Jesús Farías, constituye uno de los camaradas referentes en materia económica que seguimos con sumo interés cuando declara a través de los medios de comunicación. Viene de ser, funcionario del Gobierno Revolucionario en el área de comercio exterior, formando parte del llamado Gabinete Económico. En la actualidad, fue electo como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, y forma parte de la Comisión de Economía de dicha instancia del Poder Popular. El pasado 29 de agosto, declaraba a los medios: "Hay tres elementos que deciden y definen la coyuntura económica del país: La especulación galopante, la caída de la actividad productiva y la escasez de productos de primera necesidad". Interesante diagnóstico, que habla mucho del estado actual de nuestra economía. Siendo, como lo es nuestra economía, dependiente de los ingresos petroleros en pleno proceso de recuperación; si bien, no a los niveles previos a la llegada al gobierno del camarada Maduro, por lo menos superiores a sus costos de producción, indicativo que algo se le gana a su exportación, que ya es bastante. En su intervención, el camarada Farías, repite el archiconocido discurso del agotamiento, diríamos más bien: colapso del modelo rentista capitalista. Señaló, un dato bien controvertido, pues la camarada Pascualina Curcio maneja datos totalmente opuestos a esa idea, expuesta por Farías de que tenemos un aparato productivo "que no está en capacidad de respuesta a la situación […] incrementar la producción, de fijar precios justos para los consumidores y de controlar el mercado cambiario perturbado por la especulación" (La nota es de Aporrea, 29-08-2017). Concluyendo en su disertación, que "No hay varitas mágicas, no hay salida milagrosa a esta situación, pero indudablemente tenemos que tomar acciones puntuales". Viniendo, tales expresiones de pesimismo, de alguien que hasta hace pocos días atrás, formó parte del Gabinete Económico de un Gobierno Revolucionario como lo es, el presidido por el camarada Nicolás Maduro, nos permiten sacar conclusiones sobre las causas del inmovilismo que ha caracterizado la actuación, en el ámbito económico, del Gobierno del camarada Maduro durante estos 4 años con sus meses. El papel, que ha jugado el pesimismo económico en el Gobierno Revolucionario.
El Comandante de nuestra América, Fidel Castro, definió –magistralmente- lo que es una Revolución, leámoslo: "Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo." Fidel, como nadie nunca antes, (https://www.youtube.com/watch?v=p3d17gw5n6s), resume en pocas líneas, lo que es un fundamental anhelo de nuestros pueblos.
"Cambiar todo lo que debe ser cambiado", vaya anhelo. Decía Pascualina Curcio, como producto de sus investigaciones, (https://www.youtube.com/watch?v=5LQXgFbW1L4), analizando las cifras de registros provenientes del BCV, sobre el destino de las divisas provenientes de nuestro ingreso petrolero en el ciclo 1970-2014 (en 1970 se produjo la llamada "nacionalización" petrolera de Carlos Andrés Pérez), que el sesenta por ciento (60%) de las mismas, se habían transferido al sector privado de la economía, quien apenas aporta cerca del 10 por ciento (10%) en promedio de las divisas que ingresan a nuestra economía, contradictoriamente a dicho aporte. El resultado de esos 44 años bajo estudio de Pascualina, no puede ser más desalentador. Los hechos, confirman que la producción nacional privada ha caído en dicho lapso en un sesenta y tres por ciento (63%). En oposición, la inversión social pública creció en un setenta y tres por ciento (73%). En conclusión, la entrega de divisas al sector privado de la economía, tan solo ha servido para estimular una incesante e inclemente transferencia de nuestra renta petrolera al exterior, en fuga de divisas. Imaginémonos, tan solo por un instante, si esa inmensa cantidad de recursos se hubiese invertido en nuestro país y se hubiese compaginado con la inversión social pública. En qué lugar nos encontraríamos en los actuales momentos, en términos de desarrollo económico.
