A veces pretendemos que las terribles consecuencias de un golpe continuado que la derecha fascista comenzó en el período presidencial de Hugo Chávez, y sigue con el presidente obrero, Nicolás Maduro, se resuelvan en un abrir y cerrar de ojos.
Olvidamos que es demasiado el daño que los pseudos líderes de la oposición han hecho a la Patria de Bolívar, tanto que culminaron en actos terroristas que causaron más de cien muertes, la mayoría de gente inocente, sobre todo de muchachos sorprendidos en su buena fe. Algo jamás visto en Venezuela.
A toda esa barbarie hay que sumarle la guerra económica, las sanciones del presidente estadounidense Donald Trump, a petición de Julio Borges, Freddy Guevara, que terminaron de agravar las penas a un pueblo que batalla todos los días con los altos precios de los productos de primera necesidad.
Y para eso se votó una Constituyente que desde que entró en funcionamiento no ha dejado de arrojar resultados en beneficio de la población, lo primero fue acabar con la violencia, con las guarimbas. Es justo reconocer que la ANC nos devolvió la paz que en un momento nos arrebató la extinta MUD, conformada en gran parte por grupos anárquicos que siempre han buscado, bajo las órdenes del imperio gringo, acabar con la revolución bolivariana.
Por eso hay que confiar en la ANC, los resultados de su trabajo hablan por sí solos, entre más confiemos en la Asamblea Nacional Constituyente, mayor será el beneficio para el pueblo. Ya, repito, nos devolvió la paz que no es cualquier cosa en un país que vivió un infierno con el terrorismo opositor. Allanaron la inmunidad parlamentaria del diputado Freddy Guevara. Y eso es signo inequívoco de que se comienza a ver y a sentir la justicia que reclama el país entero.
Por supuesto, Guevara de inmediato huyó a la embajada de Chile sin el más mínimo remordimiento, lo digo de otra manera: ese hombre que lideraba en las marchas un escuadrón de encapuchados y que llamaba a que mataran a inocentes sin ningún cargo de conciencia, ahora corre despavorido sin importarles las madres, los padres, los hermanos, los hijos que quedaron huérfanos por su culpa. Imagino al presidente Pedro Pablo Kuczynski esperándolo para sentárselo en el regazo.
Se sabía que eso iba a ocurrir, ese es el proceder de todos los opositores terroristas, se ven valientes engañando al pueblo, pero en el fondo son unos cobardes que después no le dan la cara a su gente; lo lamento por esos venezolanos que se dejaron envenenar los oídos con tantas mentiras.
Sin embargo, todavía están a tiempo de reflexionar, los violentos siempre tendrán la oportunidad de dar un golpe de timón con el presidente Maduro, y enfilarse de una vez por todas hacia el diálogo constructivo. De lo contrario, más temprano que tarde, recibirán el peso implacable del pueblo representado en la Asamblea Nacional Constituyente y después no habrá “pero” que valga.
El Pueblo Constituyente hace justicia ¡Venceremos!