Presidente Maduro: soy un viejo que rebasó los 80 años. Soy, igualmente, revolucionario de antaño. Pertenezco al movimiento militar rebelde conocido como “El Porteñazo”, el cual cumplió el 2 de junio 56 años. He militado toda mi vida en la izquierda y he luchado por este proceso, y lo seguiré haciendo… Pero estoy enfermo. Mi mal ha hecho metástasis en mis huesos. Y usted dirá, aja, y qué tengo yo que ver con eso. Tal vez ni lo piense. Pero podría ser porque usted es el Presidente de todos los venezolanos, y usted no puede estar en todo. Eso también lo sè.
¿A qué se debe mi mensaje quejoso? Se debe a que ya no puedo costear mis medicamentos. Fíjese en esta perla: hace tres días mi esposa me compró una inyección destinada a desinflamar mi estructura ósea. Costo: 900 mil bolívares cada ampolla. Hoy va a comprar el resto para completar el tratamiento y ¿sabe qué? Le subieron el precio alrededor de los cuatro millones cada una. Nos dieron un parado en seco. Mi esposa y yo vivimos de nuestras pensiones. Para que tenga una idea: mi pensión por la CVG es de 2 millones y un piquito. O sea, lo justo para pagar el costo de una hamburguesa, sin refresco.
Usted me dirá que es culpa de la guerra económica. Tal vez sea cierto. Pero, dígame qué hago. Usted es el Presidente del país. Lo es también del PSUV. Por algo debe ser. No es cualquier cosa ser presidente de la República, y el mandamás del partido de gobierno. El más grande y poderoso partido de Venezuela y de América Latina.
Hombres como yo, enfermos y revolucionarios, esperamos que nuestro guía, nuestro líder, haga algo por nosotros y nosotras. Ojo, no pretendo que me regale esto o aquello. Que me ofrezca medicamentos a través de un número telefónico, instalado en Miraflores. No, no quiero eso. Sería más de lo mismo.
¿Sabe que quiero? Que arregle este despelote que persiste en la economía. Esta distorsión malsana que nos está sepultando vivos. Que se meta en cintura esta espiral inflacionaria que, inducida o no, nos lleva al matadero. Yo no soy economista ni experto petrolero, ni esto ni lo otro, sólo soy un humilde periodista, y militar de la reserva activa, que clama por una pronta solución a esta insoportable crisis. Cada quien está haciendo lo que le da la gana. Me refiero a los comerciantes y empresarios. Diariamente cambian los precios entre el quinientos y el mil por ciento. De un día para otro, señor Presidente. ¿Cómo lo ve usted?
AGREGADO:
No puedo costearme mis medicamentos, pero tampoco me alcanza el dinero para comprar alimentos. Cada dos meses aproximadamente recibo una caja CLAP. Me ayuda, pero hasta allí no más. Por cierto, lo felicito por la liberación de algunos presos. Lo celebro. Yo estuve cinco años entre el Cuartel San Carlos y la isla del Burro. Eso es desesperante. Pero arreglé la economía. Cambie el modelo si fuera necesario. El pueblo chavista y no chavista se lo va a agradecer. Acelere el cambio de su gabinete. Esos ministros están cansados y cansones.