En las últimas semanas se ha retomado el tema del Desarme Voluntario (DV). En estas líneas se ofrecen algunas ideas para contribuir con un debate informado, desprejuiciado y alejado de la polarización que dificulta la construcción de mínimos y necesarios consensos en torno al mismo.
CONTEXTO
La discusión sobre las cifras de homicidios en Venezuela lamentablemente se ha banalizado. En lo que hay acuerdo es que la cifra es alta, oficialmente la tasa es de 39 por 100.000 habitantes, ésta supera en mucho la tasa mundial que es de 6,9. Más allá de las afirmaciones sobre su disminución respecto a años anteriores, este dato sigue siendo preocupante.
El perfil de las víctimas de la violencia homicida en el país, según las Encuestas Nacionales de Victimización, tiene 03 características: hombre, joven adulto entre 25 y 44 años y pobre. Un 79,48% de los homicidios son consecuencia del uso de armas de fuego. Cuando se estudian estas cifras se evidencia la importancia del desarme en el país.
CLAVES PARA COMPRENDER EL DV
- El desarme es apenas una dimensión de una política de control de armas y municiones, que a su vez debe formar parte de una política integral de seguridad.
- El DV es complementario pero a la vez independiente de la labor que tiene el Estado respecto a las incautaciones coercitivas que realizan sus cuerpos de seguridad, es decir, de un desarme de carácter obligatorio, enmarcado en la ley, de las armas ilegales o vinculadas con delitos.
- El DV es una campaña que busca “desarmar” nuestras concepciones sobre el procesamiento de los conflictos, el uso de la violencia y la fuerza, y en especial, sobre el uso de armas como su solución, lo que en el fondo resulta ser pura ideología bélica, que no se sustenta en datos reales. Para develar estas ideas tomaré como referente los estudios de Antonio Bandeira (2006), investigador con vasta experiencia en estos temas.
MITOS SOBRE EL USO DE ARMAS DE FUEGO
- El arma sirve para protegerme: Falso. El arma es un excelente instrumento para el ataque pero poco útil para la defensa. El que te va atacar con un arma lo hace de manera premeditada, te ha estudiado, se ha entrenado para ello y te va a sorprender, no te va a dar chance para que te defiendas. ¿Qué puedes hacer si te ponen una pistola en la cabeza? Hollywood te hace creer historias extraordinarias: a Rambo y los “Indestructibles” les iría de maravilla, vencerán a sus enemigos sin siquiera despeinarse, pero eso no sucede en la vida real. En la realidad te robarán el arma, contribuyendo así con el poder de fuego del hampa; pero además, aparte de incrementar la inseguridad de todos, tomarán tu propia arma y con ella te matarán. En conclusión: tener un arma hace que corras mayores riesgos. El arma no es la solución, el arma es el problema.
- Hay que desarmar solo a los “malandros”, la “gente decente” sí puede andar armada: Falso, hay que desarmar a todo el mundo. El DV es principalmente para la “gente decente”. He escuchado a algunos sectores argumentando que los malandros no van a entregar sus herramientas de trabajo; esa es otra discusión. La política de control de armas y desarme no se agota en el DV. La incautación de armas ilegales o vinculadas con delitos es un trabajo que tiene que hacer la policía y esto es independiente del DV. Esto es una cuestión de autoridad del Estado que no dejará de existir por la promoción de una campaña de DV.
Que la policía debe mejorar su trabajo, que existe corrupción y violación de DDHH, esa es otra discusión que también hay que dar, y por ello debe evaluarse cómo va el desarrollo del Nuevo Modelo Policial Venezolano. No hay que perder de vista que dentro de una política efectiva de control de armas y municiones tanto la institución policial como militar deben ser estrictamente controladas y supervisadas, especialmente en lo que a su dotación, uso de armas y municiones, así como el marcaje de estas últimas se refiere. Los controles son para todos y deben empezar por el propio Estado, éste debe tener dominio absoluto de sus propias instituciones, en especial las que tienen el deber de protegernos.
Debe tenerse en cuenta que la principal fuente del mercado ilegal de armas es el mercado legal, es decir, que la mayoría de las armas ilegales tuvieron originalmente circulación legal.
- La solución es que todos podamos andar armados con nuestro porte legal: Falso. Esto se vincula con los mitos anteriores y evoca las discusiones hobbesianas sobre la justificación misma de la existencia del Estado, así como el concepto weberiano de éste. Las armas debe tenerlas el Estado, nadie más, porque es él quien debe protegernos, es esa su razón de ser. Lo contrario es volver a ese estado de naturaleza hobbesiano, al mejor estilo del viejo oeste de las películas gringas, en las que impera la ley del más fuerte.
- Los únicos que cometen asesinatos con armas de fuego son los malandros: Falso. En la experiencia de Brasil cuando estudiaron los homicidios se dieron cuenta que la mayoría de éstos eran consecuencia de conflictos interpersonales, éstos superaban en número a los cometidos por bandas o el denominado crimen organizado.