En política y en materia de seguridad existen algunos términos que por su generalidad y abstracción pueden resultar “peligrosos”, ya que terminan siendo un “cajón de sastre”.
¿Qué es un cajón de sastre?
Los sastres debajo de su mostrador usualmente tienen una gaveta en donde tiran de todo: telas, botones, tijeras, hilos, cierres, dedales, agujas, etc.… En fin, en un cajón de sastre puede haber cualquier cosa. El DRAE lo define como “el conjunto de cosas diversas y desordenadas”. Esta imagen resulta perfecta para explicar la existencia de conceptos que sirven de grandes continentes vacíos que pueden ser llenados con cualquier contenido. Contenidos que -desde la perspectiva de los interaccionistas, conflictivistas y luego de los criminólogos críticos- son definidos por las élites de determinados sectores que tienen el poder para ello.
Algunos ejemplos de conceptos “cajón de sastre” son los que se forjan en torno a palabras como “delito”, “terrorismo”, “crimen organizado”, y dentro de este catálogo se encuentra también el concepto de “seguridad”, así como su ausencia, la “inseguridad”. Estos conceptos deben limitarse y contextualizarse para evitar que los mismos sirvan de excusa para la expansión del punitivismo y del autoritarismo, lo que no solo es cuestionable desde una perspectiva de derechos humanos y de respeto al Estado de Derecho, sino que además puede generar un despilfarro administrativo, que no reduce los problemas, y que por el contrario, los reproduce y los agrava, siendo cada vez el Estado menos eficiente.
Así se puede tomar como ejemplo al término seguridad. Este es un término “cajón de sastre” que puede ser entendido de formas diversas, uno de sus múltiples sentidos es el de “seguridad ciudadana”, concepto remozado y de aparente “progresismo” que de alguna forma es heredero de otros viejos conceptos, también “cajones de sastre”, como el de “seguridad nacional” y “orden público”.
Para abordar el tema de la seguridad ciudadana es importante partir de la siguiente idea: la dicotomía libertad-seguridad no significa un enfrentamiento de derechos en pie de igualdad, puesto que la primera es un derecho prevalente al que debe servir la seguridad, que por su parte no es un derecho fundamental (Pérez, 1998). En este sentido reivindicamos el enfoque de Baratta (2001) sobre la “seguridad de los derechos” y no del “derecho a la seguridad”. Ya en otros artículos hemos desarrollado esta idea según la cual la seguridad no es un fin en sí mismo, sino un medio, no es un derecho, es una garantía de los derechos. Este ejercicio debe hacerse con cada concepto “cajón de sastre” que se aparezca por allí.
La limitación ideológica, conceptual y constitucional de estos conceptos cajón de sastre es fundamental para la seguridad de los derechos de todos, es su basamento sustantivo y formal. Las ideas y los conceptos, nos son etéreos, éstos construyen realidades, sino no se tienen claras las ideas, las acciones y sus consecuencias se presentarán de manera distorsionada y sin referentes claros de transformación.