Sabemos las razones por las cuales se ha desatado esta guerra económica contra el pueblo, es contra el pueblo todo, sin diferenciación, sin distingo de militancia o simpatía política, creencia religiosa, etcétera. La misma se ha expresado de distintas formas con una enorme carga psicológica que busca confundirnos para que nos manifestemos en contra del gobierno y abramos la posibilidad de que éste sea agredido, pero también, desde el gobierno, o a través de las debilidades ideológicas de algunos miembros del gobierno se ataca al corromper a la gente, se ataca al comprometer en hechos de corrupción a funcionarios, hombres y mujeres que en algún momento tuvieron la confianza de los líderes del proceso; verbigracia PDVSA y la olla que se destapó allí por instrucciones del presidente Maduro y el alto mando político de la revolución, eso hay que decirlo y repetirlo para blindar y entender lo que se está jugando en estas batallas de todos los días contra una caterva de mafiosos que han creado una hidra de mil cabezas y por donde se ataca muta para seguir echando vainas.
Pretendemos en este modesto trabajo aportar elementos de la cotidianidad que enfrentamos en las calles del estado Trujillo para enmarcarlos en lo que podríamos llamar un modus operandi, específicamente de la ciudad de Valera, la más importante de este estado y donde se ha incubado poderosas mafias comerciales que nos atacan todos los días con su especulación desmedida. Pues basta visitar uno de los principales supermercados de la ciudad SUCASA, Supermercados Caracas C.A para darse cuenta que violan abiertamente la disposición de precios acordados; el Café Molido en presentación de 400grs lo venden en 35.000,00 Bs; según la lista de precios acordados con esta cantidad debería comprar algo más de 2Kgrs. Abiertamente esta gente está desafiando al gobierno, sin ningún empacho tienen los precios en sus estantes... Los demás productos acordados no han aparecido en dicho comercio desde que entraron en vigencia. Un kg de Leche en este comercio ronda los 200 mil bolívares, entre otros productos con altísimo costo. Lo extraño es que en este sitio jamás en casi cuatro años hemos visto un operativo de comiso por parte de las autoridades lo que nos llama a la suspicacia; lo que si vemos cada vez que la oposición tiene alguna actividad de calle es que en la sede ubicada en el sector las acacias la preparación de combos de comida salen de este comercio, es decir, los cachitos, emparedados, dulces, etcétera para las manifestaciones de la oposición. Extrañamente no se le pone freno a este tipo de comercio especulativo y esto ocurre porque a lo mejor no tenemos claras las causas de fenómenos que mutan permanentemente en esta guerra.
El saboteo para cancelar algún producto que se compre en estos locales es tal que a veces ante enormes colas solo dos cajeros funcionan, pareciera que es orden superior que tarden lo que más puedan para que la gente se moleste. Si nos vamos a los comercios que conocemos cómo los chinos, la situación no es distinta, nadie pareciera que se toma la molestia, ninguna autoridad me refiero, de chequear los precios en estos sitios. Pero si vamos a los llamados mercados públicos; el llamado en esta ciudad el mercado viejo, el de Morón y el del Cumbe, llamado Makroval, la situación no cambia un ápice, es quizás peor. Allí se especula de tal forma que un Kg de caraota llegó esta semana a costar 60 mil bolívares, pero si tu llegas a vender un saco de caraotas de 50 kgs te ofrecen entre 500 mil y 700 mil bolívares, esto indica que te lo pagan algo así como a 12 mil el Kg a quien lo produce, pero el mismo se dispara a 60 mil cuando llega a quien lo consume de manera directa, imagínense a quienes lo consumimos procesados en un plato de comida servido en restaurant. Ese mismo saco de Caraotas vendidas a 60 mil Bolívares el saco le sacan 3 millones de bolívares... ¡Buen negocio, cierto!. Si esto ocurre en un mercado donde se vende al por mayor, imaginemos al detallista, que todos quieren ganar el doble de los costos, saquen cuenta pues.
Pero veamos otras cosas de la guerra económica: tenemos los negocios dedicados a vender electrodomésticos; vemos neveras en 55 millones, cocinas sencillas en 6 millones, ventiladores en 2 millones, licuadoras que llegan a costar 5 millones, etcétera. Pero hay algo que llama la atención; en una de estas vueltas preguntando precios me puse a conversar con un empleado de uno de estos negocios... le pregunté cómo iban las ventas por estas fechas y me respondió lo siguiente: "esto está jodido compa, tenemos 3 meses que lo único que se ha vendido es una licuadora en partes", es decir, pagada por partes, sin embargo, la sonrisa del dueño del local demuestra al menos en su semblante un próspero negocio, aunque no haya vendido prácticamente nada en 3 meses y sostenga a 5 empleados.
