octubre de 2009, http://blog.oregonlive.com). Según Amnistía Internacional, la policía mató a 45 personas en los primeros diez meses de 2009 debido al uso incontrolado de las pistolas Taser. La víctima más joven tenía sólo 15 años. Desde el año 2001, los agentes estadounidenses mataron a 389 personas con pistolas Taser (http://theduckshoot.com).
El abuso de poder es común entre aquellos encargados de aplicar la ley en Estados Unidos. En julio de 2009, el FBI abrió un proceso contra cuatro agentes de la zona de Washington por haber aceptado supuestamente dinero a cambio de proteger un local de apuestas frecuentado por algunos de los traficantes de drogas más poderosos de la región en los dos años anteriores (The Washington Post, 19 de julio de 2009). En septiembre de 2009, un policía que no estaba de servicio y que circulaba en bicicleta por una calle de Chicago atacó al conductor de un autobús que supuestamente le había cortado el paso (The Chicago Tribune, http://www.chicagobreakingnews.com, septiembre de 2009). Ese mismo mes, cuatro ex agentes de Chicago fueron acusados de extorsionar 500.000 dólares a un ciudadano hispano que conducía un vehículo que no había sido registrado en la ciudad y a supuestos traficantes de drogas en el nombre de la ley. Estos policías también ofrecieron sobornos a sus superiores (The Chicago Tribune, 19 de septiembre de 2009). En noviembre de 2009, un ex jefe de policía de Morningside, en el condado de Prince George, fue acusado de vender una arma de fuego robada a un civil (The Washington Post, 18 de noviembre de 2009). En las grandes ciudades estadounidenses, la policía para, interroga y cachea a más de un millón de personas cada año, una cifra mucho más alta que la de hace algunos años (http://huffingtonpost.com, 8 de octubre de 2009).
Las prisiones de Estados Unidos están abarrotadas. Según un informe publicado por el Departamento de Justicia el 8 de diciembre de 2008, más de 7,3 millones de personas permanecían bajo el control del sistema correccional del país a finales de 2008. El número de personas recluidas en las instituciones de este sistema aumentó un 0,5 por ciento interanual en 2008. (http://www.wsws.org). Alrededor de 2,3 millones de personas se encontraban bajo custodia en las prisiones estadounidenses en las cárceles estadounidenses, lo que equivale a uno de cada 198 habitantes del país, de acuerdo con el informe. Entre el 2000 y el 2008, el número de reclusos aumentó un 1,8 por ciento anual de media. (http://mensnewsdaily.com, 18 de enero de 2010). El gobierno del estado de California llegó a sugerir la posibilidad de enviar decenas de miles de inmigrantes ilegales a México para aliviar la presión que el exceso de presos ejerce sobre su sistema penitenciario (http://news.yahoo.com, 26 de enero de 2010).
En Estados Unidos, los derechos básicos de los reclusos no están bien protegidos. Los casos de presos violados por empleados de las instituciones penitenciarias abundan. Según el Departamento de Justicia, el número de denuncias relacionadas con la "mala conducta sexual" de los trabajadores de las 93 prisiones federales del país han ascendido a casi el doble en los últimos ocho años. Casi el 40 por ciento de los 90 empleados juzgados por haber abusado sexualmente de presos también fueron condenados por otros crímenes (The Washington Post, 11 de septiembre de 2009). El periódico New York Times publicó el 24 de junio de 2009 los datos de un estudio según el cual el 4,5 por ciento de los más de 63.000 reclusos de las prisiones estatales y federales encuestados habían denunciado abusos sexuales en al menos una ocasión en los doce últimos meses. El documento estimaba que durante ese periodo se produjeron al menos 60.000 violaciones de presos.
La caótica gestión de las cárceles en Estados Unidos también provocó el contagio de enfermedades entre los reclusos. Según un informe del Departamento de Justicia, 20.231 hombres y 1.913 mujeres que cumplían condena en las prisiones federales y estatales eran portadores del virus VIH a finales de 2008. El porcentaje de presos portadores del virus era de un 1,5 por ciento en el caso de los hombres y un 1,9 por ciento en el de las mujeres. (http://www.news-medical.net, 2 de diciembre de 2009). Entre 2007 y 2008, el número de casos de SIDA en las prisiones de California, Missouri y Florida aumentó en 246,169 y 166, respectivamente. Más de 130 reclusos de los centros federales y estatales murieron por causas relacionadas con el SIDA en 2007 (http://thecrimereport.org, 2 de diciembre de 2009). Un informe de Human Rights Watch publicado en marzo de 2009 señalaba que la cárcel del estado de Nueva York tenía el mayor número de reclusos con SIDA y hepatitis C del país y no garantizaba el acceso a los tratamientos de abuso de sustancias, ya que impedía a los consumidores de droga recibir este tipo de tratamiento como una forma de castigo (http://www.hrw.org, 24 de marzo de 2009).
A pesar de su defensa de la "libertad de expresión", la "libertad de prensa" y la "libertad en Internet", el gobierno estadounidense controla y registringe el derecho de sus ciudadanos a la libertad cuando se trata de proteger sus propios intereses y necesidades.
La libertad de los ciudadanos estadounidenses de acceder a información o distribuirla está estrictamente controlada. Según lo publicado por los medios de comunicación, la Agencia de Seguridad Nacional (ASN) empezó controlar las comunicaciones instalando equipos especializados de escucha e interceptando teléfonos, faxes y cuentas de correo electrónico en 2001. Este tipo de estrategias se utilizaban en un principio para vigilar a ciudadanos de origen árabe, pero pronto empezaron a emplearse para controlar a millones de estadounidenses de otras procedencias. La ASN estableció más de 25 centros de escucha en San José, San Diego, Seattle, Los Angeles y Chicago, entre otras muchas ciudades. La agencia también anunció recientemente que está construyendo un almacén de datos con una superficie de un millón de pies cuadrados y con un coste de 1.500 millones de dólares en Camp Williams (Utah) y otro en San Antonio para poder llevar a cabo una nueva misión de "vigilancia cibernética". Los medios publicaron que un hombre llamado Nacchio fue acusado de 19 cargos de y condenado a seis años de prisión cuando se negó a participar en el programa de vigilancia de la ASN (http://www.onlinejournal.com, 23 de noviembre de 2009).
