El anunciado "retiro" de Venezuela de la Organización de Estados Americanos (OEA) no es una medida improvisada de Maduro y sus zascandiles ¡No! Es una perfecta maquinación que comenzó desde el momento en que perdieron abrumadoramente las elecciones de la Asamblea Nacional, y cuya concreción ha encontrado en la "carnetización de la patria" y la "validación" de los partidos políticos, el mejor escenario para liquidar a través de una seudolegalidad, avalada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en complicidad con el Consejo Nacional Electoral (CNE), la manera de "suspender" el voto a quienes se hayan adherido con sus firmas a aquellas organizaciones que no serán legalizadas por supuestos vínculos terroristas, o en su defecto, que tengan que cumplir diversos "reparos" para obtener su acreditación política.
Ante tal realidad ¿cuáles serán los argumentos que preparan los "constitucionalistas" y cúpula madurista para terminar de socavar el derecho al voto de millones de venezolanos? Pues, ante ese rompecabezas o galimatías político-jurídico, no es de extrañarnos que aparezcan ante el TSJ, vacuos recursos de "interpretación" con el propósito de que tal "poder" manifieste su dictamen en relación con la decisión del gobierno de autoexcluirse de la OEA, cuyas "líneas constitucionales", nos dirán que según los propios artículos de nuestra carta magna, Maduro tiene todas la facultades y competencias para una decisión semejante.
Por supuesto, no faltarán las explicaciones histórica que "justificarán" el origen de la OEA desde tiempos en que la llamada doctrina Monroe en el siglo XIX, asentó los primeros pasos para la creación de tal referente hemisférico con el propósito que los Estados Unidos, sobre todo a partir de las interpretaciones sucesivas de esa nomenclatura política, tuvieran la posibilidad de intervenir o invadir en cualquier nación, sobre pretensiones europeas que tuvieran como finalidad desestabilizar los intereses de Norteamérica en esta parte del continente.
Ante ello, no sorprendería que en tales interpretaciones, también se recurra a la llamada política del "Big Stick", es decir del gran garrote que Roosevelt sentenció como parte de su política internacional en el hemisferio, sumando con ello, el origen de las declaraciones por la cámara de diputados de Estados Unidos, ante su negativa de asistir a la convocatoria realizada por Bolívar en 1826 para el fallido Congreso Anfictiónico de Panamá, razón por la cual, surgió aquella declaratoria del Libertador tan usada por los "revolucionarios" en que esa nación parecía destinada por la providencia para plagar nuestros países de miseria en nombre de la libertad.
No hay que olvidar, que sobre lo anterior, irónicamente hacia finales del siglo mencionado, Venezuela tuvo una fuerte disputa con Gran Bretaña (que actualmente continua en conflicto con Guyana) que estuvo a punto de originar un serio conflicto entre ingleses y estadounidenses, cuya irredenta fue "solucionada" por el "diálogo" con sede en Washington, bajo las presidencias que rigieron a nuestro país de Joaquín Crespo, Ignacio Andrade y hasta de Cipriano Castro (éste último con menos influencia, pero aceptadas por lo que determinó aquel tribunal encabezado por un ruso) quien llegó al poder por una guerra civil.
Así llegarán al siglo XX, y entre las "justificaciones" para salirnos de la OEA, estarán las diversas implicaciones políticas que han realizado los Estados Unidos sobre países del continente, las cuales para quienes justifican la barbarie de tal decisión presidencial, dirán que será por resguardar la isonomia de la "república".
En consecuencia, sin OEA a quien rendirle cuentas en el plano internacional sobre las rupturas del orden constitucional, es posible que en las próximas "elecciones", sean considerados "apátridas" quienes habrían "delinquido" en el ámbito de sus apoyos hacia organizaciones no "políticas" sino "terroristas". Verbigracia, quedando tales venezolanos de manera "temporal" (hasta que demuestren lo contrario, o sea, en largos y amañados procesos administrativos-jurídicos) fuera de los cuadernos electorales, lo cual violaría su derecho al voto en sucesivas "elecciones", más aún, al haberse negado a ser parte del registro en los "carnets de la patria".
Nada bueno le espera a Venezuela, si la cúpula madurista decide llegar hasta semejantes instancias inconstitucionales y de amplia dimensión en la violación de los derechos políticos y ciudadanos. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.