Aunque muchos no legitimamos la convocatoria y elección de la ANC por su carácter inconstitucional, estábamos expectantes ante los anuncios que en ese escenario haría el Presidente Maduro para enfrentar la grave crisis económica y social del país. Más aún, porque las sanciones de EEUU y las que está cocinando la UE, aumentarán el sufrimiento y la precarización social del país, la carestía de alimentos y medicinas, la inseguridad y el deterioro de los servicios, combinado con la caída en barrena de la actividad económica por el colapso irreversible del petro-estado y del modelo rentístico-extractivista.
Ante esta tragedia social, que ya no puede ser invisibilizada con el silenciamiento de las estadísticas oficiales, y la intervención imperialista en ciernes, era obligatorio para el Jefe del Estado aproximarse al país nacional admitiendo los errores cometidos por su gobierno en materia de política económica, para luego plantear las propuestas y rectificaciones que permitirían avanzar hacia una economía post-rentista, única opción para enfrentar el cerco imperialista siguiendo el ejemplo de Irán. Prefirió cubrirse de nuevo con el paraguas de la "guerra económica" para evadir responsabilidades y reciclar medidas fracasadas, ahora revestidas como "leyes constituyentes" constitucionalmente inexistentes.
Sus medidas no conforman un programa económico coherente. Parecen una "colcha de retazos" tejida con acciones efectistas puntuales que le echan más leña al fuego. Mientras el BCV no recupere la soberanía cambiaria mediante una política que propenda al equilibrio cambiario, el control de precios acordado o no, seguirá incrementando la escasez y la inflación, ampliará el mercado ilícito en el que pululan las poderosas mafias internas y externas que se nutren de la brecha cambiaria, para amplificar el contrabando, el lavado de activos y el caos social tan deseado por quienes buscan una salida violenta a la crisis política.
El gobierno mantiene el control de cambio múltiple mientras tolera la libre convertibilidad bolívar-peso. Dos políticas que nutren el paralelismo cambiario promovido desde el Banco de la República de Colombia a través de las casas de cambio fronterizas de ese país ¡Vaya extraña estrategia para enfrentar la llamada "guerra económica! La de estimular la inflación inducida por la acumulación mafiosa de capital.