Tras el ataque del 11 de septiembre, el gobierno de Estados Unidos, en nombre de la lucha contra el terrorismo, autorizó a los departamentos de inteligencia a entrar en las cuentas de correo electrónico de los ciudadanos para vigilarlos y eliminar cualquier información que pudiera amenazar los intereses nacionales. La "Patriot Act" dio más libertad a las agencias encargadas de la aplicación de la ley para pinchar los teléfonos y controlar tanto las comunicaciones a través del correo electrónico como los registros médicos y financieros. El acta también amplió la capacidad de las autoridades de inmigración y aplicación de la ley para detener y deportar a inmigrantes sospechosos de haber cometido actos relacionados con el terrorismo. El acta amplió además la definición del terrorismo, aumentando el número de actividades que las autoridades encargadas de la aplicación de la ley podían prohibir. El 9 de julio de 2008, el Senado de Estados Unidos aprobó el Acta de Enmienda al Acta de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, que otorgaba inmunidad legal a las compañías de telecomunicaciones que participaran en programas de escucha y vigilancia y autorizaba al gobierno a interceptar las comunicaciones entre ciudadanos estadounidenses y residentes en el extranjero sin necesidad de recibir la aprobación de un tribunal para así facilitar la lucha contra el terrorismo (The New York Times, 10 de julio de 2008). Las estadísticas muestran que entre 2002 y 2006, el FBI recopiló miles de registros de ciudadanos estadounidenses en forma de correos electrónicos, notas y llamadas. En septiembre de 2009 se estableció un organismo de supervisión de Internet, lo que hizo pensar a los ciudadanos que el gobierno podría utilizar la seguridad en la Red como una excusa para controlar e interferir en los sistemas personales. Un funcionario del gobierno estadounidense dijo en una entrevista concedida al New York Times en abril de 2009 que la ASN había interceptado llamadas y correos electrónicos privados en los últimos meses en una escala que superaba ampliamente los límites legales establecidos por el Congreso el año anterior. Además, la ASN también estaba pinchando los teléfonos de políticos extranjeros, funcionarios de organizaciones internacionales y periodistas conocidos (The New York Times, 15 de abril de 2009). El Ejército también participaba en los programas de vigilancia. Según la cadena de televisión CNN, una organización militar de evaluación de riesgos en Internet con sede en Virginia se encargaba de vigilar blogs oficiales y privados, documentos oficiales, información personal de contacto, fotografías de armas y entradas a las bases militares y otras páginas web que podrían suponer una amenaza para la seguridad nacional.
La supuesta "libertad de prensa" de Estados Unidos está completamente subordinada a sus intereses nacionales y manipulada por el gobierno. Según lo publicado por los medios de comunicación, el gobierno estadounidense y el Pentágono hicieron participar a ex oficiales militares en los informativos de radio y televisión durante las guerras de Irak y Afganistán para glorificar estos conflictos armados, guiar a la opinión pública y conseguir que los ciudadanos apoyaran la ideología antiterrorista (The New York Times, 20 de abril de 2009). A finales de 2009, el Congreso aprobó una ley que imponía sanciones a diversos canales por satélite de origen árabe por emitir contenidos que iban en contra de Estados Unidos y por promover la violencia (http:// blogs.rnw.nl). En septiembre de 2009, ciudadanos que estaban utilizando mensajes de texto y la red social Twitter para organizar manifestaciones se enfrentaron a la policía en Pittsburgh durante la celebración de la Cumbre del G20. Elliot Madison, de 41 años, fue acusado de dificultar la detención de los manifestantes vía internet. La policía también registró su vivienda (http://www.nytimes.com, 5 de octubre de 2009). Vic Walczak, director legal de la Unión de Libertades Civiles de América en Pennsylvania, comentó que esa misma conducta se calificaría en otros países de "violación de derechos humanos", mientras que en Estados Unidos se define como "control necesario del crimen". (Continúa)
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III. Sobre los derechos económicos, sociales y culturales
La pobreza el desempleo y la carencia de hogar son problemas graves en los Estados Unidos, donde los derechos económicos, sociales y culturales de los trabajadores no pueden ser garantizados.
La tasa de desempleo en Estados Unidos en 2009 fue la más alta de los últimos 26 años. El número de empresas y personas que cayeron en la bancarrota siguió ascendiendo a causa de la crisis financiera. La Associated Press reportó en abril de 2009 que cerca de 1,2 millones de empresas y personas naturales solicitaron protección por bancarrota en los 12 meses anteriores - cerca de cuatro de cada 1.000 personas, una tasa que dobló a la de 2006 (http://www.floridabankruptcyblog.com). Para el 4 de diciembre de 2009, un total de 130 bancos estadounidenses se habían visto forzados a cerrar a lo largo de ese año debido a la crisis financiera (Chicago Tribune, 4 de diciembre de 2009). Estadísticas dadas a conocer por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos el 6 de noviembre de 2009, mostraron que la tasa de desempleo de octubre de 2009 alcanzó el 10,2 por ciento, la más alta desde 1983 (The New York Times, 7 de noviembre de 2009). Cerca de 16 millones de personas estaban sin empleo, con 5,6 millones, o el 35,6 por ciento de los desempleados, habiendo estado sin trabajo durante más de medio año (The New York Times, 13 de noviembre de 2009). En septiembre, alrededor de 1,6 millones de jóvenes trabajadores, o el 25 por ciento del total, carecían de empleo, la tasa más alta desde 1948, cuando se empezaron a llevar registros al respecto (The Washington Post, 7 de septiembre de 2009). En la semana que terminó el 7 de marzo de 2009, las solicitudes de auxilio de desempleo en Estados Unidos ascendían a 5,47 millones, por encima del registro de la semana anterior, que había sido de 5,29 millones (http://www.247wallst.com, 19 de marzo de 2009).
