Cada vez que los gobiernos de Chávez y Maduro deciden aumentos de salario, Fedecámaras, Consecomercio y Fedeindustria en unión empresarial, encabezan las protestas por la decisión oficial. No preciso explicar el contrasentido de sus argumentaciones, pero son tan apresuradas que dejan ver a leguas, una indisimulada tónica clasista antiobrera, totalmente contraria al espíritu del cual se jactan, al decir que son empleadores "independientes", encargados de producir y dar confianza a su personal, bajo las normas presuntamente correctísimas de la empresa privada.
En realidad ha quedado descubierta su falsa moral, más lejos que nunca en sus acostumbradas alianzas impúdicas, antes con la adecopeyanquicracia y luego con funcionarios venales de administraciones socialistas electas, a las cuales sectores empresariales luchan por derrocarlas ilegalmente. Emprestafadores, piden dólares para sus negocios, y firman contratos de obras y servicios con el gobierno, desparramando comisiones para acceder a pingües ganancias, a cuenta del erario. Coaligados con instituciones del Estado venezolano colaboran con la oposición y la violencia, y así evidencian su total falta de ética.
Disimulócratas del mercantilismo capitalista salvaje, pugnan por imponer un Presidente salido de las malignas filas de sus capitanes de industria, con apoyo de gigantescas empresas. Convencen a algunos incautos, que por ser la empresa privada si saben administrar…, ocultando que en contubernio con dirigentes de la oposición dan fe de una conducta corrupta, expuesta en aquella frase de Cantinflas "vamos a tratarnos como caballeros, o como lo que somos…". Hasta cuándo serán perdonados por la sociedad, estos fariseos de doble moral, que deberían estar presos por emprestafadores hambreadores.