En aras de
una desacertada y manipulada interpretación del derecho a la libertad
de expresión e información, Globovisión no ha desplazado de su programación
el asunto del juicio que el viernes 3 de abril de 2009 llegó con la
sentencia hacia algunos de los hombres de la Policía Metropolitana
que el 11 de abril de 2002 masacraron a numerosos compatriotas que desde
las inmediaciones de Puente Llaguno defendían la constitucionalidad
y la democracia revolucionaria venezolana. Y lo hace Globovisión, para
desacreditar la decisión de la jueza Marjorie Calderón, para atacar
a su familia, para denigrar de las víctimas sobrevivientes, para ofender
al equipo defensor y a la Fiscalía General de la Nación y finalmente
para tergiversar el peso de las pruebas e impactar con ello sobre el
estado anímico tanto de quienes aplauden el final del caso como de
quienes lo rechazan, estado anímico que como es fácil comprender es
proclive en estos instantes de cualquier susceptibilidad. Pues, a mi
humilde juicio, llegó la hora de la GRAN CADENA NACIONAL.
Con sumo respeto,
y con la humildad ciudadana que nos debe caracterizar a quienes
creemos en la justicia, sugiero a las autoridades encargadas de esa
misma justicia y a las que poseen la responsabilidad comunicacional
estatal, que organicen un careo en donde estén presentes las partes.
Que ambas disfruten de la misma oportunidad, los mismos recursos y las
mismas condiciones sobre ese cuadrilátero mediático. Que cada uno
esgrima ante el país las razones de sus posiciones y que de esa manera
se disipen de una vez por todas y para siempre las venenosas dudas que
Globovisión activa a través de sus ponzoñas.
Es el momento
de, como decimos popularmente, matarle al canal 33 el piojo en la uña.
El momento es ideal para desenmascar a ese combo de la mentira y la
especulación.
ildegargil@yahoo.com