La población en estado de pobreza fue la más numerosa en 11 años. The Washington Post reportó el 11 de septiembre de 2009 que para finales de 2008 un total de 39,8 millones de estadounidenses estaban viviendo en la pobreza, un incremento de 2,6 millones con respecto al dato de 2007. La tasa de pobreza en 2008 fue de 13,2 por ciento, la más alta desde 1998. El número de personas con edades entre los 18 y los 64 años viviendo en la pobreza había llegado a 22,1 millones. Hasta 8,1 millones familias estadounidenses estaban sumidas en la pobreza, el 10,3 por ciento de todas las familias (The Washington Post, 11 de septiembre de 2009). Según un informe de The New York Times publicado el 29 de septiembre de 2009, la tasa de pobreza en la ciudad de Nueva York fue en 2008 de 18,2 por ciento, y cerca del 28 por ciento de los habitantes del barrio del Bronx vivían en la pobreza (The New York Times, 29 de septiembre de 2009). Desde agosto de 2008 a agosto de 2009, más de 90.000 familias pobres de California sufrieron cortes en los servicios de electricidad y gas. Un hombre de 93 años de edad murió de frío en su casa (http://www.msnbc.msn.com). La pobreza llevó a un marcado aumento en el número de suicidios en los Estados Unidos. Se ha reportado que cada año hay aproximadamente 32.000 suicidios en Estados Uuidos, casi el doble de los casos de asesinato, que se situaron en 18.000 (http://www.time.com). La oficina del forense del condado de Los Angeles dijo que la débil economía estaba teniendo impacto hasta en los muertos, ya que cada vez más cuerpos estaban dejando de ser reclamados en el condado debido a que las familias no tenían cómo hacerse cargo de los gastos funerarios. En 2008, un total de 712 cadáveres fueron cremados en el condado de Los Angeles con dinero de los contribuyentes, un incremento del 36 por ciento sobre la cifra del año anterior (The Los Angeles Times, 21 de julio de 2009).
La población que sufrió de hambre fue la más alta en 14 años. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos informó el 16 de noviembre de 2009 que en 2008 un total de 49,1 millones de estadounidenses integrantes de 17 millones de familias, o el 14,6 por ciento de todas las familias del país norteamericano, carecieron de acceso permanente a una alimentación adecuada, en comparación con 13 millones de familias, o el 11,1 por ciento de todas las familias del país, que carecieron de un suministro adecuado de alimentos en 2007, el cual, a su vez, fue el más alto desde cuando el gobierno empezó a llevar registros de "inseguridad alimentaria" en 1995 (The New York Times, 17 de noviembre de 2009). El número de personas que carecieron de "seguridad alimentaria" ascendió de 4,7 millones en 2007 a 6,7 millones en 2008 (http://www.livescience.com). Alrededor del 15 por ciento de las familias aún estaban tratando de obtener comida y vestuario adecuados (The Associated Press, 27 de noviembre de 2009). Estadísticas mostraron que 36,5 millones de estadounidenses, o alrededor de una octava parte de toda la población de Estados Unidos, tomó parte en el programa "Food Stamp", que suministra cupones a la gente de escasos recursos para cambiarlos por comida, en agosto de 2009, con un incremento de 7,1 millones frente a 2008. Sin embargo, sólo dos tercios de las personas elegibles para tal beneficio efectivamente lo recibieron (http://www.associatedcontent.com).
Los derechos de los trabajadores fueron seriamente abusados. The New York Times informó el 2 de septiembre de 2009 que el 68 por ciento de los 4.387 trabajadores con sueldos bajos que participaron en una encuesta dijeron haber experimentado reducción en sus salarios. Y el 76 por ciento de aquellos que habían trabajado horas extras no recibieron la remuneración debida. Además, el 57 por ciento de los entrevistados no recibió certificados de pago para asegurarse de que éste fuera legal y preciso. Sólo el 8 por ciento de las personas que sufrieron heridas graves mientras desempeñaban su trabajo solicitaron compensación. Hasta un 26 por ciento de los encuestados recibió un pago inferior al salario mínimo legal nacional. Entre aquellos que se quejaron con respecto a su sueldo o al tratamiento que recibían, el 43 por ciento experimentó retaliaciones o despidos (The New York Times, 2 de septiembre de 2009). De acuerdo con un reporte de USA Today el 20 de julio de 2009, un total de 5.657 personas murieron en sus lugares de trabajo en territorio estadounidense en 2007, es decir cerca de 17 muertes por día. Alrededor de 200.000 trabajadores del estado de Nueva York resultaban heridos o se enfermaban en sus lugares de trabajo cada año (USA Today, 20 de julio de 2009).