Surgen entonces unas interrogantes obligatorias ¡¿Cómo se sostiene un negocio así?! Pues aquí entramos en el área de la elucubración, elucubración aderezada por la suspicacia que nos genera esta modalidad de guerra contra el pueblo. Si un comerciante coloca unos precios por las nubes como para que nadie compre sus productos; si pasan días, semanas y meses que no venden nada, sin embargo, en el léxico de estos especuladores "resisten por amor a sus trabajos", al menos tenemos el derecho a mal pensar que esta gente vive de algo. Con lo especuladores que son, difícilmente arriesguen sus comodidades y dinero, entonces preguntamos ¿Estará esta gente siendo financiada por alguien interesado en que no vendan? Es algo paradójico imaginarse a un comerciante que pide todos los días a dios que ese día no venda nada, no obstante, viendo la forma cómo se está moviendo el comercio en esta ciudad nos da la impresión que las cosas van por allí. ¡Fin de mundo! diría mi abuela que tenía que soportar a los vendedores ambulantes que la acosaban para dejarle un pedazo de tela y fiada, eso sí, con ganancias de miles por ciento. Podríamos decir que lo mismo pudiera estar ocurriendo ahora, no obstante, así no es... cuando alguien se atreve a reclamarle a un comerciante o simplemente decirle "dame una rebajadita", el "prospero" comerciante solamente le responde con un tajante ¡Imposible, pero además le agrega, si no lo puede llevar déjelo allí! Eso ocurre con todo el mundo; los llamados verdureros, a pesar que se les está pudriendo las cosas, solo con decirte "si usted no la lleva, sobra quien sí", aunque sea mentira y el producto termine podrido, nos da una idea de la magnitud de malignidad de esta guerra económica y la cultura comercial que se ha ido creando.
Ciertamente aquí hubo un boom del consumo loco, sin embargo, en los actuales momentos la gente se detiene a comprar donde consiga algo más barato que soporte la capacidad de su bolsillo, esto poco o nada pareciera importarle al comerciante, tanto grande cómo pequeño.
Como seguimos en el campo de la elucubración; desconfiados de estas mafias comerciales y de esta modalidad de guerra contra todo el pueblo, nos deberíamos preguntar ¿Cómo hacen las mafias para inundar a todo el sistema distributivo de esa insensibilidad? Debemos estudiar todo esto para poder dar respuesta adecuada y rápida para ganar la batalla. Más allá de afinar y sanear las instituciones que se encargan de supervisar y sancionar los ilícitos, súper necesario, debemos entender que nos enfrentamos a un fenómeno extraño en que ha mutado el capitalismo en los últimos tiempos y esto se manifiesta de manera más contundente donde se hace una revolución como aquí, es la implantación de hecho de una economía criminal lo que se ha ido consolidando y esto merece cuidado y atención.
Esto nos debe llevar al corazón del sistema; recordemos que el imperialismo decidió empapelar la economía mundial, recordemos también que estamos siendo objeto de un ataque sistemático en todos los frentes, el bloqueo es financiero, comercial, económico, psicológico, mediático. Podríamos hablar de un ataque integral en el concepto de: una misma causa, múltiples efectos. Si el imperio ha sido capaz de empapelar la economía mundial, si el imperio ha sido capaz de convertir la droga en un mecanismo para supervivencia de su modelo. ¿Es acaso una locura pensar que estén financiado una nueva modalidad de paro a puertas abiertas? Indudablemente que no es una locura, es algo posible que en los análisis de las autoridades y del pueblo revolucionario debe estar presente. Es posible que las mafias financien a los comerciantes, los más representativos suponemos, para que se arriesguen a no vender en meses pero crear una sensación de "caos absoluto". Estos comerciantes que sin importarle si venden o no venden deberían saber algo y las autoridades en sus estudios situacionales deberían pasearse por elementos novedosos y analizar la forma rara en que muta la guerra económica en Venezuela. La dirigencia política y los líderes de la revolución también están llamados a pasearse por todo esto. La Ley de Precios Acordados aprobada por la ANC es una respuesta correcta, no obstante, la aplicación de la misma y la claridad en la batalla es vital... recordemos que en el concepto zamorano quien termina seleccionando el punto de batalla tiene el 80% de la misma ganada, no nos olvidemos de eso. ¡Chávez vive!