Por odiar iré preso 25 años

La verdad es que no se si llamar ignorantes, vacuos o bradifrénicos a quienes desde la ilegítima, ilegal e inconstitucional "constituyente", ahora pretenden, más allá de todo lo negativo que tal concepto implique, hasta quitarle a los venezolanos el sentimiento y hasta el derecho a odiar, sí así quisieran expresarlo determinadas personas.

Por ejemplo, sí algún venezolano fue víctima, o un familiar, o persona cercana de su entorno, por un hecho punible relacionado con robo, atraco, secuestro, violación o asesinato, y esa persona decide escribir o manifestar su rechazo o simplemente quiere que el mundo conozca la repulsión o hasta el odio contra ese delincuente a través de cuanto medio este a su alcance, entonces, irónicamente la "comisión de la verdad", podrá determinar que tal incitación genera condiciones sociales de "intolerancia"; y en consecuencia, el "generador de odio", es decir, la víctima, deberá pagar hasta 25 años de condena, mientras probablemente el criminal, ante la incompetencia del sistema de "justicia", seguirá como dice la canción, "robando, humillando y hasta matando".

¡Claro! La ley contra la intolerancia discriminará quiénes pueden lanzar las mentadas de madre que les dé la gana, o incluso hasta maldecir Estados o pueblos. En el primer caso, si quien le recuerda el "coño de la madre" a determinado político o ciudadano proviene del presidente de la República¹, éste quedará libre de "pecado", perdón del delito, porque se considera que lo hace en "legítima defensa", pero si somos cualquiera de nosotros que invoca tal acepción por vía escrita u oral, más aún, si es contra cualquier funcionario madurista, tenga la plena certeza que nuevamente el distinguido cenáculo de las "verdades", no tendrá piedad para condenarlo a pagar la máxima pena tras las rejas.

En el segundo, caso, es decir, cuando de maldiciones se trata, sólo estará permitido maldecir al Estado de Israel², por aquello de que el presidente Chávez sentó tal "jurisprudencia" o condena política. Ante ello, que a nadie se le ocurra maldecir a cualquier "abnegado" ministro o presidente de empresas del Estado, cuando falle la electricidad, y por cualquier razón se le "queme" la nevera, el aire acondicionado o el televisor. Sí su maldición es porque tiene meses sin que llegue agua hasta su casa, o porque no encuentra una medicina, o el dinero no le alcanza para comprar los alimentos o pañales de sus hijos, piénselo dos veces antes de decirlo; usted debe tener claro que eso será culpa de los "sabotajes" de la derecha apátrida, o de alguna "iguana" que se atravesó entre cables o tuberías. No se le ocurra maldecir a militares o policías, si éstos aparecen en videos o fotografías disparando contra manifestantes del gobierno de Maduro, porque en ese caso los veredictos dirán que los responsables están infiltrados o fueron los "convocantes" de tales protestas. Verbigracia, cualquier maldición que usted exprese será motivo para también pagar 25 años de condena, la pena pudiera ser llevada al doble si la "verdad" arroja como resultados que el odio se basa en el llamado "escrache" contra altos funcionarios maduristas, si éstos están en países capitalistas hospedados en hoteles cinco estrellas, comiendo en restaurantes de lujo como los ubicados en Nueva York, o vacacionando en naciones vendidas al imperio o del viejo continente.

También hay que recordar que el uso de la ironía, historias o prosas, plasmado a través del lenguaje figurado en metáforas, símiles, metonimias o hasta sinestesias, no serán considerados a la hora de "evaluar" el odio. Para quienes se considere que generan "odio" ninguna de tales prerrogativas literarias será válida. O sea, sí cualquiera de nosotros decide en un discurso político decir en analogía, o escribir un artículo sobre estudio comparado de análisis filológico, por ejemplo cuando Isaías Rodríguez, ahora "constituyentista" dijo en una de sus apariciones que: "(…) vamos a arrasar con la derecha, vamos a acabarla, vamos a liquidarla definitivamente"²; que a nadie se le ocurra decir palabras más, palabras menos que "vamos a arrasar con el madurismo, vamos a acabarlo, vamos a liquidarlo"; semejantes palabras cuidado y no pudieran generar una ley especial que nos condenara a cadena perpetua, o hasta la pena de muerte sí fuera posible.

En cuanto a los debates que se realicen en tribunas públicas no se les ocurra acusar a otro individuo de homosexual, más si pertenece al propio madurista, y menos lanzar un objeto contundente contra alguno de sus colegas o personas que se encuentren a su alrededor, tal y como fue el caso del entonces diputado y ahora ministro de "educación universitaria", Hugbel Roa⁴, quién además de afirmar, sin pruebas, que el cardenal Baltazar Porras tenia tales inclinaciones sexuales, lanzó un micrófono contra la integridad física de otro diputado. En estas situaciones la "comisión de la verdad", determinará que si el protagonista de tal acción es contrario al gobierno, lo ha hecho de con alevosía y premeditación, razón por la cual su condena será de 25 años sin beneficios procesales en las mazmorras de El Helicoide. Si por el contrario, estas acciones son consumadas por altos funcionarios del Estado o maduristas de cualquier espacio, como también fueron los hechos de colectivos armados cuando agredieron con palos y tubos a diputados dentro de la Asamblea Nacional, esto será considerado, tal y como lo dijo el "constituyente" Cabello⁵, como un hecho de "paz" que tiene el "pueblo" para defenderse, precisamente del "odio".

El último de los delitos contra el odio y la intolerancia está dirigido sobre quienes expresan en Twitter, Facebook, Instagram u otras redes sociales o medios electrónicos, opiniones, artículos, imágenes o llamados "memes", todo su veneno contra el gobierno "revolucionario". Eso será considerado como "terrorismo" y "traición a la patria". Obviamente, que si tales palabras vienen de lado del madurismo contra sus "enemigos", aunque se diga que lo que no se pueda hacer con los votos se podrá hacer con las armas⁶, queda tácito, que será una frase de comunicación en "defensa del pueblo y la soberanía".

Expresar el odio no es una cuestión de "verdad o mentira". El odio es un sentimiento que se genera por diversas circunstancias, que pueden ser justificadas o injustificadas, racionales o irracionales, normales o esquizofrénicas, sociales o políticas, económicas o culturales, raciales o pragmáticas y hasta de amor o desamor.

Intentar hablar de "odio e intolerancia", mientras una "comisión" será quién determine "su verdad", en vez de promover la tolerancia, lo que está promoviendo, es la propia multiplicación del odio y el enfrentamiento de los venezolanos. En consecuencia, sí expresar mi rechazo, por no decir el odio hacía una bazofia de ley, que pretende tutelar la vida a los venezolanos, pues, le diré a semejante "comisión de la verdad" que por "odiar" iré preso 25 años. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

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¹https://www.youtube.com/watch?v=hRlFFMqxffc

²https://www.youtube.com/watch?v=TIPnkiaINcc

³ https://www.youtube.com/watch?v=B7l-if5V8Os

⁴ https://www.youtube.com/watch?v=hLnw-8WSFxU

⁵ https://www.aporrea.org/ddhh/n311011.html

⁶ https://www.youtube.com/watch?v=9h-T92Zd_Q4



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

 jvivassantana@gmail.com      @_jvivassantana

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