El alcalde Capriles Radonski fue absuelto en primera instancia por los delitos que cometió en la embajada de Cuba el 12 de abril/02, de donde se infiere que aún está por saberse qué ocurrirá cuando el Estado, en el ejercicio del derecho que le otorgan la constitución y las leyes de la República, demande en alzada tan deplorable decisión, cuyas actuaciones se encargarán de dictaminar si la jueza que tomó la medida lo hizo apegada a derecho. La jueza ha alegado que “no habían pruebas suficientes” que sustentaran la acusación formulada por el Ministerio Público.
Quienes somos simples observadores no podemos sino manifestar nuestro mayor rechazo a esa decisión que en dos platos deja impune unos actos salvajes y aborrecibles que el país todo vio por la televisión en vivo y en directo. Hay que recordar que la primera autoridad del Municipio Baruta no tuvo el menor interés en impedir que la embajada fuera asediada por hordas de criminales fascistas que incurrieron en desmanes increíbles frente a efectivos de su policía municipal que más que protegerla estaban era cuidando a esos desalmados que no solamente destruyeron los carros de la misión diplomática, sino que mientras procedieron frente a las cámaras de la TV a cortarle a la misma todas los conexiones de los servicios públicos, amenazaban a quienes se encontraban en su interior, el embajador, funcionarios varios y sus respectivos familiares, con matarlos de hambre, pues les gritaban desde la calle: “tendrán que comerse las alfombras, las patas de las sillas, etcétera, etcétera…porque no permitiremos que entre ni uno sola gota de agua...”
Pero es que tales desmanes no solamente lo vieron y lo escucharon los venezolanos. Su transmisión en vivo a cargo de los medios de difusión masiva que apoyaron el golpe de Estado, permitió que igualmente se difundieran por el mundo y más allá de la diversidad de posiciones políticas de esa incalculable tele audiencia, son imágenes detestables y condenables en cualquier escenario, por lo que esa decisión inesperada en primera instancia debió haber sorprendido al mundo civilizado.
Esperamos que la revisión del fallo en segunda instancia reestablezca la justicia y de esa manera se sancione de manera ejemplar y severa esa miserable actuación del alcalde Capriles e igualmente se ejerzan las acciones penales y civiles correspondientes a quienes estuvieron allí liderando esos desmanes y vociferando insultos y amenazas a los integrantes de una misión diplomática acreditada en nuestro país, conforme a convenios y leyes internacionales inviolables.
Es importante señalar que este caso tiene su más cercano antedecente en el asalto de que fue objeto la sede diplomática española en Guatemala a finales de enero de 1.981 por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno dictatorial de Romeo Lucas García (1978-1982), en donde fueron bárbaramente asesinadas 39 personas, entre funcionarios de la misión diplomática y numerosos trabajadores y campesinos guatemaltecos que habían solicitado días antes protección y asilo, cuyos cuerpos quedaron calcinados luego de que los criminales invasores le metieran candela a las instalaciones.
Hemos sostenido la tesis de que si el gobierno ilegítimo de Carmona Estanga se hubiera mantenido en el poder por un par de días más, lo mismo habría ocurrido en la sede diplomática cubana en Chuao, pues otra cosa no indicaban los rostros de odio y muerte, así como el lenguaje amenazante de parte de quienes se agolparon a sus puertas ese triste y doloroso día de abril/02.
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