El número de personas sin seguro médico ha venido subiendo durante ocho años consecutivos. Datos revelados por el Buró del Censo de Estados Unidos el 10 de septiembre de 2009 mostraron que 46,3 millones de personas carecían de seguro médico en 2008, lo que equivale al 15,4 por ciento del total de la población, en comparación con 45,7 millones de personas que estaban en el mismo problema en 2007, que a la vez fue el octavo año consecutivo que registró aumento. Alrededor del 20,3 por ciento de los estadounidenses con edades entre los 18 y los 64 años no estaba cubierto por seguros médicos en 2008, por encima del 19,6 por ciento de 2007 (http://www.census.gov). Un estudio dado a conocer por el Commonwealth Fund mostró que la cobertura de seguros de salud para los adultos entre los 18 y los 64 años se redujo en 31 estados de Estados Unidos entre 2007 y 2009 (Reuters, 8 de octubre de 2009). El número de estados con cifras extremadamente elevados de adultos que no estaban cubiertos por seguros médicos se incrementó de dos en 1999 a nueve en 2009. Más de una de cada cuatro personas en Texas carecía de cobertura, siendo este el porcentaje más alto de todos los estados de la unión (http://www.ncpa.org). La ciudad de Houston tenía sin seguro al 40,1 por ciento de sus habitantes (http://www.msnbc.msn.com). En 2008, un total de 2.266 veteranos menores de 65 años murieron por falta de cobertura médica o de servicio médico, cifra 14 superior a la tasa de muertes de militares estadounidenses en Afganistán en ese mismo año (AFP, 11 de noviembre de 2009). Un informe de Consumer International mostró que el 34 por ciento de las familias estadounidenses con ingresos anuales inferiores a 50.000 dólares y el 21 por ciento de los hogares con ingresos anuales por encima de los 100.000 dólares perdió el seguro médico o sufrió una reducción de su seguro médico en 2009. Adicionalmente, dos tercios de los hogares con ingresos anuales por debajo de los 50.000 dólares y un tercio de aquellos con entradas superiores a los 100.000 dólares por año recortaron sus gastos médicos el año pasado. Alrededor del 28 por ciento de los estadounidenses optó por no buscar asistencia médica cuando se sintieron enfermos; de ellos, una cuarta parte no podía hacerse cargo de los gastos médicos; el 22 por ciento pospuso su tratamiento médico; una quinta parte se abstuvo de comprar medicinas prescritas por un médico o de someterse a chequeos médicos; el 15 por ciento ingirió medicamentos vencidos o caducados o no siguió las instrucciones de los médicos de consumir los medicamentos a tiempo, con el fin de ahorrar dinero (World Journal, 8 de octubre de 2009 & http://www.oregonlive.com). Según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD, iniciales en inglés), el promedio de vida en 2007 era de 78,1 años, el cuarto peor entre todos los países miembros de la OECD. Pero el promedio de vida de los miembros de la OECD en ese año fue de 79,1 años (http:/www.msnbc.msn.com).
El número de personas sin techo ha venido aumentando. Estadísticas muestran que para septiembre de 2008, 1,6 millones de personas sin hogar estaban recibiendo alojamiento, y el número en familias creció de 473.000 en 2007 a 517.000 en 2008 (USA Today, 9 de julio de 2009). Desde 2009, el registro de personas sin vivienda en los seis condados del área de Chicago ha subido, con el condado de McHenry experimentando el incremento más notorio - de 125 por ciento frente al año anterior (Chicago Tribune, 28 de noviembre de 2009). Estas familias solamente podían vivir en lugares desvencijados, como vagones. En marzo de 2009, había en Sacramento (California) una vasta ciudadela de tiendas de campaña en la que se congregaban cientos de personas que carecían de vivienda. La policía de Santa Mónica, en el sur de California, recurría regularmente a la fuerza para expulsar de la ciudad a estas personas (www.truthalizer.com). En octubre, varios miles de personas sin techo en Detroit se enfrascaron en una pelea, ante la preocupación de que podrían quedarse sin recibir los subsidios de vivienda del gobierno (USA Today, 8 de octubre de 2009). En diciembre había 6.975 adultos solteros sin vivienda en refugios de la ciudad de Nueva York, sin incluir veteranos militares, gente crónicamente sin hogar y 30.698 personas viviendo en albergues de mediano término para familias sin techo (The New York Times, 8 de octubre de 2009). The Houston Chronicle informó el 16 de marzo de 2009 que grandes cantidades de casas fueron destruidas en Galveston por el huracán Ike en septiembre de 2008, dejando miles de personas sin vivienda. Alrededor de 1.700 familias no recibieron ninguna ayuda, y la mayoría de ellas carece de una residencia fija (Houston Chronicle, 16 de marzo de 2009). (Continúa)
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IV. Sobre la discriminación racial
La discriminación racial es un problema social crónico en Estados Unidos.
Los ciudadanos afroamericanos y aquellos pertenecientes a otras minorías son los grupos sociales más desfavorecidos en Estados Unidos. Según un informe publicado por el Buró de Censos de Estados Unidos, los ingresos medios anuales de las familias estadounidenses en 2008 fueron de 50.303 dólares, mientras que la cifra para las familias de origen hispano se situaba en 37.913 dólares, y en los hogares afroamericanos fue sólo de 34.218 dólares, frente a los 55.530 dólares de los blancos no hispanos. El promedio de ingresos de las familias hispanas y afroamericanas representó el 68 y el 61,6%, respectivamente, del que registraron los hogares cuyos miembros eran blancos. En el mismo período, los ciudadanos que pertenecían a grupos étnicos minoritarios ingresaban de media entre un 60 y un 80 por ciento menos que las personas que pertenecían a grupos mayoritarios y poseían similares niveles educativos y experiencia profesional (The Wall Street Journal, 11 de septiembre de 2009; USA Today, 11 de septiembre de 2009). Asimismo, otro informe del citado buró indica que la proporción de blancos que vivían en la pobreza era del 8,6% en 2008, pero la tasa aumentaba a casi el triple entre los ciudadanos afroamericanos y los hispanos, con el 24,7 y el 23,2%, respectivamente (The New York Times, 29 de septiembre de 2009). Alrededor de una cuarta parte de los indios nativos norteamericanos vivían por debajo del umbral de la pobreza. A lo largo de 2008, el 30,7% de los hispanos, el 19,1% de los afroamericanos y el 14,5% de los blancos carecían de seguro médico (Ingresos, Pobreza y Cobertura del Seguro Médico en Estados Unidos: 2008, www.census.gov). De acuerdo con un informe del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos, en el año fiscal 2008 se registraron 10.552 quejas relacionadas con la discriminación en el acceso a la vivienda, el 35% de las cuales fueron consecuencia presuntamente de la exclusión racial (The Washington Post, 10 de junio de 2009). Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos indicaron que, pese a que los afroamericanos constituían sólo el 12% de la población nacional, representaban casi la mitad de las muertes por infecciones del VIH y SIDA cada año (The Wall Street Journal, 8 de abril de 2009, estadísticas revisadas y publicadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos).
