Solamente en el 2012, fueron asesinados 200 mil por las bandas del paramilitarismo que ya no se llaman las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), sino “Bacrim (Bandas Criminales), Los Rastrojos, Los Urabeños, Águilas Negras y entre otros, el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (ERPAC). La dirigencia opositora de la MUD bajo la exclusiva batuta de Primero Justicia, pues allí se hace evidente que quienes detentan ese papel en los partidos AD y COPEY no tienen voz ni voto, aboga por una Venezuela que sea parezca a nuestra hermana República, sobre todo a la que reestructuró el narco Uribe Vélez...
No hace falta agregar de nuestra parte absolutamente nada a este reportaje que nos muestra en cifras y por sectores (indígenas, periodistas, sindicalistas, defensores de derechos humanos, negros, etcétera) la horrible tragedia que viene padeciendo Colombia desde hace más de 50 años, el cual aparece en su última edición, correspondiente a la semana que va del 2 de junio al 8 de junio en curso.
Es una realidad apabullante como lo señala el ´propio reportaje y sin más preámbulos, leamos un fragmento del mismo y a los lectores los invitamos para que lo vean íntegro el informe especial de SEMANA “Proyecto Víctimas” aquí.
“El conflicto armado en Colombia ha dejado un saldo aterrador y único en el mundo. Reparar a las víctimas es el gran desafío del país. Un reto no solo del gobierno sino de todos los colombianos.
La reparación de las víctimas del conflicto armado es de una magnitud que pocos países han enfrentado. ¿Podrá Colombia con la tarea?
Colombia tiene 5,5 millones de víctimas. ¡Sí, 5,5 millones! Salvo las que Alemania heredó de su pasado nazi, ningún otro país en el mundo ha reconocido una cantidad semejante. El Proyecto Víctimas de SEMANA es la constatación de esta realidad apabullante y de los desafíos que entraña para la sociedad.
La sola escala intimida: el 11,5 por ciento de la población colombiana ha sufrido directamente por el conflicto armado. Y los delitos padecidos para que a una persona se le considere una víctima son escalofriantes: tortura, violencia sexual, homicidio, desplazamiento forzado, masacre o minas antipersonales. Indemnizar y dar reparación integral a tal cantidad de gente es una tarea que va a poner a prueba las muchas instituciones que la tienen a su cargo y es todo un desafío para el gobierno, los alcaldes y los gobernadores. Pero también para la empresa privada, la academia y las ONG.
Como si fuera poco, esa reparación se adelanta en medio del conflicto armado. El año pasado la guerra ocasionó más de 200.000 nuevas víctimas. Restituir 3 millones de hectáreas despojadas o abandonadas, garantizar que cientos de miles de desplazados retornen en seguridad a sus lugares de origen y reparar individualmente, con indemnizaciones y planes apropiados, a millones de personas, son tareas titánicas y complejas, pero lo son mucho más en cuando los flagelos de la guerra no han culminado.
Este proyecto de SEMANA hace el inventario detallado de las abrumadoras estadísticas de la victimización y de las historias, individuales y colectivas, que las encarnan.
Pero ni la magnitud de las cifras, ni los peligros que plantea la guerra son, quizás, los principales desafíos. La Ley de Víctimas es el reconocimiento de que la sociedad ha estado enferma por más de medio siglo. Y todos los colombianos, no solo las víctimas directas, arrastran sus secuelas. Por eso es una tarea colectiva buscar restablecer las condiciones para que Colombia viva y crezca en paz. Esto tomará años, probablemente décadas. La Ley de Víctimas es un elemento esencial en ese proceso, pero está lejos de ser el único.
El país crece con una generación de víctimas y perpetradores. Volver a vivir en una sociedad en paz implica no solo mirar a la cara a las víctimas, dignificarlas y darles protagonismo, sino entender su complejidad, asumir que ellas y los victimarios pertenecen a la misma sociedad, y que la verdad, una verdad histórica, juega un papel crucial en sacar adelante un proyecto común de Nación.
Por eso, el Proyecto Víctimas de SEMANA va más allá de los números y hace énfasis en los retos que la sociedad enfrenta para llevar a cabo esa gigantesca tarea. Si culmina con éxito, marcará un antes y un después para varias generaciones de colombianos.
La Unidad de Víctimas ha registrado casi 5 millones y medio de víctimas desde 1985. El desafío de repararlas es colosal. Y, para hacerlo más difícil, el conflicto armado sigue ocasionándolas: 2012 dejó más de 200.000 nuevas víctimas.”