Cuando los opositores comenzaron a sembrar la ola sangrienta en Venezuela después de la operación denominada La Salida liderada por Leopoldo López, fui uno de los que desde un principio dije que estábamos en presencia de una escalada terrorista, un término que costaba mencionar porque sonaba como un manotazo con la mano abierta en el oído, pero ya era imposible mantener los eufemismos de esa violencia opositora que lanzaba explosivos a maternos infantiles y quemaba viva la gente en la calle.
Por eso no me sorprende la columna El Espejo de José Vicente Rangel, que el experimentado periodista y protagonista de la historia política contemporánea de la Patria de Bolívar, titula: “Magnicidio”. Eso no debe extrañar de esos grupos que lideraron las criminales acciones como Voluntad Popular (VP), Primero Justicia (PJ), Un Nuevo Tiempo (UNT), apoyados por el presidente estadounidense Donald Trump.
Rangel en un severo análisis acerca de la derrota de la oposición incluyendo al imperio norteamericano, deduce que “La orientación que los aventureros pretenden imprimirle ahora al desenlace simplificaría la acción y el método. Va directo al objetivo, que no es otro que la eliminación física de Maduro. Corren rumores. Se sabe de la evaluación que los conjurados hacen tomando en cuenta el tiempo electoral que se inicia y que remata con los comicios regionales de octubre. Además, hay datos que no han trascendido suficientemente, de los que solo existe una fugaz referencia, entre otros, lo sucedido en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (Unes), con motivo del acto académico del lunes 21 de este mes, cuando la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) descubrió, en una dependencia cerrada, un conjunto de armas, granadas, pistolas y hay detenidos. La ceremonia la presidiría Maduro, y, por razones obvias, se suspendió su asistencia”.
Que se puede esperar de esos grupos que fungen como partidos políticos en Venezuela y no son más que organizaciones terroristas que buscan deponer por medio de la violencia al presidente Maduro, además en ese contexto debemos recordar la muerte de El Gigante Hugo Rafael Chávez Frías. No son pocos, incluyendo analistas serios y respetados, que aseguran fue magnicidio.
Si eso ocurrió con el Comandante Eterno, que de extraño tendría que quieran asesinar a Nicolás Maduro, a quien creyeron tumbar desde que asumió el poder con el llamado de arrechera de Capriles Radonski, pero ahora se encuentra más fortalecido que nunca, mientas la MUD está vuelta añicos rumbo a las elecciones de gobernadores. Y eso les duele en el alma.
No podemos olvidar que estamos en presencia de terroristas, no podemos pecar de ingenuos; Julio Borges, Freddy Guevara, Miguel Pizarro, David Smolansky, Juan Requesens, Ramos Allup, Manuel Rosales, Eveling de Rosales, Juan Pablo Guanipa, Tomás Guanipa, son criminales confesos, los escuchamos y los vimos en sus acciones violentas por la televisión, son responsables de más de 100 muertos y apoyan las sanciones de Trump contra el pueblo de Venezuela. Pecaron por acción o por omisión, pero pecaron. Muchos tiraron la piedra y escondieron la mano, y de cualquier manera, participaron. Mancharon o contribuyeron a manchar de sangre las calles del país.
Por el 000,1 por ciento de lo que estos delincuentes hicieron en Venezuela, desde hace tiempo en EEUU estuvieran presos si es que no les hubiesen aplicado la pena muerta como el país más democrática del mundo que son, según ellos y según la Unión Europea y organismos como la OEA que les avala toda esas ejecuciones homicidas, así como las matanzas y bombardeos que han llevado a cabo en el mundo.
De modo que para concluir ¡ya! parafraseo a José Vicente Rangel en El Espejo; estos terroristas de la MUD apoyados por los gringos, de que vuelan, vuelan.
El Pueblo Constituyente hace justicia ¡Venceremos!