En EEEUU las minorías étnicas han sido objeto de discriminación al tratar de conseguir un empleo y en sus puestos de trabajo. Informaciones publicadas en los medios de comunicación del país afirmaban que la tasa de desempleo en Estados Unidos en octubre del 2009 era del 10,2%. En el caso de los afroamericanos, el índice se disparaba hasta el 15,7%, mientras la tasa entre los hispanos ascendía al 13,1%, y la correspondiente a la población blanca se situaba en el 9,5% (USA Today, 6 de noviembre de 2009). El paro entre los ciudadanos negros con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años alcanzaba un máximo récord del 34,5%, más del triple de la tasa media. En ciudades como Detroit y Milwaukee, el índice de desempleo entre los ciudadanos de color ascendía al 20% (The Washington Post, 10 de diciembre de 2009). En algunas comunidades de indios americanos, el paro afectaba al 80% de las personas en edad de trabajar (The China Press, 6 de noviembre de 2009). De acuerdo con el Buró de Estadísticas Laborales, la tasa de desempleo entre los hombres afroamericanos con una licenciatura universitaria y 25 años de edad o mayores suponía casi el doble de la correspondiente a los hombres blancos también graduados, al situarse en el 8,5% frente al 4,4%, respectivamente (The New York Times, 1 de diciembre de 2009). A lo largo de 2008, las autoridades federales recibieron un número récord de denuncias por discriminación laboral, con un total de 95.000, de las cuales más de una tercera parte estaba relacionada con casos de discriminación racial (AP, 27 de abril de 2009). Según una investigación de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo de Estados Unidos, se presentaron cinco denuncias por acoso y discriminación racial contra una compañía con sede en Houston dedicada a la explotación de yacimientos de gas y petróleo (AP, 18 de noviembre de 2009). A finales de mayo de 2009, los ciudadanos de origen afroamericano e hispano representaban un 27% de la población de la ciudad de Nueva York, pero sólo el 3% de los 11.529 bomberos eran negros, y alrededor del 6% hispanos, debido a que el departamento municipal de bomberos excluía injustamente en sus procesos de contratación a centenares de personas de color cualificadas para el trabajo (The New York Times, 23 de julio de 2009).
La discriminación racial también es grave en el sector de la educación de Estados Unidos. De acuerdo con un informe divulgado por el Buró de Censos de Estados Unidos, el 33% de los ciudadanos blancos no hispanos tenían licenciaturas universitarias, mientras que la proporción entre las personas negras era sólo del 20% y entre los hispanos se situaba en el 13% (Buró de Censos de Estados Unidos, 27 de abril de 2009, www.census.gov). Según informaciones dadas a conocer por la prensa, entre los años 2003 y 2008, el 61% de los solicitantes de color y el 46% de aquellos de origen hispano fueron rechazados por todas las facultades de derecho a las que presentaron solicitudes de admisión, en comparación con una proporción de sólo el 34% entre los candidatos blancos (The New York Times, 7 de enero de 2010). Los niños afroamericanos representaban sólo el 17% de los estudiantes de las escuelas públicas de Estados Unidos, pero constituían el 32% del total de alumnos expulsados. Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad Estatal de Michigan señalaba que la mayoría de los jóvenes de color se sentía víctima de la discriminación racial en el país (Science Daily, 29 de abril de 2009). De acuerdo con otro estudio realizado entre 5.000 niños en Birmingham, Alabama, Houston y Los Angeles, un 20% de los niños negros y un 15% de los hispanos afirmaron ser objeto de prejuicios raciales. El estudio revelaba que la discriminación racial constituía una causa importante de problemas de salud mental para los pequeños de varias razas. Los niños hispanos que afirmaron haber sido víctimas de actos racistas tenían más del triple de posibilidades que otros niños de sufrir depresión, mientras que la probabilidad de padecer ese tipo de problemas era también más del doble entre los jóvenes de color (USA Today, 5 de mayo de 2009).
En el sistema judicial de Estados Unidos, la discriminación racial es escandalosa. Según las estadísticas del Departamento de Justicia de Estados Unidos, 3.161 hombres y 149 mujeres por cada 100.000 ciudadanos afroamericanos residentes en Estados Unidos a finales de 2008 estaban encarcelados (www.ojp.usdoj.gov/bjs). La proporción de jóvenes negros que habían sido condenados a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional en 25 estados era diez veces superior a la de los blancos, y hasta 18 veces mayor en California. En las ciudades estadounidenses más grandes, más de un millón de personas fueron interrogadas por agentes de la policía en las calles, de las cuales casi el 90% eran varones pertenecientes a minorías étnicas. Entre ellos, la mitad eran afroamericanos y el 30% hispanos, pero sólo el 10% eran blancos (The China Press, 9 de octubre de 2009). Un informe divulgado por el Departamento de Policía de Nueva York señalaba que, de las personas implicadas en tiroteos con la policía en 2008 cuyo origen étnico pudo ser determinado, el 75% eran negros, el 22% pertenecían al grupo de los hispanos, y el 3% eran ciudadanos blancos (The New York Times, 9 de octubre de 2009). La organización Human Rights Watch afirmaba en un informe que entre los años 1980 y 2007 la proporción de afroamericanos detenidos por tráfico de drogas en el país era entre 2,8 y 5,5 veces mayor que los ciudadanos blancos arrestados por el mismo delito (www.hrw.org, 2 de marzo de 2009).
Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, la discriminación contra los musulmanes no ha dejado de aumentar. Casi el 58% de los estadounidenses considera que los musulmanes son objeto de "numerosos" actos discriminatorios, de acuerdo con dos sondeos combinados publicados por el Pew Research Center. Casi un 73% de los jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años eran más proclives a afirmar que los musulmanes eran las personas que sufrían una discriminación más grave (The Washington Times, 10 de septiembre de 2009).
Los inmigrantes viven en la miseria. Según un informe de la sección estadounidense de Amnistía Internacional, más de 300.000 inmigrantes ilegales son detenidos por las autoridades de inmigración de Estados Unidos cada año, y más de 30.000 se encuentran arrestados a diario (World Journal, 26 de marzo de 2009). Al mismo tiempo, cientos de inmigrantes legales son puestos bajo arresto, ven rechazada su entrada al país o incluso son deportados (Sin Tao Daily, 13 de abril de 2009). Un informe de las organizaciones Constitution Project y Human Rights Watch reveló que 1,4 millones de inmigrantes detenidos fueron trasladados a otros lugares entre 1999 y 2008. Decenas de miles de personas que habían residido durante un largo período de tiempo en ciudades como Los Angeles y Filadelfia fueron trasladados, por la fuerza, a centros de detención para inmigrantes en zonas remotas de Texas o Louisiana (The New York Times, 2 de noviembre de 2009). El Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York recibió una demanda alarmante en octubre de 2008 firmada por 100 hombres, todos ellos retenidos sin cargos criminales en el centro de detención de la calle Varick, situado en Manhattan. La carta describía el hacinamiento y la insalubridad de las instalaciones, en las que se ignoraban las necesidad médicas de los reclusos, quienes eran obligados a trabajar a menudo con el estómago vacío por un dólar al día (The New York Times, 2 de noviembre de 2009). A algunas mujeres que cumplían condena durante el período de lactancia se les prohibía extraer la leche materna en el centro de detención, lo que les provocaba fiebre, dolores, mastitis y la incapacidad de dar de mamar a sus hijos tras su liberación (www.hrw.org, 16 de marzo de 2009). Un total de 104 personas han muerto desde octubre de 2003 mientras se encontraban bajo la custodia del servicio de Inmigración y Control de Aduanas (The Wall Street Journal, 18 de agosto de 2009).
En Estados Unidos, los crímenes relacionados con el odio racial son frecuentes. De acuerdo con las estadísticas publicadas el 23 de noviembre de 2009 por el Buró Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos, se registraron 7.783 crímenes de odio en 2008 en el país, de los cuales el 51,3% estuvo motivado por discriminación racional, y el 19,5% fue consecuencia de prejuicios religiosos (www.fbi.gov/ucr/hc2008/index.html). Entre los delitos vinculados con la discriminación racial, más del 70% se cometieron contra personas afroamericanas. En 2008, las agresiones contra personas de color alcanzaron una proporción de 26 personas por cada 1.000, mientras que los ataques contra ciudadanos blancos tuvieron una incidencia de 18 personas por cada 1.000 (Características de las víctimas, 21 de octubre de 2009, www.fbi.gov). El 10 de junio de 2009 un hombre de 88 años defensor de la supremacía blanca protagonizó un tiroteo en el que asesinó a un vigilante de seguridad afroamericano en el Museo del Holocausto en Washington, e hirió a otras dos personas en el incidente (The WashingtonPost, 11 de junio de 2009, The Wall Street Journal, 11 de junio de 2009). Un informe publicado por el Southern Poverty Law Center aseguraba que un ambiente de intolerancia racial y odio étnico, fomentado por los grupos contrarios a la inmigración y algunos funcionarios públicos, ha alimentado decenas de ataques contra latinoamericanos en el condado de Suffolk, en el estado de Nueva York, durante la última década (The New York Times, 3 de septiembre de 2009). (Continúa)
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VI. Sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por EEUU contra otros países
Estados Unidos, con su fuerte poder militar, han perseguido la hegemonía en el mundo, pisoteando la soberanía de otros países y violando sus derechos humanos.
Como el mayor vendedor de armas del mundo, sus acuerdos han extendido la inestabilidad por todo el planeta. Estados Unidos ha expandido su presupuesto militar, que ya se encuentra a la cabeza en la lista global, en un 10 por ciento en 2008, hasta los 607.000 millones de dólares, lo que supone el 42 por ciento del gasto militar de todo el mundo (AP, 9 de junio de 2009). Según un informe del Congreso de Estados Unidos, las ventas de armas al exterior, por parte del país norteamericano, en 2008 aumentaron a 37.800 millones de dólares, en comparación con los 25.400 millones de dólares del año anterior, una subida de casi el 50 por ciento, y que representa el 68,4 por ciento del total de las ventas mundiales de armas, que hasta ahora se encontraban en su cuarto año más bajo (Reuters, 6 de septiembre de 2009). A principios de 2010, el gobierno estadounidense anunció un paquete de venta de armas a Taiwan por valor de 6.400 millones de dólares, a pesar de la enérgica protesta del gobierno y el pueblo chinos, lo que daña seriamente los intereses de seguridad de China, y provocó la indignación del pueblo chino.
