17 de Agosto de 2012
A mi Mamá en el día de mi cumpleaños
Del nido de mi garganta
Con las alas del amor
Salió volando una flor
La más hermosa palabra: ¡Mamá!
¡Epa mi viejita linda, te mando besos y abrazos de miel!
Aunque hace muchos años no te veo, siempre te tengo en el corazón, y te recuerdo envuelta en tu carcajada de alegría. Estarás recordando que este 17 de agosto se cumplen 58 años que me trajiste a la vida, que yo fui el primer suspiro que salió de tu suspiro, la primera mirada que salió de tu mirada, el primer llanto que salió de tu llanto, la primera risa que salió de tu risa.
Te cuento que, tal como me enseñaste, ando en la práctica del amor al prójimo, que es lo mismo que en el lenguaje de los patriotas y revolucionarios de hoy se llama amor al pueblo o socialismo. Al igual que tu, vivo solidario, honesto, sencillo, sin afán de dinero ni lujos; y bailando y cantando con el sabor caribeño que es herencia de nuestros ancestros indígenas y africanos.
Como la madre de Jesús de Nazaret, del padre Camilo Torres, de Jaime Bateman y tantas otras madres que han parido hijas e hijos luchadores por la paz con justicia y amor, podrás sentirte honrada: nuestra causa es la más noble y bella que existe sobre la tierra.
Mi arma de lucha ha sido el canto, también de ti aprendí que cantando se puede hacer resistencia y enfrentar las injusticias y las desgracias de la vida. ¿Te recuerdas cuando en la cocina o en la batea cantabas?: “los aretes que le faltan a la luna…”, fue el primer bolero que me aprendí. ¿Te acuerdas cuando en las fiestas bailabas la pollera colorá?: Contigo también aprendí a bailar cumbias y fandangos en el más sublime estado de alegría popular, alegría limpia y pura.
Si estuviéramos juntos, seguro que me festejarías el cumpleaños preparando un suculento arroz con coco y pescado guisado, una tremenda ensalada y el respectivo plátano en tentación.
Ojalá que la solidaridad de los pueblos, la inteligencia y la cordura logren que el gobierno del comandante Hugo Chávez, en cumplimiento de las leyes, acuerdos y tratados internacionales que lo obligan, me devuelva la libertad y me conceda el asilo político; pero sobre todo ojalá en Colombia triunfe pronto la lucha del pueblo por la paz, para volvernos a abrazar en el encantador pueblo de Turbaco.
Mamá: hace unos días supe que mi abuela Julia ya no está con nosotros, que se fue a bailar cumbia, con su felicidad intacta, al cielo de los recuerdos gratos.
Quiero despedirme diciéndote que moralmente me siento como un roble, que vivo respirando dignidad.
La historia hablará de ti como la madre de un hombre que no se doblegó jamás ante la tiranía, que luchó contra las injusticias, que dedicó su vida de canciones a la búsqueda del bien para la humanidad.
Gracias por tus oraciones madre mía.
Te amo infinitamente.
¡AMANDO VENCEREMOS!
Julián Conrado
Tu mismo Guille
alzadoencanto@gmail.com