Mientras los organismos internacionales nos colocan en cifras de aumento por desnutrición infantil, o se incrementa el número de venezolanos que emigran por razones políticas, económicas y sociales, también vemos como mueren nuestros niños por falta de antibióticos, medicamentos e insumos médicos en los hospitales¹, esos amargos hechos son complementados con otras tragedias, que evidentemente de manera directa e indirecta son responsabilidad del actual estado de crisis generada de manera abierta y premeditada por los factores del poder en Miraflores.
En efecto, el fatal accidente de tránsito en donde perdieron la vida los peloteros Luis Valbuena y José Castillo² pertenecientes a la organización del Cardenales de Lara, (in)directamente es culpa de Nicolás Maduro y sus secuaces que se han apoderado del país. Que unos peloteros tengan que trasladarse en horas nocturnas por carreteras en donde hasta pareciera que la penumbra es obra de Drácula, en las cuales el mal estado de las vías, y los atracadores se han adueñado del contexto del transporte terrestre en Venezuela, sin obviar el error humano, o cualquier desperfecto mecánico que se puede originar ante lo costoso de las reparaciones de vehículos, y los escasos repuestos en el mercado, todo es una combinación explosiva para que las muertes por accidentes de tránsito se multipliquen, máxime cuando las únicas "autoridades" que aparecen son parte de la corrupción, el matraqueo, y los hechos delictivos que ejecutan con total impunidad, en un "Estado" en el cual sólo predomina la barbarie.
El accidente ocurre en la autopista que une a los estados Yaracuy y Lara, una ruta que en su mejor momento era un ejemplo de construcción en vialidad, que estaba motorizada por una imponente iluminación y señalización de tránsito que recorrerla de noche era un espectáculo entre San Felipe y Barquisimeto. Hoy, la realidad es la antítesis de la circulación terrestre. La iluminación se convirtió en entelequia. Los huecos y deterioro sobre el asfalto están a lo largo y ancho de la "autopista". Las mafias de delincuentes sustituyeron los puestos de control de "autoridades", porque éstos últimos sólo aparecen al reclamo de sus "vacunas". Y sobre esa tragedia, la desidia de mandatarios regionales en la zona, uno masculino y otra femenina, sólo sirven para elogiar a Maduro ante semejante realidad.
Las muertes de Luis Valbuena y José Castillo también es responsabilidad de cómplices empresarios de una Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), que en unión con el madurismo se subyugan por un puñado de dólares que les permita seguir contratando unos pocos "importados" y managers de equipos tratando de mantener un espectáculo en las peores condiciones, tanto para los fanáticos como para los propios peloteros. O sea, para la LVBP el interés económico de sus mafias empresariales está por encima del interés colectivo, mientras que para el madurismo el interés político prevalece para intentar hacer olvidar al pueblo la terrible crisis económica y social que padecemos, la cual es única responsabilidad de un gobierno criminal.
Este año hemos tenido, además de la escasa asistencia de fanáticos por los altos costos de la boletaría para los juegos de béisbol, estadios en ruinosas condiciones, algunos sin luz como el caso de Maracaibo, escenarios con gradas en precarias condiciones, y para qué hablar del estado de las instalaciones sanitarias o las llamadas "cuevas" de los jugadores que se asemejan a cementerios desmantelados.
¡Claro! Para los directicos de la LVBP esto no es problema, o menos que los peloteros terminen agotados de un partido, y en vez de descansar en un confortable hotel, y tomar al otro día un autobús de la organización para la cual pertenezcan, o en su defecto un avión que los lleve hasta su próximo destino, éstos deben viajar por su propia cuenta y riesgo, y todo termine en una tragedia como la que ahora enluta a la pelota venezolana, cuyo impacto ha trascendido en las grandes ligas, en virtud del paso de esos jugadores, lamentablemente fallecidos, por distintas organizaciones de los Estados Unidos.
Ya saldrán las etiquetas y mensajes de condolencias de rigor e hipocresía de una directiva de la LVBP vendida al mejor postor, y de un gobierno que realmente poco le importa la vida de un pueblo, entre ellas, las que arriesgan los peloteros y deportistas, y no precisamente en el campo de juego.
Nada devolverá la luz en el contexto de la pelota venezolana. Es un insulto a la población llevar un campeonato en las actuales condiciones, y un irrespeto someter a los peloteros a jugar en condiciones anti-deportivas e inhumanas, cuya simbiosis de una directiva anarquista y un gobierno generador de una praxis irresponsable ante la fanaticada y el país es lo que menos importa.
Una imagen de los fanáticos de los Cardenales de Lara, equipo al cual pertenecían Luis Valbuena y José Castillo decía: "Vuelen alto tienen un Cardenal en el pecho", más que una solidaridad de pensamiento espiritual es una oración ante una dramática realidad, en donde todos los días mueren personas en las vías y carreteras del país, fundamentalmente por la ignominia del madurismo ante la destrucción de Venezuela.
Luis y José vuelen alto. Hoy flamea el Pabellón Nacional a media asta. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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