Las guerras de Irak y Afganistán no solamente suponen una carga pesada para los propios estadounidenses, sino también han traído innumerables bajas personales y pérdidas materiales a los pueblos de Irak y Afganistán. La guerra de Irak ha supuesto la muerte de más de un millón de civiles iraquíes, ha dejado a otros tantos sin hogar, y ha provocado enormes pérdidas económicas. En Afganistán, siguen ocurriendo todavía hoy los incidentes de matanza a personas inocentes por los militares estadounidenses. El 5 de agosto de 2009, cinco granjeros afganos que estaban cargando pepinos en un camión, murieron por un ataque aéreo de Estados Unidos (http://www.rawa.org). El 8 de junio del año pasado, el Departamento de Defensa de Estados Unidos admitió que una redada puesta en marcha por efectivos de su ejército contra los Talibanes el 5 de mayo provocó la muerte de civiles afganos, debido a que los soldados estadounidenses no actuaron según los procedimientos establecidos. Las autoridades afganas identificaron 147 civiles muertos en esta operación, incluyendo mujeres y niños, mientras que los oficiales estadounidenses fijaron el número de víctimas en menos de 30 (The Philadelphia Inquirer, 9 de junio de 2009).
El abuso de prisioneros es otro de los mayores escándalos de derechos humanos de Estados Unidos. Un informe presentado en la X reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2009, por su Relator Especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo, mostró que EEUU ha ejercido una serie de prácticas, incluyendo deportaciones especiales, detenciones secretas y de larga duración, y otras que violan la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura. El relator también aseguró en un informe presentado ante la 64ª Asamblea General de las Naciones Unidas, que Estados Unidos y sus contratistas privados torturaron a hombres musulmanes detenidos en Irak y en otros lugares, forzándoles a hacer pirámides humanas de prisioneros desnudos, coaccionándoles a la conducta homosexual, y desvistiéndolos hasta la absoluta desnudez (The Washington Post, 7 de abril de 2009). La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) ha comenzado a practicar interrogatorios mediante tortura desde 2002. Abogados del gobierno estadounidense revelaron que la CIA se había deshecho de 92 vídeos relacionados con interrogatorios a sosopechosos, de los cuales 12 mostraban el uso de torturas (Washintong Post, 3 de marzo de 2009). Los interrogadores de la CIA utilizaron una pistola y un taladro eléctrico para asustar a un prisionero de Al-Qaeda, y persuadirle para que les facilitara información (The Washington Post, 22 de agosto de 2009). Los memorándum del Departamento de Justicia de Estados Unidos revelaron que la CIA mantuvo a prisioneros encadenados de pie hasta 180 horas, a más de una docena de ellos los privaron del sueño durante al menos 48 horas, a tres durante más de 96 horas, y a uno durante un máximo de casi 8 días. Otro, según los memorándum, llegó a estar 11 días sin dormir (http://www.chron.com). Los interrogadores de la CIA utilizaron el "submarino" o simulacro de ahogamiento en 183 ocasiones contra el principal acusado de tramar los atentados del 11 de septeimbre de 2001, Khalid Sheikh Mohammed, y otras 83 veces contra el presunto líder de Al-Qaeda Abu Zubaydah (The New York Times, 20 de abril de 2009). Un ex prisionero de Guantánamo dijo haber experimentado "torturas medievales" en Guantánamo y en una prisión secreta de la CIA en Kabul (AFP, Londres, 7 de marzo de 2009). En junio de 2006 tres presos de Guantánamo podrían haber muerto en una misma noche por asfixia durante un interrogatorio, y sus muertes fueron encubiertas como suicidios por ahorcamiento, según apunta una investigación de seis meses llevada a cabo conjuntamente por Harpers Magazine y NBC News en 2009 (www.guardian.co.uk, 18 de enero de 2010). Un somalí llamado Mohamed Saleban Bare, dijo en declaraciones a AFP, después de haber pasado ocho años en Guantánamo, que la prisión era "el infierno en la tierra", y que algunos de los otros prisioneros habían perdido la vista, alguno de sus miembros, o habían acabado perturbados mentalmente (AFP, Hargisa, Somalia, 21 de diciembre de 2009). El año pasado, un yemení de 31 años de edad, que permanecía preso en Guantánamo y que había permanecido en huelga de hambre durante un prolongado periodo de tiempo, muiró en un aparente suicidio, después de otros cuatro casos de suicidio registrados a partir de 2002. (The New York Times, 3 de junio de 2009). El gobierno estadounidense alojaba a 600 prisioneros en la base aérea de Bagram (Afganistán). Un informe de las Naciones Unidas criticó el centro de detención de Bagram, indicando que algunos de los antiguos detenidos alegaron haber sido torturados de manera severa, e incluso abusados sexualmente, y que algunos prisioneros permanecieron detenidos hasta cinco años. Según el informe, el centro de detención mantenía a los prisioneros en jaulas, donde alojaban entre 15 y 20 hombres, y que al menos dos de los detenidos murieron en circunstancias cuestionables mientras estaban bajo custodia (IPS, New York, 25 de febrero de 2009). Una investigación del Departamento de Justicia mostró que 2.000 combatientes t
alibanes que se habían rendido, murieron asfixiados a mano de las fuerzas armadas afganas controladas por el ejército estadounidense (http://www.youroplicicsusa.com, 16 de julio de 2009).
Estados Unidos ha estado construyendo sus bases militares por todo el mundo, y son frecuentes los casos de violaciones de los derechos humanos de los habitantes locales. El país norteamericano cuenta ahora con 900 bases militares en todo el mundo, que albergan a más de 190.000 soldados y otros 115.000 empleados. Estas bases están dañando y contaminando el medioambiente de su entorno. Sustancias tóxicas derivadas de explosiones están causando la muerte de muchos niños locales. Se ha informado de que hacia el final de la presencia de las bases estadounidenses en Subic y Clark (Filipinas), se presentaron unas 3.000 demandas de mujeres locales por violaciones perpetradas por militares estadounidenses de las bases, pero todas fueron desestimadas (http://lexisnexis.com, 17 de mayo de 2009).
