Mi padre era un herrero, carpintero, fundidor, guerrillero, ateo y un hombre bueno, vivir en Valencia nos ayudo a ser un poco mas amplios en el pensamiento que otros amigos que se criaron en otras ciudades de Venezuela, hable de tantas cosas con el viejo e imagino que hoy casi con seguridad estaría siendo sometido al escarnio, la persecución, como lo era en los primeros díez años de la IV republica, cuando el dulce abuelito de Christian Firulais asesinaba mientras salía de mi casa a Humberto Méndez Figueredo, si ese estudiante de Barinas.
Una de esas cosas que aprendía con mi viejo al caminar por las calles de mi ciudad era ver la importancia de los uniformes, el mas respetado era el de los señores del aseo urbano municipal, luego el de los bomberos, médicos, trabajadores eléctricos, trabajadores de bombas de gasolina y de la industria petrolera etc. Por ultimo en un lugar donde el desprecio se acercaba a los comentarios de inutilidad estaban los de los milicos, la pregunta siempre estaba ahí en la boca y la vida me fue enseñando la necesidad que tenemos de los trabajadores del aseo urbano, imaginemos una ciudad sin trabajadores que recojan nuestra basura o los desechos solidos, todos los días están ahí a nuestro servicio, los bomberos que arriesgan su vida para salvar vidas ajenas, los médicos, enfermeras y enfermeros que en esta pandemia nos vienen a mostrar su nivel de desprendimiento por la vida de otros, trabajadores del sector eléctrico. Me repetía el viejo ya cargado de años " mira y mira y en la medida que los veas haciendo un oficio o ejerciendo un trabajo en esa medida serán importantes para un pueblo" , mi primera experiencia con los milicos fue cuando la antigua GN se métio a un autobús lleno de estudiantes en Puerto Cabello y nos puso con las manos pegadas a la carrocería de un autobús y entre "planeados", llantos y maldiciones se desaparecieron algunas cosas.
Hoy en Venezuela los trabajadores carecen de sindicatos, de uniformes, de salarios dignos, de derecho a la salud y los pocos maduristas que quedan por ahí entre el chisme, la oreja presta para escuchar confidencias, la tenebrosa obediencia debida, el trabajo mediático en algún medio del Estado, la negación constante de negar lo evidente, la colaboración desmedida con los aparatos de seguridad del estado o la admiración a algún programa que enarbola con un garrote o mazo la defensa de un tierno gobierno.
Los recuerdos están como cataratas pero lo que ocurre hoy en Venezuela es ver a una nación entera como judíos polacos o checoeslovacos en los años del nazismo alemán, si hoy Venezuela es un gran Gueto, y claro esta miseria, estos niveles de deshumanización, son defendidos desde los medios, desde una "izquierda" bastante extraña que en sus predios nacionales pide libertades y apoya, aprueba, defiende, enarbola, exalta la represión, la miseria, la corrupción sin par que hoy vive una nación llamada Venezuela.
Imagino que la izquierda Argentina aplaudirá los centros de detención bastante parecidos a la ESMA y claro buscaran alguna disculpa, excusa. Lo mismo con la izquierda chilena, y no hablo de la totalidad de la izquierda pero si de amplios sectores o sectores que generan opinión publica. Yo me mantengo a prudente distancia de estos apologistas de algún Gulag tropical o del Gulag caribeño en que gracias a una izquierda uniformada, que pide ordenes, que requiere mandos, que enaltece al intoxicado régimen sandinista y trata de enlodar la imagen de Ernesto cardenal. En fin una izquierda que se dice marxista pero es marchista, que grita libertad y defiende la censura. La uniformidad esta ahí, en esos corazones que sueñan con el tormento ajeno.
Notas a pie de pagina: Hace poco conversando internet me intentaba convencer de lo terrible que puede ser una opinión, era incapaz de denunciar la situación que con seguridad esta viviendo Javier Vivas Santana y donde el Tarek William, Fundalatin y el DGCIM están en campaña permanente para silenciar u opacar cualquier opinión por la libertad o la fe de vida de este articulista de algunos medios venezolanos. Yo cerca de San Antonio del Táchira, veo a el "protector de este Estado" a unos cien metros de mi ventana, camino muy ceca del sujeto en cuestión. Un tipo astuto, pero no un hombre bueno. ¿En fin donde esta Javier Vivas Santana?