Agricultura ¿gobierno o poder?

En el reciente artículo sobre la agricultura bajo la lupa de Maduro y del cuidado que debía tener por sus consecuencias orgánicas sobre su salud, que llamamos patatús, nos excedimos en la presentación de artimañas de gobierno para atacar los graves problemas de la mentira, la desinformación, y la falta de iniciativas para enmendar la difícil situación de disponer en el país de una gran cantidad de plantas y empresas agroindustriales, constituidas sin la existencia de excedentes del consumo fresco para su procesamiento, teóricamente la razón primera que justifica su existencia. Véase http://www.aporrea.org/desalambrar/a199887.html

El punto de arranque de toda organización política es tomar el poder, que pasa indefectiblemente por asumir el gobierno. Y la izquierda venezolana, perdió el miedo y se hizo gobierno. En 15 años, las discrepancias, los saltos de talanquera o ninguno de esos desafueros en la adquisición de equipamiento (más que innecesarios fueron inoportunos) no tuvieron efectos en la conservación del gobierno. Esas adquisiciones comenzaron muy tempranamente en el gobierno del Comandante Eterno y se han continuado con el Comandante Maduro, en menor escala.

Sin embargo, el ciclo perverso e intencional de la bajada de los precios petroleros nos agarró desprevenidos, pensando que ese amplio potencial de engranaje de la producción primaria con la transformación agroindustrial se podía resolver instantáneamente. Con un silbido-pensaron algunos- la briosa maquinaria entraría en actividad a compensar los faltantes en los anaqueles, evitaría invertir divisas en alimentos que podemos producir en el país. La terrible conclusión ulterior es que en las cadenas socio-productivas no se genera suficiente cantidad de productos primarios para transformarlos y utilizarlos en la mesa en los momentos en que la disponibilidad de alimentos frescos es baja o inexistente. Seguirán entonces, esas artes escénicas tecnológicas, decorando el paisaje, hasta que las políticas que emanan de gobierno, que son la expresión del poder transformador, declaren y construyan la revolución en la agricultura, para lo cual el Poder Popular es indispensable.

De manera, que pareciera que el gran detonante del miedo a perder el gobierno a causa del desabastecimiento y de la inflación, ambas situaciones provocada por la guerra económica, obliga a asumir el salvavidas del poder transformador sobre una de las principales actividades del aparato productivo nacional que pasa de una participación ridícula inferior al 2 % del PIB(cuando se habla solo de producción primaria) a más del 16 % del PIB (cuando se considera todas las actividades del sistema agroalimentario, en su sentido más amplio). Ese poder transformador es lo que se debe defender desde la izquierda, no el mezquino y circunstancial espacio de gobierno, que ha creado todas esas incoherencias que hemos estado identificando, en este y otros artículos anteriores. Incoherencias que el Presidente Maduro quiere asumir y resolver como su tarea fundamental e ineludible.

Queda claro entonces que, el gobierno es el privilegio de la administración; el poder es el compromiso transformador de la sociedad. En la IV República tuvimos gobiernos sin poder, porque este se traspasaba a las cúpulas oligárquicas. En la V República, créase o no, se rechaza toda interferencia con el compromiso transformador que de una manera u otra se produce en esa conchupancia entre la burocracia y la oligarquía parasitarias.

En el caso que nos ocupa, en las leyes no escritas sobre la calidad revolucionaria, queda terminantemente prohibido corear ¡Así, así, así es que se gobierna! Cuando se esté inaugurando una planta de cualquier cosa, hasta que pasado al menos dos años esté funcionando a más del 90 % de su capacidad instalada, que exista un plus-producto para la sociedad, que el trabajo liberador de nuestros hermanos les permita vivir dignamente y en procura de la mayor suma de felicidad posible… y cuando se entienda que ese resultado es obra del poder transformador de la revolución.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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