Estados Unidos ha matenido su embargo económico, comercial y financiero contra Cuba durante casi 50 años, lo que ha dejado unas pérdidas económicas directas de más de 93.000 millones de dólares a la isla (Abrumador Rechazo Internacional al Bloqueo de EEUU sobre Cuba en Naciones Unidas, www.cubanews.ain.cu). El 28 de octubre de 2009, la 64ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución sobre la moción titulada "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba", con un recuento de los votos de 187 a favor, tres en contra y dos abstenciones. Con esta resolución se marcó el 18º año consecutivo en que la Asamblea General pide de manera abrumadora que termine el bloqueo a la isla por parte del país norteamericano sin demora.
Estados Unidos está imponiendo su hegemonía bajo la pretensión de "libertad en internet". El gobierno estadounidense monopoliza los recursos estratégicos de la red de manera global, y ha mantenido un férreo control de internet desde la creación de éste. Actualmente existen 13 servidores raíz para la red en todo el mundo, de los cuales, el único servidor raíz principal, y nueve de los otros restantes 12 servidores raíz están localizados en Estados Unidos. Todos los servidores raíz están controlados por la Corporación de Asignación de Nombres y Números en Internet (ICANN, por sus siglas en inglés), que es, por mandato del gobierno estadounidense, el único responsable de la gerencia del sistema de servidores raíz global, el sistema de nombre de dominios (DNS), y las direcciones de protocolos de internet (IP). Estados Unidos ha denegado todas las peticiones de otros países, así como las de organizaciones internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, de romper su monopolio sobre los servidores y de descentralizar su poder de gerencia sobre internet. El país norteamericano también ha estado interviniendo en los asuntos internos de otros países, haciendo uso del control que tienen sobre los recursos de internet. Estados Unidos cuenta con una tropa especial de Hackers (piratas informáticos), que está conformado por informáticos reclutados de todas las partes del mundo. Cuando surgieron los disturbios postelectorales en Irán el verano de 2009, los vencidos reformistas y sus aliados utilizaron las herramientas de internet, como Twitter, para difundir sus mensajes. El Departamento de Estado estadounidense pidió al operador de Twitter que retrasara su mantenimiento programado, para ayudar a la oposición a crear un momento favorable para la opinión pública. En mayo de 2009, cierto gigante informático estadounidense, movido por las autoridades de este país norteamericano, bloqueó el servicio de mensajería instantánea de Messenger en cinco países, incluido Cuba.
Estados Unidos está utilizando un sistema llamado "ECHELON" para realizar escuchas a comunicaciones en todo el mundo. Un informe del Parlamento Europeo señaló que el sistema "ECHELON" es una red controlada por Estados Unidos para reunir y analizar información. El sistema es capaz de interceptar y monitorizar el contenido de llamadas telefónicas, fax, e-mail y otros tipos de información digital transmitida vía redes de telefonía pública, por satélite o por vínculos de microondas. El Parlamento Europeo ha criticado a Estados Unidos por utilizar el sistema ECHELON para cometer crímenes como violar la privacidad de civiles, o para espionaje industrial, entre los que se incluye el caso del contrato aeronaútico por valor de 6.000 millones de dólares de Arabia Saudí. Las llamadas de teléfono de la difunta Princesa Diana fueron interceptadas, porque su campaña global en contra de las minas antipersonas entraba en conflicto con las políticas estadounidenses. El Washington Post dijo que estas actividades de espionaje llevadas a cabo por Estados Unidos son recordativas de la época de la Guerra de Vietnam, cuando el país norteamericano impuso escuchas y vigilancia a los activistas antiguerra.
Estados Unidos ignora las convenciones internacionales sobre derechos humanos, y adopta una actitud pasiva ante las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. El país norteamericano firmó el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales hace 32 años, y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer hace 29 años, pero todavía no ha ratificado ninguno de los dos. Tampoco ha ratificado la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad. El 13 de septiembre de 2007, la 61ª Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el documento más completo y autoritario de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, sin embargo Estados Unidos todavía se ha negado a reconocer la declaración.
Los hechos arriba mencionados muestran que Estados Unidos no sólo tiene un mal registro de derechos humanos dentro de su propio territorio, sino que también es la fuente de muchos desastres de derechos humanos alrededor del mundo. Durante años Estados Unidos se ha impuesto a otros países, considerándose como la "policía mundial de los derechos humanos" e ignorando sus propios problemas al respecto, y ha publicado sus Informes por Países sobre Prácticas de Derechos Humanos anualmente para criticar a otros países, utilizando los derechos humanos como herramienta política para difamar e interferir en los asuntos internos de otras naciones, y buscar sus propios intereses estratégicos. Esto deja claro su doble rasero en cuanto a la cuestión de los derechos humanos, y ha atraído inevitablemente oposición y denuncias por parte de los pueblos del planeta. En un momento en el que el mundo entero está sufriendo de un serio desastre de derechos humanos causado por la crisis financiera mundial inducida por la crisis hipotecaria "subprime" de Estados Unidos, su gobierno continúa ignorando sus propios problemas sobre derechos humanos, y sigue acusando a otros países. Es una verdadera lástima. Por la presente recomendamos al gobierno estadounidense que aprenda sus lecciones de la historia, se coloque en la posición que le corresponde, que trabaje por mejorar su propia situación de los derechos humanos, y rectifique sus actuaciones en este campo.
oliverr@cantv.net