Ese modelo rentista parasitario e improductivo, debe ser desterrado porque en su seno se entronizan las causantes del proceso de crisis que hoy se refleja en monopolios y oligopolios, bachaqueros, acaparamiento, desabastecimiento y especulación delictiva. Sin duda, hay consenso nacional en que ese modelo de antidesarrollo debe ser superado y descarrilado, desestimulado. Las divisas, provenientes del ingreso petrolero o renta petrolera, deben ser invertidas en desarrollo nacional, en obras y servicios que procuren la máxima felicidad posible de nuestro pueblo y fortalezcan el aparato productivo nacional, su agricultura, sus servicios sociales, infraestructura de puertos, promueva la ciencia y tecnología nacional, la educación, cultura y el deporte. Asimismo, permitan retomar la política Chavista de cancelar la enorme deuda social heredada de la cuarta república, aún no cancelada en su totalidad pese al enorme esfuerzo realizado en vida, por nuestro Comandante Chávez. Para nuestra fortuna, los vientos de la geopolítica internacional soplan a favor del cambio, como bien lo expresan las sanciones imperialistas del gobierno Trump. Los mismos alisios, que se entronizaron contra la hermana República de Irán, y motivaran al Líder Supremo de la Revolución Islámica de Irán, el Ayatolá Seyed Ali Jamenei, a promulgar la "Economía de Resistencia". Tras reconocer, el Líder Supremo de la Revolución Iraní, que: "Hoy en día, los problemas económicos y obstáculos son el principal problema del país, que debe ser resuelto y su resolución depende de la aplicación correcta y exacta de las políticas de la Economía de Resistencia". Política, que llevó al pueblo iraní a reencontrarse consigo mismo, reconocer sus potencialidades, recuperar la producción propia iraní, emprender una lucha intransigente contra la dilapidación de los recursos nacionales o contra la corrupción. Haciendo incapié, dicha política de resistencia a las sanciones económica occidentales, en el apoyo especial a la pequeña y mediana industria. Dicha política económica de resistencia, obtuvo como resultado supremo una economía independiente y liberada de potencias extranjeras, producto de una orden suprema de Jameini: "evitar las importaciones desenfrenadas y supervisar la entrada de productos estadounidenses una vez que se levanten las sanciones". Hoy, posterior a las sanciones, Irán se erige como una potencia regional en Oriente Medio, con un alto desarrollo tecnológico y energético, incluso en el campo nuclear. La ONU, ubica a Irán en el puesto 69 del Índice del Desarrollo Humano. Irán, junto a China y Rusia, se han constituido en una alianza que causa muchos dolores de cabeza, una pesadilla, a la potencia hegemónica: los EEUU, cuyos resultados están a la vista de todas y todos, en la derrota del Estado islámico en Irak y Siria, donde esa triple alianza pudo echar de ese vasto territorio a las fuerzas paramilitares de EEUU, Israel, las monarquías árabes, Reino Unido, Francia y Turquía.
Quienes pretenden, desde el seno del Gobierno Revolucionario, vendernos esa falsa idea de que en el Consejo de Economía Nacional están todos lo que deben estar para procurar la solución a los problemas de la economía nacional, estimamos que se equivocan pues allí están también, quienes juegan a reforzar el modelo capitalista rentista, valga decir, también están quienes juegan a nuestro fracaso, solo que lo hacen infiltrados como quinta columna. En el seno de dicho Consejo, no están o no hacen vida, por ejemplo, voceros de las Cajas de Ahorros de los trabajadores y trabajadoras de la patria, cuyos aportes nutren masivamente las cuentas de la banca nacional privada y pública. Convirtiéndose, las Cajas de Ahorros, en instrumentos financieros de importancia cardinal, desaprovechada por la Gran Misión Vivienda Venezuela que bien pudiera potenciar esa inversión, proveniente de la clase trabajadora, en unidades habitacionales para la familia trabajadora del país, generando empleos y dinamizando la producción nacional, en conjunto con la inversión social pública. Tampoco integran ese Consejo de Economía, la pequeña producción comunal que debe ser promovida por la banca pública e incluso, coordinar con las Cajas de Ahorros de la clase trabajadora para que también esos inmensos recursos que se dirigen a inversión financiera puedan reorientarse a inversión productiva. Hora ya, de darle un impulso cuántico a la economía comunal, similar a la que diera nuestro Comandante Chávez a las cooperativas en aquellos de extremada crisis económica, post golpe de abril y paro-sabotaje petrolero. Consciente, como estaba nuestro Comandante Chávez, que en el sector privado, responsable de esa crisis económica derivada de sus acciones, no estaría la solución a la grave crisis que para entonces se entronó en nuestra economía. Mediante el llamado "Nuevo Modelo de Producción Social", sustentado en las empresas del Estado, empresas mixtas, comunales, socialistas, cooperativas y de producción social, que adquirieron un crecimiento espectacular, a partir de 2003. Un año después, se incorporarían las Misiones Sociales, para democratizar la economía, impulsando y apoyando nuevos actores económicos y democratizando los procesos económicos. El país, pudo levantar la cabeza del submarino, hasta entonces hundido, en el mar de las desesperanzas y el pesimismo. Dos años después de aquellas catastróficas experiencias, el país comenzaba a mostrar crecimiento económico. Esa experiencia, requiere de nuestro estudio para perfilar un camino autóctono y liberador, al actual estado de cosas, derivadas de las políticas de "caos económico", inducidas por el imperialismo de EEUU sobre nuestra economía, y ejecutadas por sus actores políticos y económicos: Fedecámaras y la MUD.
Concientizar, que formamos parte de una Revolución, es el primer paso para comprender, que el pesimismo no tiene cabida en nuestros pensamientos y argumentos. Que, la única solución posible a nuestros graves problemas económicos pasa por reconocer esa premisa Fidelista, de: "Cambiar todo lo que debe ser cambiado", sin compromiso alguno con el pasado rentista parasitario. En la visión de un Revolucionario, no hay espacio para el pesimismo, el futuro nos pertenece. ¡Hagámoslo presente!