Una vez ocurrido el trágico asesinato de Juan Pablo Pernalete hicimos mención a través de un artículo de opinión¹ lo siguiente:
"(…) El asesinato de Juan Pablo adquiere dimensiones no menos dolorosas, pero envueltas en una historia de aculalia con máximo nivel goebbeliano. ¿Y por qué? Porque el gobierno ante lo evidente recurre a hablar de un supuesto asesinato con una "pistola de perno" (exclusivo de uso veterinario), pero que cuando investigamos con la misma frase encomillada en el mundo de internet, no sólo encontramos menos de una centena concretas de referencias sobre tal frase, sobre las cuales más del 80% se refiere al hecho mencionado por los voceros maduristas, sino que nos colocaría en el mundo como pioneros en este tipo de "asesinatos", que curiosamente, ni siquiera ha sido puesto en práctica por cualquier banda de delincuentes en el mundo ¡Qué casualidad!
Ante ello, resulta muy dudosa la versión de las autoridades maduristas, más porque existen testimonios de quienes estaban muy cerca de Juan Pablo que tal hecho ocurrió por efecto de una bomba lacrimógena (…) Honestamente como padre, docente y ciudadano, me cuesta creer la versión gubernamental. O sea, el gobierno en vez de aclarar tal asesinato, lo que hace es generar mayores dudas sobre el cómo actúan desde lo más alto del poder, al momento de reprimir las manifestaciones que rechazan sus decisiones y acciones políticas".
Hoy, el ministerio público, a través de su principal vocera, es decir, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, no sólo confirma nuestro planteamiento, sino que además, con tal afirmación ha desnudado la represión que sufren los manifestantes y el pueblo por parte de los miembros castrenses que son responsables de controlar el orden público.
Lo insólito de esta situación en que la respuesta de los voceros maduristas que afirmaron que Juan Pablo Pernalete habría sido asesinado por una "pistola de perno", o sea, Néstor Reverol y Ernesto Villegas, como ministros del interior y comunicación, en vez de salir a pedir disculpas por semejantes declaraciones, ni siquiera se inmutan, y mientras el segundo sólo se remite en afasia, en el caso del primero, no sólo aparece con todo su poder mediático para seguir en el tono de sus primeras palabras sobre este caso, al no aceptar las declaraciones científicas, procedimentales y jurídicas de Luisa Ortega Díaz, sino que arremete contra la fiscal en términos para nada respetuosos de la institucionalidad, y en ese excremento de barbaridades, hasta se ofende la dignidad y el sentido de la mujer, cuando en perfecta conducta machista, palabras más, palabras menos, la señala como responsable de la violencia que ha sido generada en el país.
Luego de tal declaración, quien ejerce como canciller (¿por qué no la llamaran "cancillera" en la cúpula madurista?), Delcy Rodríguez, digamos para nivelar las acusaciones desde el gobierno, en rol de "mujer a mujer", se atreve a desmentir sin argumentos a Luisa Ortega Díaz, en el ámbito de futuro, al sentenciar que una "comisión de la verdad" en las deliberaciones que tendría la "próxima" vacua, panegírica y bradifrénica "constituyente" madurista, "determinaría" que todo el trabajo realizado por el ministerio público, no tendría validez, lo cual, de ser cierto, ¿pues, colocaría en tela de juicio todo el trabajo que ha realizado la fiscalía durante todos estos años? ¿O no?
En otras palabras, hasta hace poco, todo lo que decía el ministerio público era verdad, al punto que el propio Maduro señalaba en 2014 sobre Luisa Ortega: "Usted da las órdenes, Fiscal, y yo las cumplo" (ver: https://www.youtube.com/watch?v=jt8b4ILf0VY); pero desde 2017, sobre todo desde que la fiscal se pronunció ante las sentencias 155 y 156 emitidas por el Tribunal Supremo de Justicia y, posteriores intervenciones, ahora resulta, que cualquier declaración que ella emita son mentiras, "simples opiniones", o lo que es peor, para algunos voceros maduristas como Aristóbulo Istúriz o Pedro Carreño, Luisa Ortega Díaz es una "traidora" o "saltatalanquera". Verbigracia, ¿ser constitucionalista es convertirse en "traidor(a)"? ¿Traidor(a) a quién(es)? ¿A los guardias nacionales o policías quienes han sido culpados de asesinar a jóvenes en las revueltas contra el gobierno?
El colofón "por ahora" de este capítulo lo centra el ministro de la defensa (a quien recomendamos unas clases de redacción y gramática), general Vladimir Padrino, al emitir como juicio temerario a través de un comunicado: "Resulta sumamente preocupante, que se haga pública una precalificación de hechos en el caso de la muerte del estudiante Juan Pernalette, (sic) al indicar que la misma se produjo debido al impacto de una granada lacrimógena presuntamente disparada por la Guardia Nacional Bolivariana. Esta hipótesis, no solo afecta el espíritu de cuerpo de nuestros efectivos, sino que podría además instigar a la violencia contra ellos y alimentar la matriz negativa que quieren posicionar grupos de derecha sobre este Componente (sic) de la institución castrense"². Como dirían los abogados, a confesión de parte, relevo de pruebas, ¿o es qué el ministro, al señalar que se va "instigar a la violencia" de antemano, lo que critica, él ya sabe que eso va ocurrir? Eso sólo tiene un "componente" pensativo ¡Cinismo!
La única verdad, es que lo que ayer decía Luisa Ortega Díaz era inapelable palabra para el madurismo, pero en la actualidad, se ha convertido para ellos en la mayor mentirosa del país. Son los mismos que mientras tenemos la mayor inflación del planeta, afirman que la inflación "no existe". Los mismos que niegan a Luisa Ortega son los que afirman que la "inseguridad es una percepción". Quienes se atreven a negar a la fiscal son quienes niegan las matanzas en las cárceles del país. Aquellos que intentan desmentir a la garante de nuestros derechos, afirman que es una "mentira" la escasez de alimentos y que muchos venezolanos comen basura en las calles. Lo que intentan desmentir a la representante del ministerio público, también niegan la escasez de medicamentos en toda la red asistencial, o que los niños no son colocados al nacer en "cunas de cartón" en las salas "pediátricas". Los que niegan a Luisa Ortega Díaz son aquellos que autorizan a sus ministros y voceros para mentirnos, diciendo que Juan Pablo Pernalete fue asesinado por una "pistola de perno".
Luisa Ortega Díaz está cumpliendo su rol constitucional y en sus manos está el evitar, hasta donde le sea posible, un baño de sangre en Venezuela. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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