Discúlpeme usted bella dama, esta vez haré lo que no acostumbro, criticaré a una dama. Discúlpeme nuevamente pero su responsabilidad (viceministra) y sus posiciones políticas son las que han hecho que mi tinta se vuelva contra usted. No pretendo enfrentar a su persona, entiéndase bien, la respeto, sino a una conducta reiterada e inaceptable, irresponsable y torpe, al grado que su sutil letra pareciera acariciar las caras ácidas de la reacción.
Pero creo, usted viceministra es sincera, hace lo correcto de acuerdo a su ideología y la felicito por ello. A diferencia de muchos oportunistas que hoy, todavía, acompañan el proceso, usted ha dado la cara no solo por ellos (la derecha interna adversa a los cambios), sino por esa, la otra, la oposición declarada que, a mi criterio y de muchos, son los que menos daño le hacen a la revolución.
Más de criticarla por sus posiciones, los revolucionarios le debemos un gran favor. Quienes con insistencia hemos venidos denunciando a la pequeña burguesía, a la reacción dentro de la revolución, a la conciliación, y el grave daño que estas políticas le hacen al espíritu y la moral revolucionaria del pueblo (vital para toda revolución decía el Comandante Fidel en su discurso de septiembre, 2005), nos sentimos aliviados de ser tachados de calumniadores de oficio, vaya que oficio el que sí lo es.
El día 16 de Marzo de 2006, nuestra viceministra para la America, Mary Pili Hernández escribe en su acostumbrada columna del Diario: El Nacional, lo siguiente:
"En primer lugar, quiero decir que en lo personal manifiesto mi solidaridad, tanto como periodista, como mujer, como luchadora social. Considero que la situación que se ha presentado con ella es realmente lamentable, ojalá no se hubiera llegado a este punto. Creo que nadie en su sano juicio puede sentirse a gusto con el hecho de que una profesional sea llevada a prisión por ejercer su actividad, independientemente de si cometió algún error relacionado con el oficio”. "Como luchadora social, también siento sincera solidaridad con Ibéyise, puesto que soy de las que piensa que, indistintamente de las inmensas diferencias que pueden existir entre su modo de pensar y el mío, desde el punto de vista político e ideológico, creo que cada cual tiene derecho a defender lo que cree”.
La tinta de su pluma es clara. Sus declaraciones compañera, expresan el mismo discurso de la Oposición “En Venezuela no hay libertad de expresión, sus torpezas nos hacen entender que tan grande es el peligro que aqueja a la revolución bolivariana, que aquella, la quinta columna interna, la verdaderamente dañina, esa misma que usted de forma sincera parece representar, dispone del poder político a su antojo y sin riendas, y empiezan a contrariar libremente a la revolución.
Creo, una excelente respuesta a sus graves declaraciones, que le hacen el juego a las ansias intervencionistas del Imperio y a sus instrumentos justificadores como lo es la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ha sido la expresada por Imón Rodríguez Porras, publicada en la Web: http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid=20400 de fecha 20/03/06, dice lo siguiente:
“Si Hernández está confundida como periodista, no puede permitirse estarlo como viceministra. Y el gobierno bolivariano tampoco puede darse el lujo de que sus más altos representantes asuman la defensa pública de criminales, que además se cuentan entre sus más abyectos enemigos”.
Pero el daño a nuestra revolución no descansa simplemente en sus posiciones. La pequeña burguesía que usted bien representa, entiende la necesidad que representa para sus fines el desplazar a la izquierda que lucha por la revolución en sus escasas trincheras.
El día 20/03/2006, ha llegado a la oficina de la Misión venezolana ante la ONU, trinchera vital para la política internacional de nuestra revolución, en la que usted destituye y ofrece jubilación al camarada, Fermín Toro Jiménez, digno revolucionario, sabio, enérgico, capaz y fiel representante de este valeroso pueblo revolucionario.
El Presidente Chávez deberá entender a este delicado asunto.